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Sáb. Oct 5th, 2024
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mujer excitada
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Por si acaso, aquí unas técnicas, propias y compartidas, de masturbación con una o dos manos, sea al volante (aun cuando, estoy segura, la gran mayoría no las necesite) o en el cine, el teatro, el autobús, el avión. . .

Es decir, un lugar y/o una situación que requiera estar alerta: eso es muy importante, ya que la masturbación ajena como parte de la relajación propia NADA MÁS NO funciona. Ejemplos: previo dormir o, peor aún, al mirar la televisión mientras con la otra mano se sostiene el control remoto: esto suele ser una promesa rota, un fraude.

En la gran mayoría de ocasiones, el dueño de la mano que masturba pierde el ritmo, dormita, empieza a roncar, lo escuchamos roncar, la mano torpe, ida, inmóvil.

¿Moraleja? Más vale que el masturbador tenga un ojo al gato y otro al garabato, es decir, que una parte suya le pida estar ahí.

Hombres de coeficiente manual supremo, favor de obviar la lectura. Para el resto de mortales, ahí les van algunas maneras de tocar con gracia a la yaciente aun ávida de un tacto preciso que tienen a un lado:

masturbación
Young female making love to herselfOrange-Melody
  1. Ándate con rodeos. O sea, no tan sobres. Me explico: haz movimientos ligeros con las yemas de los dedos, acercándote al clítoris, aunque NO tocándolo (no es timbre), sino rodeándolo y deteniéndote en la parte superior del mismo.
  2. También me puedes estimular por dentro de la vagina, mientras me froto la base del clítoris. No te apures si separo y cierro las piernas alternadamente.
  3. Dos de tus dedos por encima del clítoris, haciendo movimientos de arriba hacia abajo. Mis piernas están abiertas. Levanto la pelvis, pero no me muevo demasiado.
  4. Uno de tus dedos me estimula. Otro se inserta. Tengo las piernas bien abiertas, pero sin moverme.
  5. Uno de tus dedos me estimulamientras insertas un vibrador: lo mueves, haces círculos con él.
  6. Ahora sí: házmelo directamente. Con tu dedo anular me estimulas y frotas. Puedes alternar movimientos duros y suaves, previo el orgasmo. Amerita que abra las abiertas. Siento espasmos en el torso y la espalda.
  7. Con una mano estimulas la parte superior del clítoris, con la otra abres la piel de la vagina, la penetras con tú o tus dedos.
  8. Solo dedos: la mano izquierda sostiene los labios exteriores, mientras los dedos central e índice acarician el clítoris hacia arriba, hacia abajo o con movimientos circulares.
  9. Probemos estimular con penetración vaginal alternada y ocasional. Mira: acaricias la piel superior del clítoris, alrededor del mismo, con movimientos rítmicos y ejerces presión para que yo alcance el orgasmo. Sobre todo en el arranque, el clítoris se estimula mucho mejor por encimita. Yo tendría que apretar el ano y concentrarme en alcanzar el orgasmo, pero, por si acaso, lo olvido, recuérdamelo suciamente. Y entonces méteme un dedo en la vagina. O más de uno. Y después chúpatelos. Y pídeme que lama mis pezones.
  10. También puedes hacerlo sin tanto rollo: frotar el clítoris y luego, luego insertar tus dedos (u otra cosa) en mi vagina. Hay vibradores súper discretos para tenerlos en la guantera.
  11. Esta es mera digitopresión: puedes estimularme un poco directa o indirectamente, pero, previo proseguir de la manera en que lo tenías pensado, simplemente te detienes. Con dos de tus dedos, los del violín, me abres los labios externos, sí, los empujas hacia arriba, y con el pulgar, así como está, entre forzado, entumido y doblado, no tienes que hacer más que dejarlo ahí: presionando, sin moverse, mera presión. Tal y como está, aprisionado, tal y como estoy, alborotada, es muy probable que consigas la pulsión precisa y sutil para que me venga sabrosísimamente y de principio a fin.
  12. Puedes estimular el clítoris: primero de forma indirecta, por encima y alrededor, después quizá un poco más directo, al grano, sin lastimar. Aquí creo que ambos tenemos que poner de nuestra parte: yo, advertir a tiempo; tú, distinguir entre el dolor placentero y el dolor tipo “me estás lastimando”.
  13. Otro de mis favoritos: el santo relevo o uno más de los pasos de la muerte. El caso es que aquí el timing es oro: durante el orgasmo incorporas la penetración con tus dedos benditos, un juguete, tu sacrosanto pene, como quieras, pero mételo ahora: no antes, no al final, no años después del final.
  14. Por supuesto que igualmente existe la posibilidad de introducir los dedos antes del orgasmo, pero antes debe haber estímulo. Ok, paso por paso. Frota con tus dedos y con movimientos circulares el área genital, a la vez que introduces uno o dos dedos dentro de mi vagina: sí, ya quedamos, antes del orgasmo, como preparando el terreno, para que sientas mis contracciones durante el clímax.
  15. La siguiente es prácticamente un remplazo de mi mano: es decir, posas tu palma por encima de mi clítoris, al tiempo que metes tus dedos en mi vagina. No sé hasta dónde alcances, pero, con un par de centímetros adentro, sentirás ese otro montecito hasta hacerme venir. Advierto que esta técnica funciona muy bien cuando estamos sentados, sea en el auto de los milagros, o en la butaca de you name where. . . Nuncamente en el sofá mientras ves la tele. Ya quedamos en que no es lo mismo comandar el volante que el control remoto.
  16. Obviamente, la estimulación del clítoris puede acompañarse además de estimulación o penetración anal, de preferencia si tus dedos están lubricados, con mantequilla o lo que gustes, o protegidos con dedales de látex. Y, ya entrados en gastos, podemos ingeniárnoslas para una triple estimulación: un dedo acaricia el clítoris, otro metido en la vagina y el dedo de otra mano jugando en el ano. Disculpen la rima. Traté de sustituirla, pero no encontré otra palabra. Se aceptan sugerencias.
mujer placer
Portrait of young caucasian woman posing in studio.Igor Ustynskyy

Para no complicarse -sea por cuestiones de premura o impericia o, si no falta de cariño, cuando menos de ganas-, bien puede bastar un solo dedo: el chiste está en cómo se introduce y cómo, una vez dentro, se menea. Aquí sí el movimiento de caderas e impulsar la pelvis hacia delante y hacia atrás sirven para contrarrestar a dedeadores bruscos.

Otro dilema que siempre sale a cuento: saliva o no saliva o, mejor dicho, poca, mucha o regurgitada saliva, con todo e hilo de plata. Cuestión de gustos: si estoy lubricada, no tienes que lamerte o chuparte los dedos, mucho menos escupirte la mano y pasar la saliva a mi vulva.

Si no estoy lubricada, un poco de dedeo-manoseo hará que lo esté. Podríamos evitarnos el escupitajo en mano-en vulva, pero, insisto, cuestión de gustos. . . y de improvisaciones. Habrá a quien enloquezca. A mí me parece excesivo o, lo que es peor, desatinado: rara vez da en el punto y, más allá del numerito, sirve para un carajo. O un gargajo. Sorry.

Deja que yo me acaricie y me haga la otra parte de lo que me harías, ¿sale? Y, no te creas, también yo enfrento mis propios dilemas instantáneos: hacer o no escándalo según dónde nos encontremos, levantar o no las piernas, abrirlas o cerrarlas. . .

Al levantarlas y abrirlas impúdicamente, me desbordo y es como si me viniera en todas direcciones; mientras que, al mantenerlas rígidas y bien, pero bien cerradas, imploto, es decir, me vengo hacia mi centro. Ambas formas de ir y venir son excelsas. De hecho, todas, de preferencia cuando son completas.

Conste que sólo describí algunas de miles. Muchas veces el mero deseo supera cualquier técnica o manual de lo manual y no es necesario pensar, sólo sentir. Pero tampoco sobra inspirarnos en lo múltiple, lo versátil, lo flexible. Lo importante es que, más allá de la técnica o la ausencia de la misma, tengamos presentes la cadencia, la constancia, el ritmo, la intensidad, la presión y por sobre todas las cosas: Focus, papi rico, focus. No pierdas la concentración.

Si vas bien, si todo indica (gemidos, caricias, vaivenes, humedades) que vas bien, conságrate a esa misma área. No pases de una estimulación perfecta y promisoria a querer meterme un dedo a la boca o acariciarme los senos. De eso me encargo yo, así que, nunca mejor dicho, no se te ocurra quitar el dedo del renglón.

Inspiración pura: las canciones inspiradas (e incitantes) a la hora de masturbarse

Tomado de la revista GQ

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