Cábalas y tradiciones para recibir al Año Nuevo

Una de las más conocidas es comer doce uvas a las 12 de la noche, momento en que inicia el nuevo año. La tradición nació en España entre los siglos XIX y XX y son 12 uvas porque representan el número de meses que tiene el año. Una de las teorías que acompaña a esta costumbre es que en 1909 hubo muy buena cosecha de uvas y los productores decidieron dar más salida al producto vendiéndola como uvas de la suerte, pues cada vez que se come una hay que pedir un deseo para la prosperidad.

El color del atuendo también es muy significativo para algunas personas. Los tonos que predominan son el amarillo y el blanco. El primero sirve para atraer la abundancia en el nuevo ciclo. Por su parte, el blanco simboliza la pureza y el nacimiento de algo nuevo. Es como una hoja en blanco, donde una historia comenzará a escribirse. Otra teoría se asocia a una tradición que llega desde Brasil, donde cada 31 de diciembre, millones de personas se acercan a la playa para celebrar Reveillón y vestidas de blanco dejan sus ofrendas y le regalan flores a la diosa del mar Jemanjá, pidiendo por la paz. La utilización de esos tonos también se aplica a la ropa interior.

Viaje. El salir con maletas a dar un paseo a la medianoche es también una tradición que se lleva a cabo para atraer viajes y mientras más lejos uno se pasea, más largo será el destino que le tocará visitar en el nuevo año. A esto también se relaciona colocar un billete en el zapato derecho, cerca del talón, para atraer la fortuna económica. Mientras más grande sea el billete mayor será la cantidad de dinero que se tendrá y más lejano el destino.

Más creencias. Una cábala sencilla para borrar las cosas negativas del pasado son escribirlas en un papel y quemarlas. También se pueden poner en una hoja blanca la lista de buenos deseos para el año entrante. Otra opción es tirar agua por la ventana, para ahuyentar las penas. Barrer la casa hacia afuera es una rutina que se hace con la intención de que salga todo lo malo del hogar.

Entre todas estas prácticas, la más importante es compartir una cena con familiares y amigos, un pretexto especial para unirse en un abrazo una vez llegada las 12. La mesa debe estar dispuesta con las mejores intenciones y con los más sabrosos platos. Esto acompañado del infaltable brindis con bebidas del gusto de cada uno.