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Sáb. Oct 5th, 2024
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El modelo de desarrollo de “alta calidad” promovido por China en Latinoamérica, oculta una realidad más compleja y problemática, caracterizada por una profunda crisis. Condiciones laborales de explotación, violaciones de los derechos humanos, contaminación galopante, extracción agresiva de recursos, comunidades indígenas desplazadas y obras de mala calidad son algunos de los muchos problemas que aquejan a los proyectos chinos en la región.

El presidente chino Xi Jinping reafirmó, en el Tercer Pleno del Partido Comunista, el 15 de julio en Pekín, su compromiso de convertir al desarrollo de “alta calidad”, como el motor principal de la economía china, reportó la plataforma Bloomberg. China trata así de avanzar en la cadena de valor tecnológico y la resiliencia de su economía.

El impulso de este modelo en la región latinoamericana proviene del capitalismo de Estado chino, liderado por empresas estatales y nominalmente privadas. Estas entidades facilitan inversiones, ofrecen financiamientos y préstamos confidenciales. Además, promueven la construcción de infraestructuras estratégicas, favoreciendo su influencia en Latinoamérica, refiere un reporte de la plataforma uruguaya Diálogo Político.

Una pancarta que dice “No más acero chino” se exhibe en una valla, durante una protesta realizada por trabajadores del acero, contra el eventual cierre de la planta siderúrgica de Huachipato, en Talcahuano, Chile, el 4 de abril de 2024. La siderúrgica anunció la suspensión gradual de sus operaciones, abrumada por la avalancha de acero chino que acapara los mercados y se vende en Chile un 40 por ciento más barato que el acero local. (Foto: Guillermo Salgado/AFP)

La mayoría de estas inversiones se concentran en proyectos extractivos e infraestructura. Esta combinación, junto con el enfoque del modelo de desarrollo chino, produce abusos laborales, desalojos forzosos y destrucción del entorno natural, con graves efectos para las comunidades locales. La internacionalización de China está marcada por bajos estándares y malas prácticas de sus corporaciones.

Un ejemplo claro es la falta de respeto por los estándares ambientales y sociales en las inversiones chinas. La ausencia de licencias adecuadas, la afectación negativa de zonas protegidas y el rechazo de las comunidades locales son comunes, según la plataforma francesa RFI. Estas prácticas no solo ponen en peligro el medioambiente, sino que también generan conflictos sociales y socavan la legitimidad de los gobiernos locales.

“China, sin embargo, promueve la imagen de un modelo de desarrollo, que aboga por el uso racional de recursos naturales y un crecimiento sostenible. Aunque Pekín presenta esta cara al mundo, su aplicación en Latinoamérica dista de los ideales ecológicos,” dijo Sergio Cesarin, coordinador del Centro de Estudios sobre Asia del Pacífico e India, de la Universidad Nacional de Tres de Febrero en Argentina, en entrevista con Diálogo el 4 de septiembre.

Además, a través de su estrategia de endeudamiento, China ha sometido a varios países en desarrollo, asegura el sitio de noticias argentino Infobae. Consciente de la dificultad para repagar estas deudas, Pekín financia proyectos de infraestructura poco rentables, para controlar activos claves como los recursos naturales de Venezuela, consolidando así su influencia geopolítica.

Infraestructura problemática

En el ámbito de la infraestructura, varios proyectos chinos están enmarcados por la corrupción y la mala de calidad. Un caso notable son las carreteras en Bolivia construidas por empresas chinas, que se deterioran rápidamente hasta ser borradas del mapa por las lluvias estacionales, señala la plataforma alemana DW.

La explotación laboral en estos proyectos también es alarmante, y los defensores de los derechos laborales afirman que los trabajadores chinos en el extranjero son víctimas de la trata de seres humanos y de trabajos forzados, informó el Washington Post. Estos trabajadores, que no hablan el idioma local, se ven obligados a trabajar en condiciones inhumanas, viviendo aislados en campamentos y recibiendo salarios, cuando no son retenidos, tan bajos que ni siquiera pueden alimentarse, informó DW.

En declaraciones a DW, Renán Torrico, un ingeniero boliviano que trabajó en la construcción de la central hidroeléctrica de San José, en Bolivia, dijo que pudo hablar con un capataz chino. “Me dijo que era un militar preso, que había cometido alguna infracción dentro del Ejército y que tenía que venir a cumplir su condena a Bolivia”, relató Torrico a DW.

La situación no es diferente en Ecuador, donde la Central Hidroeléctrica Coca Codo Sinclair, construida por la empresa china Sinohydro, a un costo de más de USD 3300 millones, presenta miles de fracturas en sus turbinas. Desde 2018, el número de fisuras aumentó dramáticamente, lo que ha llevado a una disputa legal entre Ecuador y Sinohydro.

“Este es un tema delicado, debido además a las graves grietas de la represa. Las ofertas chinas carecen de claridad, calidad y transparencia”, denunció Cesarin. “Asociarse con un actor poco confiable trae riesgos de reputación. China resulta un socio problemático”.

Además, la impunidad de las empresas chinas en el extranjero refuerza su actuar irresponsable. Al no enfrentar sanciones por sus acciones abusivas, estas empresas carecen de incentivos para adoptar prácticas más sostenibles y éticas, lo que a menudo se traduce en un mayor impacto negativo en los países donde operan, señaló Diálogo Político.

Creciente desigualdad

Foto de archivo. El río Coca de Ecuador ha experimentado una erosión masiva debido probablemente a la presa Coca Codo Sinclair, causando corrimientos de tierra y daños en las infraestructuras. La foto fue tomada en el Río Coca aguas arriba de la antigua cascada de San Rafael, el 26 de abril de 2023. (Foto: Molly Wood, Servicio Geológico de los Estados Unidos)

Este impacto también se refleja en la siderurgia latinoamericana, que enfrenta una crisis profunda debido a la avalancha de acero barato chino, respaldado por subsidios y prácticas comerciales desleales. Estas maniobras han llevado a la industria local al borde del colapso, con graves consecuencias sociales y económicas, reportó la plataforma británica BBC en marzo.

En 2023, la región importó 10 millones de toneladas de acero chino, más del 17 por ciento de su producción de 58 millones de toneladas. Aunque el hemisferio no es el único destino del acero chino, es el más afectado debido a su débil capacidad de defensa contra el dumping, la práctica comercial desleal de vender a precios inferiores al costo, para adueñarse del mercado y después manejar los precios a conveniencia. La India, Los Estados Unidos y la Unión Europea, impusieron aranceles del 25 por ciento. México, Chile y Brasil también han aumentado los aranceles sobre el acero chino para proteger a las empresas nacionales.

China también intensifica su presencia en el mercado latinoamericano, con la exportación de vehículos eléctricos (VE) y la inversión en la producción local. Brasil y México son los principales destinos para el establecimiento de centros de investigación, desarrollo, producción y ventas de empresas chinas, asegura el portal australiano East Asia Forum.

El respaldo del Gobierno chino a su industria de VE, con exenciones fiscales y subsidios, permite que estos autos tengan precios más bajos, lo que representa una amenaza para los fabricantes de Europa, los EE. UU. y Japón; y podría destruir la industria automotriz en México, reportó en febrero el diario mexicano El Economista.

La creciente demanda de vehículos eléctricos, lleva a China a buscar agresivamente minerales estratégicos, como el litio de Sudamérica. El control de estas reservas es crucial para su seguridad energética, generando una intensa competencia internacional y preocupaciones sobre la dependencia de la región, señala en Internet el portal italiano Asia News.

“Es vital que los países gestionen cuidadosamente sus recursos estratégicos, ya que las empresas chinas buscan extraer minerales sin mucha supervisión”, alertó Cesarin. “México y Colombia están poniendo límites a la inversión y competencia china. No se trata de aceptar todo sin reservas, sino de regular y proteger sus recursos”.

Dominio estratégico

El modelo de china también se extiende a otros sectores clave como la energía. En Perú, el control de activos estratégicos por empresas chinas expone a la región a presiones geopolíticas. Aunque la amenaza no es inmediata, el control de estos sectores otorga a China herramientas para ejercer presión y modelar el entorno regional a su favor, detalló Infobae.

“La clave está en que los gobiernos latinoamericanos establezcan marcos regulatorios sólidos y exijan estándares altos de calidad y sostenibilidad, para evitar la dependencia de tecnologías o productos que puedan comprometer nuestra soberanía o el medio ambiente”, remachó Cesarin.

 

Laura Solano
Fuente de esta noticia: https://dialogo-americas.com/es/articles/pese-a-sus-afirmaciones-los-proyectos-de-china-no-son-de-alta-calidad/

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