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Lun. Nov 4th, 2024
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Consciente de la gran popularidad de sus canciones que habitan en nuestros hogares especialmente en diciembre, como el pesebre y el arbolito, Alma María Vaesken, la voz de Los Tres Sudamericanos, deshilvana, desde Madrid, recuerdos y anécdotas de sus viejos éxitos (con Johnny Torales y Casto Darío Martínez) que permanecen indelebles en la memoria de los paraguayos. Afirma que el artista se debe a todos y que es injusto que sean militantes políticos.

 

Entrevista de ABC Color

–¿A qué se dedica hoy Alma María?

 

–Mucha gente en Paraguay no sabe que Los Tres Sudamericanos continuamos cantando, como siempre, a tantos años que salimos de nuestro país…

 

–¿Cuándo se fueron?

 

–En el 62 salimos definitivamente. Yo estaba recién casadita… Le voy a contar. No le voy a decir la edad que tenía. Formamos el grupo y yo era menor de edad. Nos contrató la CBS de Argentina en el 59-60. Se llamaba Columbia en esa época. No podía irme de viaje por ahí sin mi mamá. Mi mamá ya no podía acompañarnos porque estaban mis demás hermanos a los que tenía que cuidar y me casé en 1960.

 

–¿Cómo fue el nombre de Los Tres Sudamericanos?

 

–Como nos pidieron cantar música sudamericana, mamá fue la que dijo: “¿Por qué no se llaman Los Tres Sudamericanos?”.

 

–¿Cuál fue el primer LP?

 

–El disco folclórico, música variada de todos los países de Sudamérica, (más Pájaro Campana, Naranjerita, El Mensú, Mombyry Guivé, Pájaro Chovy)… No me acuerdo más…

 

–¿Cuál fue la reacción?

 

–Muy mala entre los folcloristas paraguayos, porque nuestro ritmo tenía unos giros modernos, no tradicionales. “Es una porquería”, decían. Pero bueno…

 

–Se equivocaron…

 

–Creo que fue una suerte que hayamos gustado tanto.

 

–¿Usted es soprano?

 

–A mí nunca me gustó ser cantante lírica. No pegaba para la música que hacíamos…

 

–En “Virgencita de Caacupé” usted canta el “Ave María” y Johnny Torales recita…

 

–Sí, él recita: “Oh, Virgencita de Caacupé. Tú q ue eres buena, oye mis ruegos, vengo a pedirte que tus perdones y tus milagros lleguen a mí… Un día quisieron llevarte muy lejos y en un milagro dijiste tové…” (canta, sonríe). En la iglesia San Miguel Arcángel (22 de Setiembre y Manuel Domínguez) yo cantaba el “Ave María” en los casamientos, pero no como una soprano.

 

–¿Usted era del barrio?

 

–Vivía enfrente de la iglesia, sobre 22 de Setiembre, el día de mi cumpleaños, además. Yo cantaba con mi voz y eso es lo que gustaba a la gente…

 

–El toque diferente de “Virgencita de Caacupé” nunca fue igualado, “Yo no sé por qué” se canta en los casamientos. La música de ustedes está presente como el pesebre y el arbolito, ¿qué reacción le produce?

 

–Qué hermosos recuerdos, qué nostalgia me trae… Es el mayor orgullo… Es algo único que a uno lo recuerden de por vida. Ahora, como estamos tan lejos, no podemos escuchar tanto como ustedes. Solo a través del Facebook me pongo en contacto con mi familia, con los amigos…

 

–“Navidad” de Los Tres Sudamericanos viene hasta en las canastas…

 

–La CBS es la que nos pidió que grabáramos un disco de Navidad, allá a mediados de los sesenta. Ya no recuerdo de memoria los años ni los discos. Grabábamos cada tres o cuatro meses. Nosotros decíamos: “ya es suficiente, queremos descansar…”, y los productores nos decían: “no, no, no: ustedes no se mueven de aquí…”. Nos dicen que hoy siguen regrabando nuestros discos y no recibimos más nada por eso.

 

–No ganan…

 

–No, porque nos hacen trampa. Desde España no podemos controlar. Pero ya les pusimos demandas. Es lo de menos, porque finalmente para nosotros es más importante que nos escuchen…

 

–Sin duda, es la voz de Alma María la que le da el sello…

 

–Un locutor decía: “…porque la voz de esta niña tiene la categoría y la personalidad…”. Yo me mataba de la risa (se ríe). “Estos tipos están todos mareados y locos”, yo decía. No podía dimensionar que llegáramos tan rápido cuando a otros artistas les cuestan años y penurias. Nosotros actuábamos en la mejor hora en radio El Mundo, radio Splendid, radio Belgrano. La gente se agolpaba para ir a vernos…

 

–Eso dicen que pasa con los exitosos, que la fama les impide disfrutar de su dinero…

 

–Bueno, en esa época nos pagaban de maravilla, todo lo que usted se pueda imaginar, pero nunca pensamos en el dinero en ese momento. Había tantos compromisos…

 

–¿Cómo fueron a parar a España?

 

–Como le dije, todo fue muy rápido. Fue a vernos al Teatro Maipo un empresario español de una discográfica. Fue a nuestro camerino y enseguida nos contrató. En el 62 ya estábamos en España, contratados por tres meses. Después fueron otros tres meses y así, hasta hoy…

 

–¿Qué tipo de música gustaba en España?

 

–Nos pidieron cumbia, adaptada al estilo europeo. Es así que tuvimos mucho éxito con “Cartagenera”, “Me lo dijo Pérez”, “Culpa de Tamarindo”, “Guantanamera”, “El vuelo 502”. Grabamos “La felicidad ja, ja”, “La chevecha” y una infinidad de canciones que se escuchan hasta hoy. En el 83 se marchó Darío. No quería seguir en el grupo. Teníamos un pub que fundamos en el 80, La Viguela. Siempre estaba lleno. Lo dejamos por no poder atender..

 

–Ahí estuvo el presidente (Andrés) Rodríguez…

 

–Fueron varios presidentes. Cuando se fue el presidente Rodríguez quedamos muy sorprendidos. Mi primo Paté (Alexis Frutos Vaesken), que era ministro de Relaciones Exteriores, no me dijo nada. Fue una sorpresa muy grata…

 

–¿Es cierto que hacían competencia a Los Cinco Latinos?

 

–Noo, ninguna competencia. Cuando nosotros estábamos en Buenos Aires ellos ya estaban en Europa. Lo q ue decían en la discográfica era que ellos tardaban para grabar. Nosotros sacábamos discos en dos patadas porque nos entendíamos perfectamente…

 

–Además ellos eran cinco…

 

–Sí, pero allí mandaba uno, el marido de Estela (Raval). Nunca nos consideramos en competencia con nadie. Estaban los TNT, los Mackie Macs y esos grupos argentinos famosos, cada uno con su estilo. Bueno, ellos ya no están y nosotros sí estamos todavía…

 

–¿De cuáles canciones se acuerda más, de las que le vienen a la mente?

 

–“Jingle Bells”, “Me lo dijo Pérez”, “Navidad Blanca”, la “Chica de Ipanema”, “Quiero besar tus manos”, “Ensueño de un claro lunar”, “Por el caminito”, “Pájaro Chovy”, “Navidad de flor de coco, Navidad del Paraguay” (tararea)…

 

–Quedó como un sello de ustedes…

 

–Nadie antes había grabado “Navidad del Paraguay”. Mercedes Jané hizo la letra, Morábito la música. Estaba fresquita. En el LP le agregamos “Din din, don”, “Rodolfo el reno de la roja nariz”, “Dos trocitos de madera”…

 

–¿Llegaron a tener problemas políticos con la música?

 

–Nunca. Stroessner era un fans nuestro. Cuando volvimos la primera vez de la Argentina, nos invitó a desayunar con él a las siete de la mañana en el Palacio de Gobierno. Luego nos hizo actuar para él, sus ministros, los embajadores, en un centro cultural que no me acuerdo cómo se llamaba. Tenemos fotos de eso. En España llegamos a actuar para Franco, para su mujer, para los comunistas, en Portugal también. Yo pienso que el artista no puede pertenecer a un partido. El artista es de todos. Debe ser de todos…

 

–Desgraciadamente muchas veces las coyunturas políticas también afectan a los artistas…

 

–Eso depende de cada artista. Nosotros nunca tuvimos problemas. A todos les gusta nuestra música. No podemos ser tan injustos y decir que somos de tal o cual preferencia política. Nunca hablamos de política en homenaje a la gente que nos quiere…

 

–No todos tienen el éxito de ustedes…

 

–No sé. No le puedo decir. Le repito, nosotros tuvimos seguramente una gran suerte que no necesitamos nunca hacer política a favor ni en contra de nadie.

 

–¿Cómo se conocieron con Johnny Torales?

 

–Yo era del colegio María Auxiliadora, ex alumna salesiana. Estaba como interna porque mis padres viajaban mucho.

 

– ¿Qué hacía su padre?

 

–Mi papá, Arsenio Augusto Vaesken, era uno de los dueños de la Azucarera Guarambaré, fundada por mi abuelo, que era francés. Papá fue héroe de la Guerra del Chaco… Como le decía, Johnny vino un domingo con un vecino amigo. Era cantante de baladas y boleros muy conocido. Le decían “La voz de oro de Asunción”. En la radio estaba siempre cantando y siempre salía en la revista “Fa-re-mi”…

 

–¿Y con Casto Darío?

 

–Éramos amigos de infancia.

 

–¿Johnny fue a contratarla?

 

–No. Mi amigo, que era íntimo de Johnny, sabía que me gustaban sus canciones y lo trajo para presentarme. Ni sabía que yo cantaba. Ahí me conoció porque yo toqué el piano y canté.

 

–¿Qué le cantó?

 

–“Reloj no marques las horas…”, de Lucho Gatica. Me dijo: “Qué bien canta usted, señorita…”. Desde entonces no dejó de venir. Armábamos una musiqueada. Mi mamá (María Ruiz Portaluppi) servía el cafecito y era ella la que insistía: “¿Por qué no graban algo? Johnny, vos tenés amigos en la radio…”, “¿Por qué no graban ‘Virgencita de Caacupé’, esa tienen que grabar”, decía. Ella era muy devota. Darío y Johnny dijeron: “Vamos a hacer un disco simple”. Eligieron “Estas son las mañanitas” y “Nochecita enamorada”, un bolero. Un directivo de la CBS Argentina que estaba por Asunción también escuchó, preguntó en la radio y nos buscó. Se puso en contacto con Johnny, porque él ya grabó en Baires un disco con Lucio Milena.

 

holazar@abc.com.py


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