¿Somos amor o somos costumbre? - Prensa Mercosur El diario online del MERCOSUR

Comparta nuestras noticias

En el laberinto de la vida, nos enfrentamos a la pregunta fundamental: ¿somos seres impulsados por el amor genuino o simplemente seguimos las costumbres impuestas por la sociedad? Desde una edad temprana, nos inculcan la idea de que la realización personal se alcanza al tener una familia, una carrera exitosa y un hogar estable. Pero, ¿realmente es así de simple?

Nos enseñan a creer que la felicidad se encuentra en una fórmula predefinida: un hijo o dos, un perro, una pareja a nuestro lado, una casa y un título que nos otorgue cierta validez en la sociedad. Nos dicen que a los 18 años debemos tener claro quiénes queremos ser para el resto de nuestras vidas. Pero, ¿qué pasa cuando estas expectativas chocan con nuestra propia búsqueda de autenticidad?

El amor, ese sentimiento complejo y multifacético, se nos presenta en diferentes formas a lo largo de nuestras vidas. Prometemos amor eterno en el altar, sin saber realmente quiénes somos o qué queremos. Descubrimos el amor incondicional cuando nacen nuestros hijos, y aprendemos la lealtad a través de la compañía fiel de nuestros perros.

Pero, ¿qué pasa con el amor hacia nuestra pareja? ¿Somos realmente auténticos en nuestras relaciones, o nos conformamos con la comodidad de la costumbre? ¿Podemos amar a alguien incluso si su felicidad no nos incluye? ¿Somos capaces de expresar nuestras necesidades y deseos, o nos resignamos al silencio por miedo al juicio de los demás?

El contrato real del amor incluye una serie de elementos esenciales: respeto, libertad, comprensión, empatía, diálogo, honestidad, deseo, pasión, admiración, humor y compañerismo. Pero, ¿somos capaces de cumplir con estas promesas día a día, o nos conformamos con una relación vacía de autenticidad?

Ser completamente libre implica elegir conscientemente a nuestra pareja cada día, honrando la verdad de quienes somos y lo que necesitamos. No podemos prometer un amor eterno porque el futuro es incierto, pero podemos comprometernos a ser auténticos en nuestras relaciones, a comunicarnos con honestidad y a buscar la felicidad en cada momento compartido.

Entonces, en este viaje hacia la autenticidad, recordemos que el amor verdadero no se trata de seguir las normas establecidas por la sociedad, sino de seguir los dictados de nuestro propio corazón. Seamos valientes para explorar nuestras verdades más profundas y para amar con sinceridad, incluso si eso significa desafiar las expectativas impuestas por otros. Porque al final del día, la única forma de encontrar la verdadera realización es siendo fieles a nosotros mismos y a nuestros propios deseos.