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Dom. Jun 30th, 2024
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Columnista de Opinión: Carlos Fajardo 
Cuenta X: Fastidiardo

En Colombia, como siempre, las noticias, buenas, malas, regulares, pésimas, se agolpan, se apretujan, se atiborran para salir a la luz.

Hace un mes se conmemoró un aniversario más de la operación Orión, funesto operativo que se llevó a cabo entre el 16 y 17 de octubre de 2002, en pleno desarrollo de la hoy cuestionada Seguridad Democrática de Álvaro Uribe, para presuntamente pacificar la Comuna 13 de Medellín y romper la hegemonía de grupos de pandillas y milicianos que tenían en ese populoso sector su coto de caza y su guarida.

Corifeos del gran asesino, el culebrero mayor, el embustero de la seguridad democrática, aseguran que la operación Orión fue todo un éxito y que, como consecuencia de la misma, la comuna 13 de Medellín, la torturada ciudad de Pablo y de Álvaro, es todo un atractivo turístico.

Quieren hacer de la muerte un atractivo turístico…

Las calaveras apiladas de Pol Pot también lo son, el Mediterráneo azul, tumba de tantos que huyen de la violencia y de la miseria, también lo es. Las casas abandonadas del Remanso. Putumayo, testigos mudos de la masacre de sus habitantes durante el funesto periodo de Iván Duque en la presidencia y de Diego Molano en el ministerio de Defensa, también podrían serlo.

Son tan infames, tan canallas, que quieren limpiar el oprobio y la vergüenza de una masacre, erigiendo como atractivo turístico el escenario de sus crímenes. Para su monstruoso pragmatismo, su cinismo repugnante, no tiene importancia lo indiscriminado, abusivo e ilegal de Orión.

Sitio turístico son también las instalaciones abandonadas de Auschwitz: Se siente, cuando se camina por sus calles, una atmósfera opresiva, pareciera que el dolor y la agonía se pegaron, como un barniz denso y ominoso, a sus paredes. Un silencio sepulcral y un frio que cala hasta en los huesos son parte del atractivo de ese lugar de infamia y genocidio.

Sitio turístico es también la tumba del capo, su imagen reproducida en camisetas, sin importar la memoria de sus víctimas.

Sitio turístico los restos vergonzantes de la paloma de Botero atacada por infames cuyo odio fue más importante que la vida de las víctimas colaterales…

Sitio turístico la monstruosa arqueología del dolor y la desaparición en Palo Frío, los ríos caudalosos que fueron el vehículo de cadáveres putrefactos de gente incómoda para el estado y las oficinas de las mafias. Sitio turístico el cementerio de Dabeiba y los de otros pueblos que se apilan en las márgenes del Cauda y del Magdalena…

De ese mismo cuño fueron también la masacre de las bananeras, el bombardeo a Marquetalia, el asesinato de líderes sociales, ambientales, periodistas, policías y jueces, el asesinato de Lara, Galán y Gaitán, los “falsos positivos”, el desplazamiento forzado, el despojo de tierras, la desaparición de tantos, los miles de tumbas anónimas y los innumerables huesos que se blanquean al sol en las veredas o los que se pudren en el cieno de las charcas. Así como hay aún quienes reivindican los millones de muertos de las guerras, las ejecuciones, cremaciones y torturas de pueblos enteros en el mundo, hay también en Colombia los cultores de la muerte, para quienes todos los medios son útiles y buenos para conservar sus privilegios.

¿Pero por qué habríamos de sorprendernos por el coro de adoratrices de las “soluciones finales” a la criolla?

Coincidencialmente, RTVC y la Revista Raya revelaron en un contundente informe la existencia en los archivos empolvados de la Fiscalía de unas investigaciones detalladas y un organigrama minucioso de la organización sicarial, narco y microtraficante y agiotista “gota a gota” llamada “La Cordillera”, en el cual aparece un sujeto, gran activista y financiador del Centro Democrático conocido en el mundo del hampa como “Calzones”.

Parece un “deja vu” de lo acontecido con el Ñeñe Hernández, asesinado mecenas del ahora disk Jockey y siempre admirador de los siete enanitos, practicante disciplinado y talentoso de las “cabecitas”, Iván Duque, en la financiación de cuya campaña habría participado activamente.

Por otra parte, como si fuera poco, un pronunciamiento del Tribunal Superior de Bogotá niega una vez más una solicitud de preclusión de la investigación por fraude procesal y manipulación y compra de testigos en contra del gran líder de la oposición, el señor Álvaro Uribe Vélez, pero como no hay felicidad completa para las víctimas, deja abierto , en forma insidiosa y sospechosa, un resquicio para que la propia Fiscalía, que pasó en este caso de ente acusador a gratuito defensor del imputado expresidente, vuelva por sus fueros e intente una vez más precluir el proceso penal con el fin, aunque sea, de dilatarlo, al punto de que en el curso de los próximos años se caiga por vencimiento de términos.

El sátrapa otoñal está día a día más solo y acorralado. El peso de las evidencias lo aplasta, zozobra en el cieno sanguinolento donde se pudren en insultante silencio las víctimas de sus crímenes, las hienas que lo coreaban, poco a poco se retiran de su entorno. El asesino serial se hunde.

Las fieras que antes lo ensalzaban ya no hallan qué decir, tímidamente algunas retomaron su murmullo de alabanzas, su cínica letanía, muchas otras dieron un paso atrás y al costado. Cada día está más sólo, lo rodean inclementes sus culpas, los dedos acusadores, su temor, su impotencia y la justicia: La justicia lo cerca, su poderoso e implacable brazo se cierne sobre su cabeza como una espada de Damocles; en su cara de piedra el tiempo cavó surcos, su teflón se deshizo; su voz entrecortada y temblorosa tiene un tono de súplica y un timbre metálico de pesadilla y de masacres.

Su ira lo traiciona: Pretendiendo acallar a sus contradictores terminó aceptando sus imputaciones. “Yo di la orden”, gritó con arrogancia, con furia, con cinismo. Cuatro palabras lanzadas como dardos a la memoria de sus víctimas, escupidas con rencor en la cara de un país que lo cuestiona…

En el plano internacional la guerra en Ucrania sigue cobrando víctimas y aleja cada vez más la posibilidad de un arreglo pacífico.

En el medio Oriente, otro charco de sangre, las continuas agresiones del ejército israelí en contra del pueblo palestino, provocan un escalamiento del conflicto. La política del sionismo es de tierra arrasada. Muchos de sus líderes han salido últimamente a medios a proclamar su intención de exterminar hasta el último hombre a los palestinos que defienden su terruño. Las amenazas van también dirigidas a otros estados musulmanes en su derredor. Tal parece que sus planes fueran seguir “conquistando” a sangre y fuego los territorios circundantes. El cuarto Reich sionista se aproxima…

En Colombia seguimos dándonos palo y plomo entre nosotros. Los cañones y las lenguas apuntan hacia el que discrepa. Los sicarios de palabra y los de plomo, adoradores del innombrable, intentan justificar lo injustificable, defender lo indefensible. No contentos con la agresión miserable en contra de la hija adolescente de Gustavo Petro, a quien prácticamente sacaron entre amenazas de beodos y cánticos ofensivos de los cobardes protegidos por al anonimato de la manada, ahora el patético payaso Polo Polo pide que en cada acto público las hienas griten su aullido infame “Fuera Petro” y “Petro Hijueputa”, con el fin, según el alucinado bufón, de que el mundo conozca las calidades argumentativas de la oposición inteligente. Cambiarán el himno nacional por su odiosa letanía.

Quieren politizar hasta el fútbol, hace mucho tiempo lo hicieron con los púlpitos y la fe: Como si fueran acólitos de un Midas tenebroso y macabro tienen aptitud para corromperlo todo, embadurnado con una gruesa capa de sangre, sembrar en todos nuestros campos la semilla de su odio visceral.

Se sienten a su manera un “pueblo elegido”. Se creen los dueños del país. Su tierra de promisión es un lodazal de sangre, un pantano de injusticia, un arrabal de miseria y hambre…

NOTA BENE

La gran impostora, la cabeza de la corrupción en Bogotá, la embustera redomada, la abusiva perseguidora, la villana grosera, arrogante, soberbia; la cínica dilapidadora, la gárgola aulladora se marcha hacia el desdén y las sindicaciones.

El primero de enero próximo será un mal recuerdo, su poder corruptor habrá cesado. Tiene Carlos Fernando Galán una tarea titánica, demostrar su independencia, su transparencia, su amor por esta sufrida y expoliada ciudad que lo vio nacer.

El cambio debe ser integral. No es sólo Claudia la responsable del gran desfalco a Bogotá, lo es también el Concejo de Bogotá: Durante el gobierno de la exigua gárgola fue una entidad llena de figurones inútiles y corruptos que ni para hacer control político con rigor y seriedad sirvieron.

Por supuesto hubo excepciones. Esperamos que la renovación de este concejo, aunque menor de la esperada, sea suficiente para que se sumen voces a las de la Dra. María Victoria Vargas y Diana Diago. Ya no tendremos a la beligerante Lucía Bastidas en ese importante escenario, pero esperamos que jóvenes escrupulosos y prometedores como Juan Baena, logren hacer la diferencia.

Porque esta amada ciudad, mi sufrida Bogotá, la encopetada nevera, merece lo mejor, merece nuestro mejor esfuerzo, merece lo mejor de cada uno de sus habitantes, porque #BogotaSeRespeta.

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