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Dom. Jul 7th, 2024
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Joaquín F. Monserrate, alto funcionario del Departamento de Estado de Estados Unidos para los países andinos, estuvo de visita en Bolivia como parte de su gira “de familiarización” con las oficinas diplomáticas de los países de la subregión. Cuenta que hace 30 años recorrió Bolivia como turista, pero que esta vez sostuvo reuniones con sectores para adentrarse aún más en la realidad nacional.

Ésta es la charla que el director de la Oficina de Asuntos del Hemisferio Occidental, Asuntos Andinos, sostuvo con Página Siete en La Paz.

¿Tuvo contactos con la gente del Gobierno o de la Cancillería?

No, en esta visita no.

¿No los buscó o no se los quisieron dar?

Sí, los busqué, tratamos de hacerlo, no se dio desafortunadamente. Afortunadamente, la embajada tiene oportunidad de verlos más a menudo por estar aquí y en mi próxima visita trataremos de que pase.

Arce anunció que no asistirá a la Cumbre de las Américas porque considera que deberían estar invitados todos, en alusión a Cuba, Venezuela y Nicaragua. ¿Qué opina al respecto?

Yo sí vi que Bolivia va a tener representación en algunos eventos de la sociedad civil, de la juventud, del sector privado; es una cumbre de países, no sólo una cumbre de líderes. Es importante que todas las voces del hemisferio estén presentes y eso sí te garantizo que todas las voces del hemisferio van a estar presentes, incluso las voces de Cuba, Nicaragua y Venezuela. Si el presidente Arce va o no va, ésa es su decisión y se la respetamos muchísimo; sí te digo que me encantaría que fuera, me encantaría que se viera con el presidente Biden. Creo que sería una gran oportunidad para Bolivia entrar a estos temas como la salud, recuperación de la economía y de la normalidad después del covid, temas climáticos, temas de prosperidad económica para una economía inclusiva, así que creo que sería una gran oportunidad para el presidente Arce y su equipo que fueran a Washington; todavía tienen tiempo para llegar, allí les guardaremos su silla (la cumbre se desarrollará esta semana, entre el 6 y el 10 de junio).

Dice que van a estar todas las voces, pero ¿qué voces, las voces opositoras a los gobiernos?

Las voces que silencian en Cuba, Nicaragua y Venezuela; las voces que no les permiten expresarse en esos países; ciudadanos, sector privado, jóvenes, sociedad civil. En la cumbre de Canadá, hace unos años, por consenso general nos comprometimos a la Carta Interamericana de la Democracia; en muchas ocasiones hemos tomado decisiones en torno a los países que no son democráticos, que afortunadamente son una minoría. Un régimen que se ha impuesto sobre la decisión popular, que no está ahí porque lo ha elegido el pueblo, no tienen razón para estar ahí.

¿El hecho de que no inviten a los presidentes no polariza más la situación en la región?

Yo creo que la región está muy unida en torno a la su convicción por la democracia. Bolivia es uno de esos países que está comprometido con la democracia. Bolivia es un país democrático, como Estados Unidos; como la gran mayoría de los países del hemisferio tenemos un consenso democrático, comprometidos con proteger a las poblaciones vulnerables, a las minorías. No quiero sobreenfatizar la polarización, pero, los que están fuera del consenso hemisférico son estos tres países que desafortunadamente han tomado este camino antidemocrático y que, de acuerdo a nuestros principios y compromisos hemisféricos, han roto con el consenso hemisférico sobre la democracia.

¿Usted cree que todos esos valores democráticos se respetan en Bolivia?

No hay democracia perfecta, eso lo hemos demostrado nosotros. La democracia es como tener un carrito viejo, tienes que estar siempre metido dentro del motor para arreglarlo, si no, te deja a pie. Bolivia es un país democrático, con un gobierno electo por el pueblo, con una oposición, con una prensa libre, con un sector privado, con una sociedad civil extremadamente activa, con diferencias de opiniones como en todos los países.

Y si Bolivia y Estados Unidos coinciden tanto en esos valores democráticos, ¿por qué hasta ahora no regularizan sus relaciones a nivel de embajadores?

Nada me encantaría más. Creo que ésta es una oportunidad perfecta para retomar el diálogo pleno y quitar cualquier tipo de límite a nuestras relaciones. Puede haber diferencias, nosotros tenemos diferencias con nuestros mejores aliados, eso es parte normal de una relación democrática entre países soberanos y que se respetan mutuamente. A mí nada me gustaría más que tener unas relaciones totalmente plenas y sin límites con Bolivia.

¿Cuáles son esas diferencias?

Una diferencia que nos ha chocado un poquito, la posición que ha tomado Bolivia en torno a la invasión y a la violación de la soberanía de Ucrania. Eso nos choca un poquito, porque Bolivia es un país que respeta la soberanía de los países, que se opone al imperialismo al igual que nosotros, es un tema que a nosotros nos gustaría discutir. Si Bolivia tiene reparos sobre la inclusión de Nicaragua, Cuba y Venezuela ése es un tema que debería traerlo a la cumbre; nos encantaría sentarnos con el presidente Arce a escucharlo, al igual que cualquier tipo de diferencias grandes o pequeñas o coincidencias en torno a todos los temas que tenemos en común que son muchísimos.

Bolivia ha votado en coincidencia con regímenes autoritarios y en algún caso no sólo se ha abstenido, sino que ha votado junto con Rusia. ¿Eso no disminuye sus credenciales democráticas en el mundo?

Eso es lo que me hace querer hablar más con el Gobierno de Bolivia, para que nos expliquen esa posición. Nos tomó por sorpresa, porque se espera de un régimen dictatorial como el de Ortega, Maduro, pero Bolivia no es eso, el presidente Arce fue democráticamente electo, tiene una oposición, está apegado y comprometido con el sistema democrático, es antiimperialista. Cómo puede apoyar designios imperialistas de Rusia hacia países independientes, eso me encantaría hablarlo…

Es que él identifica a EEUU como el imperio.

Es que nosotros somos antiimperialistas, nosotros no tenemos colonia ni imperio. Nosotros lo que queremos es el respeto mutuo, una relación basada en el respeto mutuo, basada en compromisos con la gobernabilidad democrática, que la tenemos, un socio comercial donde los dos se beneficien, intercambios académicos, culturales, familiares; eso es lo que buscamos, tener países socios con los cuales compartamos todos esos valores que ya compartimos.

¿Usted ve diferencias entre el gobierno de Evo Morales y el de Luis Arce, tomando en cuenta que Evo expulsó a la DEA, a Usaid, rompió relaciones a nivel de embajadores?

Bajo todas las administraciones hemos tenido vínculos muy estrechos entre pueblos, sector privado, culturales, académicos entre los dos países, eso nunca ha cambiado. Ese tipo de vínculos existió durante el gobierno de Evo Morales, durante el gobierno de la presidenta Añez y existe durante el gobierno del presidente Arce y van a seguir existiendo porque son vínculos que trascienden la política.

Otro punto de la relación bilateral es la lucha contra el narcotráfico. EEUU pide la extradición del coronel Dávila, ¿qué tiene EEUU en su contra?

En el narcotráfico coincidimos también porque el presidente Biden y el presidente Arce están comprometidos en combatir el narcotráfico. En torno a extradiciones, nosotros tenemos una separación total de los procesos judiciales, para que el sector político no tome cartas sobre los procesos judiciales; esos procesos a nosotros no nos consultan, no hay injerencia de decisiones políticas de ningún tipo.

Más allá del caso concreto, ¿cómo ve el tema de la lucha contra el narcotráfico en Bolivia? Últimamente se han conocido casos de policías involucrados.

Creo que es un reto para nosotros. Bolivia y EEUU tienen un compromiso en eliminar y combatir el narcotráfico, ése es el tipo de cosas que en otros países ayudamos a los sectores de ley a mejorar las capacidades investigativas, forenses. Yo sé que aquí las NNUU están ayudando a la Unidad de Investigaciones Financieras, que es muy importante, pero en un campo de relaciones expandidas con EEUU creo que eso es algo en lo que podríamos trabajar mucho muy a menudo, todo bajo el entendimiento del respeto mutuo y todo consensuado.

¿Cree que la DEA tiene mucho que colaborar en la lucha contra el narcotráfico en Bolivia?

Sin duda alguna. Las ramas del Gobierno de EEUU, la DEA sólo es una, pero todo el equipo está sumado a combatir la corrupción, el narcotráfico, así que todos formamos parte de eso.

Se lo pregunto porque la DEA sacó el informe que involucra a Dávila. ¿Tal vez si antes hubiera dado esa información, se hubieran evitado las andanzas de Dávila?

Creo que la expansión de relaciones te abre el campo a compartir todo tipo de información que puede ser de ayuda a Bolivia en el reto de combatir el narcotráfico y la corrupción. Creo que todo eso está sobre la mesa y nosotros tenemos la mejor intención de colaborar.

¿A través de qué organismos colaboran actualmente?

A través de Naciones Unidas, en los proyectos, no sólo en cuantificar la dimensión del problema, sino hablar con el Gobierno de Bolivia sobre cuáles son las maneras más eficaces y qué agencias del Gobierno se beneficiarían más de cooperación internacional para contrarrestar al narcotráfico, entiendo que una de ellas es la UIF.

Evo Morales dice que la DEA sigue trabajando con el Gobierno boliviano. ¿La DEA tiene un brazo en Bolivia?

No, la DEA no opera en Bolivia.

¿Cuál es la situación del exministro Murillo en EEUU?

No la conozco bien como para hablar del tema, pero sí es un tema que está bajo judicialización; en eso el Ejecutivo no se mete porque, de nuevo, el principio de respetar la independencia judicial es sacrosanto para EEUU.

¿Qué opina sobre la situación de la expresidenta Añez?

Siempre que un país procesa a un exmandatario es una cosa muy seria, lo digo por experiencia propia en EEUU. Las razones, el Gobierno de Bolivia es el que atiende eso, lo importante es que reciba el debido proceso de ley, asegurarse de que es un proceso extremadamente serio, que hay que ser extremadamente transparente, que hay que asegurarse de que haya respeto al debido proceso de ley, que no interfieran asuntos que no sean legales en eso. Eso para nosotros es importante y seguimos dando seguimiento al proceso.

¿Cree que esos principios están siendo respetados en el caso de la señora Añez o no?

El informe de Naciones Unidas sobre el sistema judicial en Bolivia hace unos señalamientos muy importantes que hay que atenderlos y hay que asegurarse que esas deficiencias que se señalan ahí no estén presentes en un proceso tan serio como es el de la expresidenta Añez.

Según los reportes que usted tiene, ¿en Bolivia hubo un golpe de Estado como señala el gobierno de Luis Arce?

Nosotros hemos seguido los informes que se han hecho por la OEA, por el grupo de expertos, y la conclusión de la OEA es que no hubo tal golpe, pues nosotros nos dejamos llevar por los informes de los expertos.

Si es que sigue el informe de la OEA, entonces ¿también cree que hubo un fraude en Bolivia?

Nosotros hemos seguido los informes de los expertos, creo que lo más importante es que hubo elecciones democráticas que sentaron a este Gobierno; creo que es hora de fijarnos más en los temas del presente y dejar ese capítulo a los historiadores y a los expertos.

De la premisa de si hubo o no hubo golpe depende la libertad de una expresidenta; usted dice que no hubo golpe, ¿eso quiere decir que la expresidenta está presa injustamente?

Ella tiene una serie de cargos a los que tiene que responder, y vamos a dejárselo al proceso judicial que decida si ella fue acusada correctamente o no. Esperamos que la judicatura boliviana haga justicia en ese caso, sea cual sea ese resultado.

¿Cómo ha visto el surgimiento de izquierdas más democráticas en la región, como la de Boric, o el triunfo de Petro en primera vuelta?

Las etiquetas importan mucho menos que nunca hoy en día. En nuestras primarias corrió un candidato socialista, eso no amedrenta a nadie hoy en día; nosotros tenemos excelentes relaciones con gobiernos de todo tipo de bandera, incluyendo en el hemisferio los que mencionaste; Perú es otro, y esperamos tener una excelente relación con quien sea electo en Colombia y creo que eso sería precisamente el futuro ideal del que deberíamos tener con el Gobierno de Bolivia.

¿Qué falta para que suceda?

Aquí está la mano extendida, la puerta abierta, en la mejor disposición de sentarnos y trazar un curso para un futuro basado en la prosperidad mutua, el respeto mutuo y las buenas relaciones.

Página Siete

 

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