Hay especies que registran la realidad con mayor rapidez. Cuál es el vínculo entre el tamaño corporal y la percepción sensorial.
A pesar de que parezca una fantasía, no cualquier animal tiene una percepción temporal rápida, porque hacerlo es un hecho muy costoso en cuanto a gasto de energía y depende de la rapidez con que trabajen las neuronas vinculadas a la retina.
Los animales pequeños, de tamaño diminuto, perciben el tiempo con mayor rapidez. A ellos se les suma los que pueden volar o los depredadores marinos. A estos cambios, relacionados con la percepción del entorno, se los conoce como percepción temporal. De esta forma se ha descubierto que los animales que poseen estilos de vida acelerados tienen sistemas visuales capaces de detectar cambios a mayor velocidad.
Ciertas especies son capaces de detectar cambios a mayor velocidad, con una visión que percibe variaciones a razón de 300 veces por segundo, lo que es mucho más rápido que la capacidad de los seres humanos, que tan solo pueden ver esos cambios a 65 veces por segundo. Las moscas azules y las libélulas son algunas de las especies que detectan los cambios a una mayor velocidad ya que son capaces de manejar una visión de 300 Hz.
Durante la presentación de resultados de la investigación en la reunión anual de la British Ecological Society en Edimburgo, el académico Kevin Healy de la Universidad de Galway, Irlanda demostró que los vertebrados, los papamoscas (146 Hz), los salmones (96 Hz) y los perros (75 Hz) fueron los animales que percibían el tiempo con mayor rapidez, mientras tanto las estrellas de mar corona de espinas registraron los cambios más lentos con solo 0.7 Hz.
Para llegar a estas conclusiones, Healy y sus colaboradores estudiaron a 100 animales con la percepción temporal acelerada.
Los perros, son a su vez, más rápidos que los seres humanos detectando cambios a razón de 75 veces por segundo. Tener una visión rápida ayuda a un animal a percibir cambios rápidos en el entorno. Esa captación detallada de los cambios se torna muy útil si un animal se mueve con rapidez o necesita precisar la trayectoria de una presa en movimiento.
La percepción del tiempo de una especie está estrechamente vinculada a cuan rápido pueda cambiar su entorno y se relaciona con la interacción entre depredador y presa. Es por ello que la contaminación lumínica del entorno natural puede afectar a unas especies más que a otras. Se sabe además que muchos depredadores terrestres tienen una percepción del tiempo relativamente más lenta comparada con la de los acuáticos.
Esa diferencia se debe a que en el agua un depredador puede ajustar su posición siempre mientras que en la tierra, no puede hacer ajustes una vez que ha lanzado su ataque quedan totalmente expuestos.
No todos los animales cuentan con esta habilidad debido a que es energéticamente costosa y está limitada por la capacidad de las neuronas que están dentro de la retina de los ojos, por lo que las especies que no requieren una “visión rápida” enfocan esta energía para otros aspectos como la reproducción y el crecimiento.
La percepción del tiempo también varía dentro de una misma especie, entre diferentes individuos incluidos los seres humanos, lo que determina los distingos competitivos a la hora de cotejar habilidades deportivas, por ejemplo. La percepción del tiempo ocurre en todas las especies, incluyendo los humanos, quienes desarrollan esta habilidad dependiendo de las necesidades que tengan.
Por Dr Juan Enrique Romero / INFOBAE
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