POR CARLOS FAJARDO – cuenta X : Fastidiardo
PARA PRENSA MERCOSUR
Nuestras marchas no son uniformes, son una rica mezcolanza de colores, razas y atuendos, son la Colombia sensible, pintoresca, incluyente, polivalente, multitudinaria en marcha. Esa Colombia que a diario se levanta a hacer país.
Nuestras marchas son de jóvenes, adultos y viejos, son de hombres, mujeres, transexuales, homosexuales, heterosexuales, blancos como la nieve del Ruiz, negros como las tierras feraces de nuestros campos, canelas como las turbias y ricas aguas de nuestros ríos.
¡Es el país el que camina hacia el futuro con la esperanza viva!
Nuestras marchas son una semblanza de lo que somos, sus consignas una expresión de nuestros sueños compartidos, su bullicio una plegaria por la esperanza.
Nuestras marchas son bulliciosas pues nuestra naturaleza misma lo es, son masivas, mas no amorfas, son ricas en múltiples formas de expresión: Hallarás muchachas y muchachas saltarines, mujeres cantaoras, ancianos pausados que te miran desde el bagaje vivo de sus memorias…
Nuestras marchas son esa Colombia multitudinaria, activa, que mira hacia el futuro y hace realidad con cada paso su ilusión.
El contraste es inevitable: El 21 de Abril pasado, luego de muchos intentos fallidos y de muchos conciliábulos para afinar la logística, el transporte, las amenazas, las consignas y la publicidad para un nueva marcha de sus adeptos, la oposición autodenominada “inteligente”, arrogándose el pretensioso título de “marcha de las mayorías”, movilizó en todo el país un número aproximado de 250 mil sujetos ataviados con camisetas blancas, sombreros aguadeños, entre quienes destacaron algunos alfiles del uribismo y de los partidos que comúnmente se han alineado con el ideario de la extrema derecha y la derecha más hirsuta y beligerante del país, previo a esa fecha arreciaron los ataques de la prensa hegemónica con toda suerte de exageraciones, calumnias, interpretaciones sesgadas, descalificaciones hacia funcionarios del gobierno del Cambio que lidera nuestro presidente Gustavo Petro Urrego.
Durante varias semanas la señora Vicky Dávila difundió en la alicaída revista Semana una serie de informaciones que generaban incertidumbre y que buscaban sin duda generar pánico y rabia entre quienes tienen todavía algo de confianza en esa sistemática propagadora de infundios: Se trataba de noticias en cuya titulación daba a entender que en el país se estaban quebrando importantes empresas o sucediendo terribles calamidades en lo económico, para que, luego de revisar atentamente la noticia el lector terminara entendiendo que dichos sucesos no se habían presentado en nuestro país, pero como al uribista promedio sólo le alcanza para leer titulares, pues se indignaba creyendo que la situación dramática que informaban afectaba empresas y trabajadores en nuestro país.
Transportaron masivamente personas de otros municipios a las grandes ciudades, para lo cual utilizaron centenares de buses fletados. A muchos de ellos con el ofrecimiento de una recompensa económica de algunos miles de pesos. A muchos al parecer no les cumplieron y los abandonaron a su suerte, lo cual incidió en la revelación de esa retorcida “logística”, la prensa hegemónica, por supuesto, hizo un cubrimiento impresionante de la marcha, exageró las cifras, sacó fotografías en las que procuraban hábilmente centrarse en las mayores concentraciones, para hacer parecer que las mismas eran aún más robustas de lo que realmente fueron.
Una vez terminada la famosa “Marcha de las Mayorías” de la ultraderecha, su prensa asociada prorrumpió en llamados de atención al gobierno: Al igual que lo que unos días antes había pasado en la comisión séptima del senado, donde en forma torticera nueve senadores con vínculos con la empresa española KERALTY, dueña de la EPS SANITAS, recientemente intervenida por sus pésimos resultados y manejos financieros con la plata de la salud girada en proporción directa a su número de afiliados por el gobierno colombiano, archivaron el proyecto de reforma a la salud que recogía las expectativas de los once millones y pico de colombianos que depositamos nuestro voto por el Cambio, la prensa hegemónica pretendía que un cuarto de millón de potentados y sus serviles acompañantes pagos pesaran más que esos once millones y pico que elegimos a Gustavo Petro en la presidencia de Colombia,
Por supuesto la prensa le restó importancia a la poca trascendencia y seriedad de los reclamos que se escucharon en el curso de las marchas de entonces en contra del gobierno Petro, mucho menos a los ultrajes y amenazas que fueron la constante en ese escenario: “Petro en serio te vas para el cementerio”, gritaban alegremente unos compadres con aspecto sicarial que cargaban un féretro con una corona por las calles de Bogotá, “Petro Asesino”, “Petro dictador”, “Muerte a Petro” y muchas imprecaciones de un tono francamente delictivo, dentro de las cuales la menos agresiva fue el “Fuera Petro” que se hizo famoso en las tribunas de las élites en los partidos de la SAEÑECCIÓN Colombia en Barranquilla.
Algunos presuntamente sesudos y connotados opinadores salier4on a decir que prácticamente Petro debía renunciar a la presidencia y a todo su proyecto de gobierno para darle gusto a los 250 mil marchantes de ese lluvioso día.
Hoy, primero de mayo de 2024, la situación fue bastante diferente: Por una parte no se vieron los centenares de buses fletados, en lugar de el homogéneo y monótono espectáculo de personas de mediana y avanzada edad caminando con sombreros aguadeños y camisetas blancas, de ese tono blanco clorhidrato del polvo aquel que tantas acciones infaustas ha financiado, se vieron atuendos multicolores; en lugar de consignas con un amargo sabor delictivo como las que reseñé arriba, se escucharon arengas y eslóganes en apoyo al cambio, a las reformas y al propio presidente Petro.
Para sorpresa de todos en un momento dado quienes marchábamos por la séptima en proximidades a la plaza de Bolívar nos encontramos con figuras rutilantes del progresismo como Gustavo Bolívar, Iván Cepeda y, vaya agradable sorpresa, con el propio Gustavo Petro, caminando paso a paso y hombro a hombro con el pueblo que se volcaba entusiasmado a saludarlos, a darles una palmada amistosa, a estrechar sus manos, mientras expresaban su admiración y su cariño a esos personajes.
Una marcha masiva, interminable, la columna nutrida de personas iba desde la propia Plaza de Bolívar atestada hasta la calle 40 con séptima, pero también marchaban filas de manifestantes por la octava, la décima y la Caracas: Bogotá movilizó no menos de medio millón de personas, haciendo trizas los guarismos de la marcha de las presuntas mayorías de la oposición.
Salvo algunos disturbios en la Universidad Nacional, el día transcurrió en forma pacífica, vibrante, alegre, bulliciosa.
Apostado en la séptima uno veía pasar el país en marcha con su infinita riqueza étnica y cultural, una marcha inclusiva, respetuosa, sin ultrajes, vituperios ni amenazas a los reconocidos líderes de la oposición, pese a que hubo profusa presencia de víctimas de la politiquería y de los asesinos a sueldo de los politiqueros y “exitosos empresarios”.
“Petro, amigo, el pueblo está contigo”
“El pueblo en marcha exige las reformas ya”
“Petro no está sólo, el pueblo está con él”
“El pueblo unido jamás será vencido”
“Constituyente ya”
“El pueblo no se rinde, Carajo. El pueblo te acompaña, Carajo.”
Estos y muchos más fueron los gritos que atronaban en la marcha repetidos al unísono por miles de voces.
Ahora esperaremos a ver como la prensa arrodillada nos sataniza y subvalora, como siempre lo ha hecho. Pero hoy el buey manso mugió y lo hizo con potencia y autoridad.
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