El crimen organizado no para de crecer en Colombia, ¿qué sucede en el país sudamericano?

Según diversos informes de organismos internacionales e información de la Policía Nacional, el delito evolucionó de forma alarmante en Colombia en la última década.

A 30 años del auge del negocio de la droga en Colombia, el país experimenta un crecimiento de la criminalidad y preocupa tanto a la sociedad como al gobierno nacional. Los acuerdos de paz impulsados por el presidente Gustavo Petro son un avance, pero lento, ya que el narcotráfico y otros delitos graves persisten como una amenaza para la seguridad nacional.

Colombia: criminalidad y homicidios en ascenso

Para los colombianos, el informe presentado por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia Penal AC confeccionado en México retrata lo que sucede en numerosas ciudades de la nación. Cada año desde 2010, se miden las tasas de homicidio de todos los países y se comparan con las cifras de criminalidad y de población de cada jurisdicción.

Por primera vez desde que se realiza el ranking, ocho ciudades de Colombia entraron en el listado de las 50 más inseguras del planeta y tres de ellas integraron el top 30, situación que no ocurría desde 2012.

Según las personalidades del sector empresarial, académicos, universitarios y sindicatos de México, las urbes colombianas más peligrosas son:

• Buenaventura (24°)
• Sincelejo (25°)
• Cali (29°)
• Santa Marta (38°)
• Cartagena (42°)
• Cúcuta (43°)
• Palmira (44°)
• Barranquilla (49°)

Otro reporte importante a mencionar fue el que realizó Global Initiative. A raíz del Índice de crimen organizado, se constató que Colombia aparece como el segundo país con mayor puntuación en criminalidad, solo por detrás de Birmania.

InSight Crime es otra organización que investiga el desarrollo de la criminalidad y sus múltiples actores. Elaboraron un ranking de las tasas de homicidios cada 100.000 habitantes en 2023 y Colombia ocupó el puesto 12 (25,7) entre los países de América Latina y el Caribe. La posición implica una leve mejoría respecto a 2022, con una baja porcentual del 1,5%.

Según cifras de la Policía Nacional de Colombia, en 2023 se registraron 13.432 homicidios en una nación de 52,2 millones de habitantes. Putumayo y Cauca fueron dos de los departamentos con mayor cantidad de asesinatos, con tasas de 60,6 y 53,3 respectivamente.

Las islas de San Andrés y Providencia fueron un llamativo caso de estudio. Los poblados del departamento homónimo tuvieron la mayor tasa de homicidios del país: 65,8 en 2023 contra el 45,1 obtenido en 2022.

Al igual que los delitos graves, también los crímenes menores crecieron en Colombia. Entre enero y octubre de 2023, más de 308.426 personas denunciaron ser víctimas de robo, el valor más alto registrado en una década. De igual forma, el hurto de vehículos y las extorsiones aparecen como contribuyentes a la creciente inseguridad.

Causas y protagonistas de la delincuencia en Colombia

Colombia es un epicentro de la violencia y el crimen transnacional, no solo influyente en Sudamérica, sino en todo el mundo. Global Initiative, en pleno análisis de la situación delictiva del país, destaca la complejidad de las redes criminales y los grupos de índole mafiosa.

Lejos del auge de los grandes carteles, entre 1980 y 1990, hoy el narcotráfico persiste como el principal negocio. Colombia tiene el más grande mercado de cocaína del mundo y en 2022 se observó un crecimiento sustancial de las hectáreas sembradas de coca: pasaron de 204.000 a 230.000 al cierre de 2022 y la producción potencial de droga llegó a las 1.738 toneladas.

El Clan del Golfo, Urabeños y Autodefensas Gaitanistas de Colombia, surgido del desmembramiento de las Autodefensas Unidas, es una de las principales agrupaciones involucradas en el tráfico y venta de drogas. Opera desde la región de Urabá, una ubicación predilecta por los narcotraficantes por su cercanía a Medellín y a la frontera con Panamá.

El tapón de Darién: un nodo que agrava la ola de violencia en Colombia

Este límite fronterizo específico resulta ser fundamental para otro tipo de actividad delictiva la trata y el tráfico de personas. El tapón de Darién, una región selvática remota y de difícil acceso para la infraestructura estatal y las fuerzas de seguridad, resulta una amenaza para la ola migratoria que atraviesa el continente rumbo a Estados Unidos.

Otro problema histórico de Colombia son las guerrillas. Si bien los acuerdos de paz firmados en 2016 trajeron un alivio para la sociedad, las facciones disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias Colombianas (FARC) continúan siendo un motor de violencia.

El Estado Mayor Central, conocido también como ex-FARC Mafia, la organización que agrupa a los sectores paramilitares disconformes con la paz, persiste en sus ataques contra civiles y otros grupos criminales en defensa de su estructura económica ilegal: los secuestros extorsivos y el narcotráfico. Otro grupo similar, pero de menor tamaño es Segunda Marquetalia.

Los efectos colaterales de la guerrilla

El Ejército de Liberación Nacional es otro de los grupos insurgentes que emuló el modelo de negocio guerrillero y lo internacionalizó en Venezuela. Al ser enemigo de las FARC, las diferencias llevaron a enfrentamientos armados y cientos de muertos, entre civiles y bajas en ambas facciones.

Las dos principales organizaciones guerrilleras aceptaron formar parte de las negociaciones con el gobierno de Gustavo Petro, enmarcadas en la Ley de Paz Total, aunque está lejos de convertirse en una solución definitiva.

Colombia atraviesa el renacer del narcotráfico y al mismo tiempo la complejidad política y militar del crimen organizado. El componente paramilitar es uno de los principales obstáculos para el abordaje directo de la alta criminalidad y violencia en el país.

El gobierno nacional, a través de los acuerdos de paz, busca reducir el número de actores y, como consecuencia, el volumen del negocio del narcotráfico y los delitos relacionados con la actividad ilegal.