Uruguay y el Acuerdo Transpacífico: qué dice el Mercosur

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El estatuto del bloque busca consolidar la Unión Aduanera y, eventualmente, un mercado común en la región. Las asperezas con Argentina y el factor Lula.

El presidente Luis Lacalle Pou comunicó ayer que enviará el próximo 1 de diciembre un pedido para que Uruguay se adhiera al Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP). La política aperturista de la actual gestión genera rispideces con el resto de los países que integran el Mercosur, que en su estatuto define los límites comerciales para sus miembros.

La postura del gobierno de Argentina y Paraguay es que el pacto impide negociar acuerdos por fuera del bloque, pero en Montevideo aseguran que no hay ningún estamento que lo prohíba y mencionan que el pedido de abrirse al mundo viene desde hace años sin respuestas.

Lo cierto es que cuando se firmó el Protocolo Ouro Petro –la carta orgánica en la constitución del bloque regional– en esa ciudad brasileña, en diciembre de 1994, los Estados firmantes se comprometieron a delegar en el Mercosur la toma de “decisiones vinculadas a la administración y a la aplicación del arancel externo común”.Así, desde su consejo directivo, el bloque regional tendría entre sus funciones la de “negociar y firmar acuerdos con terceros países, grupos de países y organismos internacionales”, según el inciso 4 del artículo 8 del documento adicional al Tratado de Asunción –donde se creó el bloque años antes–.

Así, a criterio de los detractores regionales de la integración de Uruguay al TPP –así como también el tratado en el que avanza el gobierno con las autoridades de China–, la normativa del Mercosur no permite este tipo de negociaciones porque vulnera la posibilidad de consolidar la Unión Aduanera y, en última instancia, alcanzar el anhelo fundacional del mercado común.

Cuál es la opinión de Alberto Fernández y de Lula Da Silva

El pasado 21 de julio tuvo lugar la LX Cumbre de Jefes de Estado del Mercosur y Estados Asociados en la ciudad de Luque, Paraguay. Allí, en función del avance de las negociaciones de un acuerdo de librecomercio con China, Lacalle Pou esbozó su propuesta de “modernización y flexibilización” del bloque regional.

En aquella cumbre se produjo un cruce entre el jefe de Estado y el presidente argentino Alberto Fernández, quien rechazó la iniciativa y pidió a sus pares: “Que no nos ilusione la idea de separarnos, que no nos ilusione la idea de buscar soluciones individuales, de salir con un proyecto propio que me alcance a mí, porque todo eso es de corto aliento”.

Lacalle Pou respondió que “Uruguay no se va a amputar, porque esto es un sentir nacional”. En esa línea, advirtió: “Si podemos ir con los socios, mejor. Pero si no, Uruguay va a avanzar”.

La llegada de Lula Da Silva al poder en Brasil implica un desafío para las pretenciones aperturistas en ese sentido. En silencio, el saliente Jair Bolsonaro avalaba la propuesta uruguaya; pero el nuevo mandatario carioca tiene una visión más cercana a la de Fernández.

Cuando el expresidente Tabaré Vázquez buscaba un TLC con Estados Unidos en 2007, el líder brasileño opinó por ese entonces que no creía “que los acuerdos de libre comercio concretados aisladamente” fueran “compatibles con las normas del Mercosur”.

El próximo 5 y 6 de diciembre se realizará la siguiente cumbre del bloque, que será en Montevideo y promete altos niveles de incomodidad entre los presentes. Además de las negociaciones con China, ahora habrá un nuevo elemento sobre la mesa –el TPP– en el que las intenciones aperturistas uruguayas chocarán con el rechazo de sus detractores.

AMBITO