Flota china de pesca ilegal avanza en Perú

El Gobierno de Perú está aumentando el control y monitoreo de la flota china que navega frente a sus costas, para fortalecer la lucha contra la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada (INDNR), enfocándose especialmente en el calamar capturado por embarcaciones ilegales, informó el Ministerio de la Producción de Perú (PRODUCE), a inicios de julio,

“Los desplazamientos de la flota pesquera china en Perú para capturar calamar en el Pacífico comenzaron en 2017. Un año después se terminó de consolidar con casi 300 embarcaciones, sumados buques cargueros refrigerados para almacenar y transportar la carga pescada”, dijo el 11 de agosto a Diálogo Milko Schvartzman, coordinador de proyectos de océanos y pesca en la ONG argentina Círculo de Políticas Ambientale

En agosto de 2020, Perú introdujo una normativa exigiendo a los buques extranjeros que utilizaban sus puertos a tener un dispositivo satelital adicional para que las autoridades pudieran rastrear mejor sus movimientos antes de entrar, informó el sitio de noticias medioambientales Mongabay. Aunque la decisión fue bien acogida, los buques chinos siguieron entrando en los puertos peruanos, para cambiar de tripulación, renovar documentos o repostar combustible, sin el dispositivo satelital adicional.

Muchos de los buques chinos que entraron en los puertos peruanos tras esta regulación lo hicieron en virtud de una entrada de emergencia, es decir, debido a una emergencia médica o mecánica o a un accidente. El asunto levantó sospechas entre los expertos, que creen que los buques chinos han buscado evitar la vigilancia adicional.

También se han registrado buques chinos pescando ilegalmente en aguas peruanas. Sin ir más lejos, en mayo, el buque chino Tian Xiang fue sorprendido pescando ilegalmente en la zona económica exclusiva (ZEE) de Perú y se le impuso una multa que el sector pesquero peruano calificó de “irrisoria”, según informó el sitio de noticias argentino Pescare.

El ministro de PRODUCE Sergio González, anunció en breve que su administración ha estado trabajando en un decreto de emergencia para mejorar el control y la supervisión de las actividades pesqueras, consignó Pescare. Se exigirá que los buques tengan operativo su sistema de localización y su posicionamiento por satélite durante los últimos seis meses antes de que se revise su solicitud de acceso a las aguas jurisdiccionales.

Pescadores artesanales del puerto peruano de Paita, en Piura, iniciaron a mediados de julio una protesta en altamar por la falta de regulación y control de las autoridades gubernamentales, sobre las actividades ilegales de las embarcaciones chinas en el mar, consignó el portal de noticias argentino Infobae. Según la denuncia, las naves pesqueras chinas fueron observadas durante varios días operando en una zona que no está permitida en la bahía.

“Tras normas dispuestas años atrás por las autoridades peruanas para controlar la INDNR, el movimiento de buques chinos disminuyó”, comentó Schvartzman. “Pero entre 2023 y 2024 se detectó que incrementaron su presencia esencialmente en puertos pequeños o bahías del norte peruano, a fin de evitar los controles”.

La ONG Sociedad Peruana de Derecho Internacional manifestó su preocupación ante la entrada de barcos chinos en el mar peruano, por los riesgos que esto implica para los pescadores locales y el medioambiente, señaló la agencia de noticias EFE.

Los pescadores artesanales, según Infobae, denunciaron para el medio local Albricias TV, que la pesca se ve gravemente afectada debido a la cantidad de calamares que las naves industriales extranjeras recolectan en las aguas de Paita, ya que en un solo día estas embarcaciones obtienen lo que un pescador artesanal local captura en un año. Además, la pesca de los chinos es realizada en forma indiscriminada, capturando calamares de todo tamaño y edad y otras especies que desechan.

“La flota china amenaza la seguridad alimentaria de las comunidades que dependen de los recursos pesqueros y afecta el medio de vida de quienes se dedican a la pesca artesanal”, planteó Schvartzm

Como medida de prevención, PRODUCE aseguró el 3 de agosto que monitorea embarcaciones chinas que anunciaron su arribo a los puertos de Chimbote y Callao, para ejercer firmemente el seguimiento y la vigilancia de sus actividades pesqueras, en cumplimiento de las normativas nacionales e internacionales, garantizando la protección de los recursos naturales.

Además, la Marina de Guerra del Perú, a través de la Dirección General de Capitanías y Guardacostas, se encuentra desde julio ejerciendo control y vigilancia permanente sobre el tráfico de naves chinas en aguas peruanas, reportó el portal español Infodefensa.

“Hay que entender y poner en alerta que el calamar es la especie más capturada en el Pacífico en la época de verano, lo que provoca un grave problema ambiental debido a que ese molusco es consumido por casi todas las especies del océano, desde ballenas hasta aves”, alertó Schvartzman.

El portal internacional Undercurrent News, reportó que solo en 2024, llegaron al Perú 70 barcos extranjeros, principalmente chinos, muchos de ellos con antecedentes de pesca ilegal y abusos a los derechos humanos.

“Se comprobó que en los buques chinos la tripulación, en su mayoría, está compuesta por filipinos e indonesios, que se encuentran en condiciones de semi esclavitud, debido a que están embarcados sin normas de sanidad y seguridad”, indicó Schvartzman.

Según una investigación de la ONG peruana ArtisOnal, el buque chino Zhe Pu Yuan 98 ha estado operando como hospital flotante para tripulantes enfermos o heridos de buques pesqueros chinos en el Océano Pacífico. El buque opera ilegalmente y, como buque hospital, puede eludir las inspecciones portuarias. En los últimos tres años, el Zhe Pu Yuan 98 desembarcó a 37 tripulantes, todos gravemente enfermos y uno fallecido, en el puerto de Callao, Perú, indicó el centro de estudios Fundación Andrés Bello.

“Con el objetivo de satisfacer su demanda interna, China ocasiona un desequilibrio en los ecosistemas marinos, incrementando riesgos para las especies en peligro de extinción, aumentando la contaminación de los mares y dañando la economía de los países afectados, por lo cual los diferentes actores gubernamentales, ONG y sociedad civil, deben tomar conciencia sobre esta situación”, concluyó Schvartzman.