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Sáb. Jun 1st, 2024
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En septiembre recordamos que Dios no nos habla solo a través de la creación, sino particular y especialmente por medio de Su Palabra escrita.

Es a través de la lectura de la Biblia, que podemos conocer a Jesucristo quien dijo “Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida”, y así vivir vidas centradas en Su Palabra.

Durante todo el mes de setiembre la Iglesia celebra el Mes de la Biblia con la intención de que, en todas las comunidades cristianas, se desarrollen algunas actividades que permitan a los fieles acercarse mejor y con más provecho a la Palabra de Dios, contenida en las Sagradas Escrituras.

La palabra de Dios se configura como alimento espiritual para la vida de todo Cristiano. Los mensajes, parábolas y vivencias contenidas en la Biblia nos permiten entender y comprender la gran obra de salvación de Jesucristo.

La Biblia es alimento de la vida espiritual, y todos los cristianos deben tener un fácil acceso a la Sagrada Escritura. Desconocerla, es desconocer a Jesús. En cambio, quienes la disfrutan, adquieren la mente de Cristo.

El día de la Biblia el 4 domingo de septiembre, que sería este año el 24 de setiembre. 

Como recordación de el mes de la Biblia, la Sociedad Bíblica Paraguaya entregó como obsequio una biblia a cada integrante del Congreso Nacional (Diputados y Senadores).

¿POR QUÉ SE RECUERDA SEPTIEMBRE COMO «EL MES DE LA BIBLIA»?

Es porque el 28 de septiembre de 1569, el pueblo hispano tuvo por primera vez la Biblia completa en su idioma, traducida desde las lenguas originales (hebreo, arameo y griego).

Esta monumental obra fue realizada por Casiodoro de Reina, ex monje católico convertido a la verdadera fe de Jesucristo. Trabajo que le costó 12 años de labor, en medio de grandes persecuciones por parte de la Inquisición española.

A esta traducción de la Biblia se la llamó «La Biblia del Oso», ya que en la portada aparecía un oso comiendo miel.

Septiembre mes de la Biblia, por el  pastor Samuel Jensen

Septiembre es un mes donde todos los creyentes deberíamos celebrar con alabanzas, programas especiales y una ofrenda de esfuerzo congregacional para una mejor promoción de la Biblia.

Es un enorme privilegio conocer y dar a conocer a otros esta gran revelación que Dios ha dejado para que todo aquel que tenga hambre de conocer la Verdad del Autor Divino (y todo ser humano con la imagen divina que posee la tiene) encuentre el camino hacia Él y lo disfrute (Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6).

Por eso se siguen haciendo traducciones a los más posibles idiomas, para que esta grandiosa comunicación divina pueda “correr” por todos los caminos del mundo en los que transite la humanidad. Que la grandeza del Señor corra y llegue pronto a todas partes: “Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros” 2da. Tesalonicenses 3:1; “(…) para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” Juan 3:16.

San Mateo en los capítulos del 5 al 7 nos habla de la naturaleza del Reino de los Cielos y de quienes son sus ciudadanos, y en el capítulo 13 del mismo evangelio hay un sermón en forma de siete parábolas que se refieren a esta verdad: “Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas” Mateo 6:33 (“Lo más importante es que reconozcan a Dios como único rey, y que hagan lo que Él les pide. Dios les dará a su tiempo todo lo que necesiten” Versión TLA)

Le recuerdo las parábolas del Tesoro Escondido y el de la Perla de Gran Valor: “Además, el reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en un campo, el cual un hombre halla, y lo esconde de nuevo; y gozoso por ello va y vende todo lo que tiene, y compra aquel campo.” Mateo 13:44. O la siguiente: “También el reino de los cielos es semejante a un mercader que busca buenas perlas, que habiendo hallado una perla preciosa, fue y vendió todo lo que tenía, y la compró.” Mateo 13:44-45.

Sí usted es lector de esta revista supongo que ya tiene en sus manos el tesoro del perdón y la vida nueva que consiguió Cristo para usted; y que, usando la verdad de la ilustración anterior, por medio de creer el mensaje de Dios, puso su fe para recibir gratuitamente lo más valioso para su felicidad eterna. Estoy enfatizando esta gran y única verdad para quien lea este escrito y sea todavía inconverso o religioso por tradición o, como muchos “nacido y criado en familia evangélica”, pero sin haber nacido con Cristo.

Además, en este último tiempo, queriendo o sin querer, descuidamos la lectura y estudio bíblico por los muchos afanes de la vida, por estar siempre ocupados y entusiasmados por los últimos adelantos tecnológicos como Facebook, internet, tablets, celulares cada vez más novedosos, etcétera.

He comprobado que en varias congregaciones hay ignorancia bíblica entre sus miembros, hay hambre y deseos de muchas cosas que no constituyen en sí mismas pecado, pero se ha perdido el interés y hambre de lo que Dios ha querido comunicar.

Teóricamente puedo conocer verdades bíblicas, pero pocas veces comprobamos que la Palabra es efectiva porque hemos descuidado estar viviendo llenos del Espíritu Santo: “No apaguéis al Espíritu.” 1ra. Tesalonicenses 5:19 (Gálatas 3:16; 4:6-5, 14, 25; Romanos 8:5-26; Santiago 4:5; Efesios 5:18 y muchos más).

Quiero terminar este recordatorio, que me ha servido a mí también, compartiéndolo contigo, mi hermano y hermana, unos pocos versículos que me trajo a la mente cuando le pedí al Señor qué escribir. ESCUDRIÑAR fue la palabra clave. Escudriñar es buscar, examinar y averiguar atentamente las riquezas que Dios tiene para los que le buscamos: “Escudriñad las Escritura (…) en ellas tenéis la vida eterna” Juan 5:39; “El espíritu que Dios le ha dado al hombre es luz que alumbra y escudriña lo más profundo de ser” Proverbios 20:27 (Versión TLA).

Nos está recordando que tenemos conciencia y ella nos amonesta a que “Escudriñemos nuestros caminos, y busquemos, y volvámonos a Jehová” Lamentaciones 3:40; “(…) porque mi palabra no halla cabida en vosotros” Juan 8:37. Jeremías 11:20 dice: ”Pero, oh Jehová de los ejércitos, que juzgas con justicia, que escudriñas la mente y el corazón”. Y el Señor responde: “Yo Jehová, que escudriño la mente, que pruebo el corazón, para dar a cada uno según su camino, según el fruto de sus obras.” Jeremías 17:10.

Juan nos comenta que algunos no habían entendido las Escrituras: “Porque aún no habían entendido la Escritura, que era necesario que él resucitase de los muertos.” Juan 20:9. Y sí a veces somos nosotros quienes no entendemos, debemos recordar cuando Lucas dice de sus dos seguidores que fue el Señor mismo quien les permitió comprender: “Entonces les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras” Lucas 24:45.

Hay ocasiones cuando nosotros podemos estar “(…) invalidando la palabra de Dios con nuestra tradición que hemos transmitido” Marcos 7:13. “Porque las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza.” Romanos 15:4.
En el Antiguo Testamento el Señor exhortaba diciendo: “Por tanto, pondréis estas mis palabras en vuestro corazón y en vuestra alma, y las ataréis como señal en vuestra mano, y serán por frontales entre vuestros ojos.” Deuteronomio 11:18.

Aquí hay otra gran verdad: “La exposición de tus palabras alumbra; Hace entender a los simples.“ Salmos 119:130. Por eso San Pablo recomendó estar “asidos de la palabra de vida” Filipenses 2:16, y que “La palabra de Cristo more en abundancia en vosotros (…)” Colosenses 3:16.

¿Se recuerda de los hermanos que recibieron la Palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras? (Hechos 17:11). Nunca olvidemos: “Porque la palabra de Dios tiene vida y poder (eficacia). Es más cortante que cualquier espada de dos filos, y penetre hasta lo más profundo del alma y el espíritu, hasta lo más íntimo de la persona; y somete a juicio los pensamientos y las intenciones del corazón. Nada de lo que Díos ha creado puede esconderse de Él; todo está claramente expuesto ante aquel a quien tenemos que rendir cuentas” Hebreos 4:12-13.

Tome muy en cuenta la profecía de Amós “He aquí vienen días, dice Jehová el Señor, en los cuales enviaré hambre a la tierra, no hambre de pan, ni sed de agua, sino de oír la palabra de Jehová. E irán errantes de mar a mar; desde el norte hasta el oriente discurrirán buscando palabra de Jehová, y no la hallarán.” Amós 8:11-12.

Espero que esta simple reflexión les haya servido para despertar inquietud por conocer mejor la Palabra de Dios. Disfrute de estas porciones bíblicas: 1ra. Pedro 1:1-12; 2da. Pedro 2:1-3, 9, 10; Hebreos 2:1-4; 6:1-3.


 

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Por Redacción Central

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