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Lun. Nov 4th, 2024
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Con la llegada de la variante delta del COVID-19, también llegan las dudas sobre si es necesario obtener un refuerzo de otras vacunas, o si una sola dosis es suficiente para combatir este virus, sin embargo la ciencia responde a esto, dejando en claro que por ahora, son seguras, funcionan y que es mejor no mezclarlas. 

 

 

                                                 John Locher/AP

Una mutación más contagiosa y agresiva del COVID-19, conocida como variante delta, se está propagando por todo el mundo, incluido Estados Unidos, donde ya es la versión dominante del coronavirus, según los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés).

Las tres vacunas aprobadas en Estados Unidos protegen contra esta cepa del virus, según han demostrado estudios científicos y han insistido las autoridades federales. Sin embargo, en el caso de las vacunas de Pfizer y Moderna, son necesarias las dos dosis para contar con esa inmunidad. 

La de Johnson & Johnson sólo precisa de una dosis, pero eso ha generado una nueva discusión: si hiciera falta otra dosis en los próximos meses para reforzar la inmunidad, ¿podrían aquellos vacunados con Johnson & Johnson recibir una dosis de Pfizer o Moderna?

Aunque algunos expertos recomiendan buscar un refuerzo, las autoridades federales de salud mantienen su lineamiento de no combinar vacunas.

Los Institutos Nacionales de Salud (NIH) comenzaron en junio un estudio para determinar si la mezcla de distintas vacunas del COVID-19 es segura y si pueden prolongar la inmunidad y proteger mejor a las personas de las variantes del virus. 

En el estudio participarán 150 personas completamente vacunadas con Pfizer, Moderna o Johnson & Johnson, que recibirán un refuerzo todos ellos de la vacuna de Moderna. Los primeros resultados de la investigación se esperan para el final del verano, informaron los NIH. 

“Aunque las vacunas autorizadas  actualmente por la Administración de Drogas y Alimentos [FDA, por sus siglas en inglés] ofrecen una sólida protección contra el COVID-19, debemos prepararnos para la posibilidad de necesitar inyecciones de refuerzo para contrarrestar la inmunidad en declive y mantener el ritmo de un virus en evolución”, advirtió Anthony Fauci, director del Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas. 

En días recientes, algunos profesionales de la salud que recibieron la vacuna de Johnson & Jonhson hicieron pública su decisión de buscar un refuerzo de otra vacuna. Una de esas personas es Angela Rasmussen, viróloga del Centro de Ciencias y Seguridad de la Salud Global de la Universidad de Georgetown. 

“Sabemos que el régimen de dosis única de Johnson & Johnson es altamente protector contra la enfermedad grave, pero no tanto contra la enfermedad sintomática como el ARN mensajero [base de las vacunas de Pfizer y Moderna], lo que significa que es menos protector contra la infección”, escribió Rasmussen el 22 de junio para explicar por qué buscó un refuerzo de la vacuna de Pfizer en Canadá, donde vive. 

Su decisión necesita sin embargo contexto. Cuando ella hizo su anuncio no estaba clara la efectividad de la vacuna de Johnson & Johnson contra la variante delta. Los datos publicados el 1 de julio por su fabricante señalan que la vacuna sí tiene un alto nivel de protección contra esta cepa y la inmunidad puede durar al menos 8 meses. 

“El estudio aún no se ha publicado y los científicos aún no han visto estos datos para poder evaluar esta afirmación. Pero por ahora tenemos esperanza”, explicó la epidemióloga Sandra Albrecht, profesora de la Universidad de Columbia en Nueva York.

Los expertos estiman que la variante delta, detectada por primera vez en la India, es entre 40% y 60% más contagiosa que el resto. Fauci la califica como “la mayor amenaza” para eliminar el COVID-19 en Estados Unidos.

Un reciente estudio publicado en la prestigiosa revista médica The Lancet examinó el impacto de la variante delta en Escocia, donde se ha convertido en la cepa dominante. Los investigadores hallaron que el riesgo de hospitalización por COVID-19 se duplicó entre los pacientes contagiados con esa cepa, en comparación con aquellos infectados con la variante alfa.

Pese a los resultados positivos de la vacuna de Johnson & Johnson frente a la variante delta, su efectividad para prevenir el COVID-19 sigue siendo ligeramente menor que las de Pfizer y Moderna. Los ensayos clínicos para su aprobación en Estados Unidos muestran un 72% de eficacia, aunque en América Latina y África del Sur la cifra fue más baja (66% y 57% respectivamente). 

La efectividad de Pfizer y Moderna para prevenir la enfermedad sintomática es de 95% y 94% respectivamente, según sus ensayos clínicos.

No obstante, los expertos siguen recomendando a quienes recibieron la inyección de Johnson & Johnson que sigan el criterio de las autoridades federales antes de buscar un refuerzo de una vacuna de ARN mensajero (ARNm). “Si la FDA y los CDC aprueban un cambio en la política, me parece completamente apropiado considerar su uso como un refuerzo para Johnson & Johnson”, dijo John Moore, profesor de microbiología e inmunología del Weill Cornell Medical College de Nueva York, a la web de verificación Politifact.

Hasta ahora se sigue evaluando la eficacia y seguridad de combinar vacunas, pero los estudios aún son pequeños, así que por ahora los expertos recomiendan no mezclar vacunas y esperar que se obtenga más información detallada. 

 


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