Caravana Humanitaria completa el primero de cinco tramos de su recorrido por Colombia

Se recogieron propuestas de agroecología, participación ciudadana, memoria y cultura, las cuales serán parte del informe final de los caravanistas.

La Caravana Humanitaria por la vida, la paz y la permanencia en el territorio, de organizaciones de la sociedad civil colombiana, finalizó este sábado el primero de los cinco recorridos, dieron a conocer los organizadores.

De acuerdo a información de las organizaciones populares, las principales denuncias en esta primera etapa se concentraron en los testimonios de denuncia frente a la descampesinización en el municipio de San Francisco, el extractivismo en San Luis, el conflicto armado en Granada, entre otras.

Asimismo, se recogieron propuestas de agroecología (mercados y ferias campesinas), participación ciudadana (veeduría a procesos de licencias ambientales), memoria (Salón de Nunca Más) y cultura (Festival de la Chicha), las cuales harán parte del informe final de los caravanistas.

Los caravanistas denunciaron la amenaza de la industria extractivista que pone en riesgo territorios vitales como la Ciénaga de San Lorenzo y la Serranía de San Lucas. En ese sentido, las comunidades reivindican su derecho a permanecer en el territorio y la vida digna.

En otro punto, las comunidades presentaron sus propuestas e iniciativas que reclaman ser apoyadas para vivir dignamente: el deporte, el baile y el grafiti en Micoahumado, los procesos de memoria histórica y el feminismo en Mina Vieja, la minería artesanal y las zonas de reserva campesina en Simití.

Como parte del programa y ante las denuncias sobre violaciones de derechos humanos y la expansión paramilitar, las comunidades del Sur de Bolívar demandan presencia estatal y solidaridad.

Una de las conclusiones más repetidas en cada parada es la del rechazo a «la presencia del paramilitarismo, que se aprovecha de la indefensión de las comunidades y las necesidades económicas de las mujeres, reclutando forzosamente a sus hijos e hijas».

Asimismo, rechazaron la aprobación irregular de licencias y trámites administrativos por parte de instituciones del Estado colombiano que despojan a las comunidades del territorio para proyectos hidroeléctricos.

En otro aspecto, los caravanistas exigen «alternativas viables para jóvenes campesinos que fomenten la actividad agrícola en condiciones dignas, alejándolos del conflicto armado».

Como parte de sus demandas, rechazan «el turismo depredador que promueve el narcotráfico y el paramilitarismo, afectando la tierra, el agua y las dinámicas culturales, y poniendo en riesgo la vida de mujeres y jóvenes».

Una exigencia repetida es al Gobierno Nacional y al ELN mantener el diálogo para una salida negociada al conflicto, y la implementación del acuerdo de paz de La Habana.

Por último, los caravanistas, reconocen la labor de las organizaciones sociales que, en medio de la inseguridad, visibilizan la problemática de la región y claman por un diálogo urgente para la paz.

Según los organizadores, las Caravanas Humanitarias son «un derroche multicolor que camina por las veredas, donde los caravanistas se funden con las comunidades, compartiendo sus alegrías y tristezas, y presentando propuestas para que el Estado y la sociedad se enfoquen en estas regiones olvidadas».