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Dom. Jun 23rd, 2024
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“Algo va a pasar en Nicaragua antes del 2026″, vaticina el sociólogo Oscar René Vargas, que conoce a los hermanos Daniel y Humberto Ortega desde la adolescencia y la guerrilla sandinista.

Las declaraciones que el general Humberto Ortega, ex jefe del Ejército de Nicaragua y hermano del dictador nicaragüense, dio a Infobae, agitaron las aguas políticas del país, tanto en el lado opositor como en las estructuras del régimen.

Desde la noche del pasado 19 de mayo, el mismo día que se publicó su entrevista en Infobae, la Policía de Nicaragua mantiene a Humberto Ortega en un régimen de “arresto domiciliario” de facto, y la noche de este martes fue trasladado al Hospital Militar de Managua, después de sufrir un infarto, según publicó el medio Confidencial.

El arresto de Humberto Ortega es el último capítulo de una relación de tensiones y complicidades entre los hermanos Ortega Saavedra, y para el sociólogo y economista Oscar René Vargas, evidencia que la crisis interna en la dictadura se ha profundizado y podría llevar a dos escenarios: negociación o implosión.

Vargas conoce a los hermanos Ortega desde que vivieron en barrios vecinos cuando eran adolescentes, y luego cuando participaron en la guerrilla sandinista.

Para Vargas, el mensaje de Humberto Ortega es una advertencia a su hermano: “Negocia antes de que sea demasiado tarde”.

-¿Cómo llegó conocer a los dos hermanos?

-Vivíamos en barrios cercanos. Ellos vivían en San Antonio y yo en San Sebastián. Había cinco cuadras y media entre nuestras casas. Eso fue cuando éramos adolescentes. Después conozco bien a Humberto porque estuvimos en Cuba entrenando al mismo tiempo. Pasamos como año y medio juntos. Éramos un grupo cercano.

-¿Y con Daniel Ortega compartió?

-Con Daniel fue que lo llegamos a sacar de la casa de seguridad donde estaba, antes de que llegara la Guardia y lo encarcelara o lo matara.

-¿Cuáles diría que son las diferencias entre uno y otro si es que las hay?

-Cuando estábamos en Cuba tuvimos la influencia de la revolución vietnamita. Leíamos mucho todo lo que los vietnamitas producían. Nosotros aprendimos de esa de esa veta de formación. Daniel no tuvo esa experiencia.

-¿Y Daniel Ortega que formación tiene?

-Yo diría que es más estalinista, con una formación más de los manuales soviéticos. En carácter, Humberto es bromista, Daniel Ortega es un tipo muy poco comunicativo. Yo creo que la cárcel lo marcó mucho. Muy aislado, decía la misma Chayo.

-¿En qué momento ubica ahora a la dictadura de Daniel Ortega?

-Ortega está apretando para soltar después. Es decir, que no puede permanecer inmóvil. Eso no funciona. ¿Por qué está apretando? Por qué él está previendo que existe un alto grado de posibilidad de que Maduro pierda las alecciones en Venezuela. Está adelantándose a la posibilidad de que una derrota de Maduro lo obligue a él a hacer esto para descongestionar las tensiones políticas internas. Entonces para no ceder mucho aprieta más ahora.

-Pero, ¿qué está haciendo que no haya hecho antes?

-El símbolo de golpear a Humberto. Me imagino que las declaraciones de Humberto no cayeron en saco en saco roto, sino que algún efecto tuvieron y ellos lo percibieron o se dieron cuenta por el sistema de información que tienen. Que había creado un cierto malestar en diferentes sectores, tanto en Ejército, en la Policía, como en sectores de la clase económica orteguista.

-Algunos opinaron que las declaraciones de Humberto Ortega eran de “compadre hablado” con Daniel Ortega, que ambos estaban de acuerdo. ¿Usted también cree eso?

-No, no. Yo creo que Humberto percibió que había un cierto malestar y él le recomendó a su hermano hacer algunos cambios. Lo que pasa es que, al sacar las declaraciones en Infobae, eso no le cayó bien a la Chayo (Rosario Murillo), que es la que está teniendo el poder cotidiano. Y él tiene que ceder. Daniel Ortega es como un acordeón. Se abre y se cierra. Él abre espacio, y abrió el espacio para escuchar lo que decía Humberto, y lo cerró porque no le gustó a la Chayo.

-¿Por qué cree usted que Humberto Ortega decide hacer públicos esos puntos de vista que con toda seguridad ya se los había expuesto en privado a su hermano?

-Una cosa es que se lo diga a su hermano en privado y otra cosa que se lo diga en público.

-¿Y cuál fue el cálculo de Humberto Ortega?

-Yo creo que Daniel no había reaccionado a lo que él había dicho antes y quiso forzarle la mano. Y aquel respondió como un acordeón, soltó y apretó. Y por eso es por lo que tiene que responder, pero él se da cuenta que existe un malestar, y que la declaración de Humberto lo alimenta. No es que la declaración de Humberto lo haya provocado, sino que lo alimentó porque ya existía ese malestar.

-¿Estas declaraciones de Humberto Ortega usted cree que tendrán consecuencias?

-El problema no es tanto por las declaraciones de Humberto, sino por la crisis que hay en Nicaragua, y que no se ha resuelto. Y entonces en la medida que nos han resuelto, siempre hay que saber qué acciones tomar para derrotar a la dictadura. Humberto puso en agenda nuevamente los escenarios posibles que se puedan dar. Entonces estos escenarios es lo que la gente está discutiendo y en base a esas discusiones están formándose diferentes bloques, unos a favor de un escenario y otros a favor de otro.

-Ahí mismo aparece pocos días después Rafael Solís proponiendo la lucha armada como alternativa para salir de la dictadura.

-Claro, porque para Payo (Rafael Solís), en su lógica, el principal escenario es la lucha armada. Mientras que, por ejemplo, para la gente del bloque de centro derecha que se llama ahora, de Monteverde, el escenario es en seguir negociando y que la comunidad internacional es la que va a presionar más.

-¿Usted que piensa de la propuesta de Rafael Solís?

-Mi propuesta es que el escenario es la implosión. Una solución pacífica. Sin muertos y sin heridos, o reducidos al mínimo porque siempre va a haber algo.

-¿Ese escenario de la implosión significa esperar que la dictadura reviente por sí sola?

-No. Hay que alimentarla. Lo que pasa ahí es que la gente ha creído que la implosión que yo digo es sentarse y esperar que caiga el hombre. No, sino que conocer cuáles son los pilares de que sostienen a la dictadura y que las termitas se comiencen a comer a esos pilares.

Los cuatro pilares que sostienen a Ortega son, uno, la parte militar, policial y paramilitar. El otro pilar es el poder estatal. Es decir, los poderes del Estado: el poder judicial, el legislativo y el ejecutivo. El tercer pilar es la clase dominante económica, financiera. Y el cuarto poder en la base social. Humberto representa, para mí, al sector al sector empresarial orteguista, que ve que la política del poder o la muerte de Ortega los va a conducir a perder la acumulación de riqueza que han tenido y entonces ellos son favorables a una negociación. Humberto Ortega representa a ese sector social que puede ser militar, policial o empresarial. Y eso te demuestra que hay fisuras ahí también.

Oscar René Vargas, sociólogo y veterano sandinista. (Foto de La Prensa)
Oscar René Vargas, sociólogo y veterano sandinista. (Foto de La Prensa)

-¿Qué efectos tendría en Nicaragua una derrota de Maduro y un cambio en el poder en Venezuela?

-Alimentaría esas fisuras en los pilares. Porque le daría razón a Humberto que le dijo a Daniel: Negocia ya antes de que sea demasiado tarde.

-Pero Venezuela ya no es tan importante para Nicaragua como lo fue hace, digamos, 10 años.

-Venezuela, Cuba y Nicaragua es una cadena. Si se rompe un eslabón de la cadena, afecta a los otros dos.

-¿Cree que hay posibilidades de una negociación?

-La llegada de una delegación gubernamental de alto nivel a Costa Rica me hace pensar que hay una negociación en curso entre Ortega, Rosario Murillo y Estados Unidos. Creo que la negociación pasa previamente por sacar y expulsar a los presos políticos a un país determinado. Ortega y Murillo quieren ganar tiempo para llegar al 2026 en buenas condiciones.

-Humberto Ortega fue ingresado en estos días al hospital con graves dolencias. ¿Una muerte de Humberto Ortega, estando en manos de Daniel Ortega, avivaría la crisis?

-Evidentemente que el fallecimiento de Humberto va agrandar las fisuras existentes en la nueva clase, en sectores del Ejército, etcétera. Aunque no sabemos su intensidad. Se le complicaría el escenario político a Daniel Ortega y a Rosario Murillo.

-¿Cuál es su análisis de lo que está pasando en el Ejército?

-Yo hago la diferencia entre los 40 de más alto rango y los otros 500 oficiales. Un teniente primero gana unos 15,000 córdobas (420 dólares aproximadamente). Es decir, no le alcanza la canasta básica. Entonces ese oficial está viviendo los mismos problemas socioeconómicos que la familia de un médico o de un profesor de secundaria que gana 9,000 o 10,000 córdobas. No es lo mismo lo que piensan los 40 de arriba a lo que piensan los 500 oficiales de abajo.

-Pero en Nicaragua no se ha evidenciado una crisis militar de oficiales como sí ha pasado en Venezuela.

-No se ha visto eso porque tienen miedo. Si ves la diferencia entre Venezuela y Nicaragua es que en Venezuela la gente está en la calle apoyando a la señora (María Corina) Machado. En Nicaragua nadie se mueve porque produjo temor la matanza que hicieron. Y una cosa son los muertos que hemos conocido y otra cosa son los muertos y la represión que no se conoce.

-Ve que en el 2026 se puedan producir unas elecciones medianamente competitivas en Nicaragua.

-No creo que vayamos a llegar al 2026. La crisis en Nicaragua es tan profunda que algo va a pasar antes del 2026.

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