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Sáb. Jun 1st, 2024
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“Lloro todo el tiempo. Lloro todos los días. Pero no sólo lloro por mis padres, aunque pocos hijos han querido a sus padres tanto como yo. Lloro porque esta guerra debe detenerse inmediatamente, la espiral de derramamiento de sangre y el ciclo de matanzas deben terminar”.

Con la voz quebrada pero las palabras muy claras, Maoz Inon vio su vida destrozada el 7 de octubre. Bilha y Yakovi Inon, sus padres septuagenarios, murieron calcinados cuando combatientes de Hamás prendieron fuego a la casita de madera donde vivían en la aldea de Netiv HaAsara, muy cerca del paso fronterizo de Erez, en el norte de Gaza.

“Lo único que me consuela es que murieron como vivían: juntos. Y lo único que sé con certeza es que nunca habrían querido ser vengados”.

Netiv HaAsara es el municipio más cercano a la frontera de hormigón y metal que rodea Gaza: apenas unos cientos de metros. Pero el moshav (asentamiento rural cooperativo, ndt) también está a sólo 60 kilómetros de Tel Aviv. Así de pequeña es la escala del territorio donde hoy se juega parte del futuro del mundo. Cuando sus padres se instalaron en Netiv HaAsara hace más de treinta años, había libre circulación entre Gaza y el resto de Israel.

“En aquella época”, continúa, “mis padres veían regularmente a amigos palestinos. Y mucha gente de Gaza venía a trabajar a los huertos de Netiv HaAsara. Mi padre tenía estrechos vínculos con los beduinos del Néguev. Desde hace una semana, no paro de recibir mensajes de condolencia de ellos.”

Maoz Inon es un empresario con conciencia social, nacido en una familia de trabajadores y agricultores, cofundador de los tres hoteles Abraham de Jerusalén, Tel Aviv y Eilat: lugares que ayudan a los viajeros a descubrir no sólo los lugares turísticos del país, sino también los distintos componentes de la sociedad israelí, sin olvidar la situación de los palestinos. En estos momentos, sus hoteles están siendo utilizados por los 500.000 israelíes evacuados del norte y el sur del país.

¿No comparte, sin embargo, el deseo de erradicar a Hamás después de lo que han hecho? “Pero si la única manera de eliminar a Hamás es dar esperanza…”, responde inmediatamente. “La esperanza es la única arma realmente eficaz que tenemos. Y esa esperanza sólo puede basarse en el principio de una tierra y una sociedad compartidas: un principio que llevo defendiendo 25 años.”

“Yo no soy un intelectual, ni siquiera tengo el bachillerato, pero lo único que me impide derrumbarme en estos tiempos oscuros es mirar la Historia. ¿Podría haberse imaginado en 1945 la relación actual entre Francia y Alemania? ¿Quién iba a pensar que en este preciso momento habría israelíes buscando refugio en Berlín?

No hace falta hacerle la pregunta para que continúe. “Percibo que usted piensa que soy un ingenuo. Pero no soy ingenuo, aunque crea en la fuerza del optimismo. La verdadera ingenuidad es pensar que la guerra va a solucionar algo“.

Entonces, ¿cómo podemos evitar ir a peor? “No soy político”, responde Maoz. “Pero lo urgente es congelar la situación. Construyamos una coalición. Construyamos una estrategia. Pero no esperemos más muerte y sufrimiento. Ya hemos tenido bastante por ambas partes. Creo que es posible que todos reconozcamos el dolor de los demás y nos compadezcamos. Creo que estoy siendo fiel a mis padres al implorar al mundo que nos ayude a conseguir la paz“.

Avner Gvaryahou se ha convertido recientemente en el director de Breaking the Silence, una organización formada por ex militares que se oponen a la ocupación de Cisjordania y documentan los crímenes cometidos por los colonos y los militares contra los palestinos.

Hace una pausa antes de continuar hablando. “Uno de los nuestros, Shahar Zemach, miembro del kibutz Be’eri, fue asesinado de forma atroz el 7 de octubre. Desde entonces, he estado pensando en lo que Shahar habría pensado. Y no creo que hubiera querido vengarse. Como mucha gente del Sur, era un hombre de paz.”

Muchos de los masacrados o secuestrados por Hamás eran activistas políticamente activos, no sólo contra el gobierno de Netanyahu, sino también en apoyo del pueblo palestino.

Como Hayim Katzman, que testificó para Breaking the Silence y fue uno de los pocos israelíes implicados en la defensa de Masafar Yatta, un grupo de aldeas en las colinas de Hebrón cuyos habitantes se han visto obligados a vivir en cuevas por el ejército israelí.

O como Vivian Silver, desaparecida y posible rehén. Esta israelí nacida en Canadá es una figura importante en el campo de la paz israelí. Voluntaria de Road to Recovery, viajaba a Gaza varias veces por semana para recoger a palestinos que necesitaban atención médica, empezando por quimioterapia, y llevarlos a hospitales de Tel Aviv o Jerusalén. En 2014, tras la primera guerra entre Israel y Hamás, cofundó Women Wage Peace, un grupo de mujeres de la sociedad civil israelí y palestina que exigen un acuerdo de paz.

El 4 de octubre, tres días antes del atentado de Hamás, Vivian Silver organizó y participó en una manifestación en Jerusalén que reunió a un millar de mujeres palestinas e israelíes para exigir la paz y presionar para que las mujeres ocupen su lugar en la mesa de negociaciones.

“La cuestión”, continúa Avner Gvaryahou, “es cómo aferrarnos a nuestra humanidad cuando se han cometido actos inhumanos. Evidentemente, el 7 de octubre lo puso todo patas arriba. Pero es precisamente porque nuestros valores se hicieron añicos ese día por lo que deben seguir siendo nuestra brújula. Desde este punto de vista, está claro que no puede salir nada bueno de una respuesta meramente militar o basada únicamente en la fuerza. La salida sólo puede ser política.”

Como ex militar, reivindica “el derecho de Israel a defenderse”. “Por no mencionar el hecho de que hoy todos tenemos amigos y familiares en el frente”, añade. “Pero una vez reconocida la magnitud de los crímenes de Hamás, se puede decir que este gobierno, en materia de seguridad, ha dado prioridad a los colonos de Cisjordania frente a la protección de la frontera con Gaza”.

Muchos recuerdan que algunos de los militares normalmente presentes cerca de Gaza fueron enviados a proteger a los colonos que querían organizar una celebración de Sucot el viernes 6 de octubre en Huwara, localidad palestina cercana a Naplusa que se ha convertido en el epicentro de las tensiones en Cisjordania desde principios de año.

“Sobre este punto, es esencial ser muy claro“, prosigue Avner Gvaryahou. “La responsabilidad de los asesinatos es de los asesinos. Y ningún ser humano puede excusar las atrocidades cometidas. Eso no quiere decir que no haya también una culpa por parte de este gobierno, que ha concentrado su energía y a nuestros soldados en la Cisjordania ocupada.”

El peligro, sin embargo, según el director de Breaking the Silence, es que “algunos en este gobierno quieren capitalizar este momento cuando [los israelíes] ni siquiera han terminado de identificar, enterrar y llorar a sus muertos. Intentan aprovechar la conmoción para impulsar su agenda, que es colonizar más y más, establecer un Estado de apartheid desde el Jordán hasta el mar, e incluso reconquistar Gaza”. Desde el 7 de octubre, decenas de palestinos han sido asesinados en Cisjordania, personas agredidas y otras expulsadas de sus tierras”.

Guy Hirschfeld, uno de los fundadores de la organización Mistaclim LaKibush Ba’Aynayim (que se traduce literalmente como “Mirar a los ojos a la ocupación”), también cree que “la extrema derecha está intentando explotar las atrocidades del 7 de octubre para impulsar su agenda”. “Tenemos que entender que nos enfrentamos a un gobierno que se apoya en auténticos fascistas que creen haber recibido una misión directa de Dios. Son el reflejo de Hamás”.

Pero, ¿ha sido capaz la izquierda anti-ocupación de mirar a Hamás a los ojos o ha podido pasar por alto la naturaleza profundamente fundamentalista, violenta y odiosa de ese movimiento basándose en que se presentan como la encarnación de la resistencia palestina frente a una Autoridad Palestina deslegitimada y corrupta?

Para Guy Hirschfeld, “lo que ha hecho Hamás es inhumano”. Y añade, “Creo que los medios utilizados perjudican a la causa que dicen defender. Pero eso no invalida el hecho de que la resistencia armada es una de las herramientas de que disponen los pueblos que luchan por su libertad y su país. Es lo que hicieron Menachem Begin y Yithzak Shamir en 1947 y 1948 para permitir la fundación de Israel”, en referencia a dos ex primeros ministros de Israel que combatieron con las armas la presencia británica en Palestina.

Michel Warschawski, figura histórica de la izquierda israelí, está en una línea similar: “Hamás nunca ha sido del gusto de un progresista, sean radicales o no. Pero el hecho es que es una organización de resistencia palestina, aunque no compartamos ninguno de sus valores”. No es sorprendente que Gaza acabara explotando, dadas las condiciones en las que sus habitantes se vieron obligados a sobrevivir. Es lamentable que fuera Hamás quien desencadenara la explosión.”

“El objetivo de desmantelar Hamás no debe llevarnos a hundirnos en nuestra propia barbarie. En mi opinión, existe una simetría entre la barbarie de Hamás y la nuestra, ya que también asesinamos a cientos de niños, mujeres y civiles.”

¿Es posible ese paralelismo, a pesar de la crueldad de las masacres de Hamás, con cuerpos desmembrados, bebés decapitados y adolescentes quemadas vivas? “Sí”, afirma. “Somos un país rico y tenemos un ejército poderoso. Esto nos permite afirmar que seguimos siendo civilizados porque actuamos de forma supuestamente ‘quirúrgica’. Pero eso no se corresponde con la realidad de lo que ocurre hoy en Gaza”.

Para los activistas contra la ocupación, la ceguera ante Hamás, tanto por subestimar sus capacidades logísticas como por creer en una forma de “normalización” política, no hay que achacársela a ellos, sino al gobierno.

“Benyamin Netanyahu y Bezalel Smotrich han declarado explícitamente que Hamás en Gaza permite dividir a los dirigentes palestinos y dar carpetazo a la perspectiva de un Estado palestino, añadiendo la división política a la separación geográfica entre Gaza y Cisjordania”, añade Avner Gvaryahou. “Dejaron que Qatar diera dinero a Gaza y que Hamás gestionara el territorio, ignorando la realidad de esta organización y pensando que, en última instancia, la situación servía a sus intereses. Por eso también son incapaces de asumir la responsabilidad de lo ocurrido el 7 de octubre.”

Lo mismo opina Heled Varda, pediatra jubilado residente en Jerusalén y miembro de la organización Combattants pour la paix, que alerta sobre las condiciones de vida de los palestinos en la Cisjordania ocupada, trata de protegerlos de los ataques de los colonos y visita a las familias de los agredidos, heridos o muertos.

“Netanyahu ha hecho algo más que acomodarse a la toma de Gaza por Hamás; ha pensado que podía utilizarla para debilitar a la Autoridad Palestina y hacer retroceder cualquier perspectiva de creación de un Estado palestino”.

Este gobierno, al que me cuesta llamar gobierno porque es sobre todo un puñado de matones, quiere convertir la venganza en una estrategia nacional. Es catastrófico. Hace poco oí decir al padre de una joven asesinada por Hamás: ‘He perdido a mi hija, pero no la cabeza’. Tenemos que llegar a un acuerdo con nuestro enemigo, aunque sea horrible, porque sabemos que los bombardeos no cambiarán nada. Cuantos más terroristas matemos así, más terroristas saldrán para sustituirlos. Hemos visto los resultados de las guerras de ‘cambio de régimen’ emprendidas por Estados Unidos.”

¿Han cambiado sus relaciones con los palestinos después de la sangrienta secuencia inaugurada por Hamás el 7 de octubre? “Seguimos hablando mucho y va todo bien”, dice Heled Varda. “Ni siquiera puedo contar el número de mensajes de simpatía que he recibido desde las masacres de Hamás. Y les respondo que estoy en contra de los bombardeos de Gaza.”

Sin embargo, parece que, citando a Arielle Angel, redactora jefa de la revista Jewish Currents, en un contundente texto traducido en el Club de Mediapart, “las ya de por sí complejas y frágiles relaciones entre activistas palestinos y judíos de izquierdas así como entre corrientes dentro de estas dos entidades se ven socavadas por el hecho de que nos cuesta encontrar un significado común a las imágenes que nos llegan a través de nuestras pantallas. Amigos y colegas de todos los bandos se sienten heridos por las reacciones públicas de los demás, o por su silencio”.

Aunque muchos prefieren guardarse sus sentimientos, la conmoción del 7 de octubre fue tal que reconocen que se han abierto brechas. “Tengo varios amigos de izquierdas que siempre han creído que una paz justa era la única solución y que ahora piensan que Gaza debe pagar con sangre. Me entristece enormemente”, dice Tomer Avital, periodista freelance especializado en corrupción que ha estado en todas las manifestaciones contra la reforma del Tribunal Supremo llevada a cabo por el actual gobierno.

Tomer tiene 40 años, dos hijos pequeños y está preocupado por su futuro. “Aunque el ejército conquiste Gaza, ¿qué hacemos después? ¿Esperamos otro derramamiento de sangre dentro de cinco años o dentro de cincuenta? Hemos visto que toda nuestra tecnología no puede protegernos. La única manera de defendernos de verdad es haciendo la paz. Este conflicto es ante todo territorial antes que religioso. Debemos ser capaces de llegar a un acuerdo para garantizar la seguridad de nuestros dos pueblos.”

Tomer Avital había planeado viajar alrededor del mundo durante dos o tres años el año que viene con su mujer y sus hijos. “Pero hemos acordado entre nosotros esperar. No podemos dejar el país en este estado, porque podríamos no tener adónde volver. Me preocupa mucho que Netanyahu esté al mando en un momento tan crucial como éste. Pero también recuerdo que sólo cinco años después de la Guerra del Yom Kippur de 1973 se firmaron los Acuerdos de Camp David. Debemos poner fin a este conflicto de una vez por todas. No ocurrirá sin sacrificios, en particular el desmantelamiento de los asentamientos, pero es la única solución a largo plazo si no quiero que mis hijos se encuentren librando otra guerra con Gaza dentro de dieciocho años.”

Todos los que siguen siendo pacíficos en un país en guerra comparten la idea de que es posible una solución política, porque es la única manera de pensar en un futuro que no sea tan sombrío como el presente.

“La única manera de debilitar a Hamás”, afirma Avner Gvaryahou, “es encontrar una salida política diferente a todo lo que existe hoy en día. Tenemos que empezar a pensar ya en el día después. Hoy están en juego los destinos de los pueblos palestino e israelí.”

Para Michel Warchawski, “cuando hay voluntad política, todo es posible, incluso en la buena dirección”. “Pero existe la impresión de que la sociedad sigue dividida entre los que están dispuestos a transigir y los radicales. Aunque comparto el sentimiento cada vez más extendido de que el fin está cerca para el régimen de Netanyahu, que ya era odiado por toda una parte del país por sus ataques a la democracia y que ahora es criticado por quienes lo consideran incapaz de ocuparse de cuestiones de seguridad y militares”.

Sin embargo, Guy Hirschfeld ve dos condiciones necesarias para que la situación actual se invierta y se encuentre una solución política. “En primer lugar, nuestros aliados, si fueran verdaderos amigos, podrían obligar a Israel a poner fin a la ocupación. No somos realmente un país independiente. Sin el apoyo occidental, ya sea militar, financiero o respaldado por el veto de la ONU, Israel no existiría. Como ciudadano israelí, exijo ahora que nos obliguen a sentarnos a la mesa de negociaciones y que nos impidan cometer más masacres en Gaza”.

Entonces, “tendrá que haber una guerra civil”. ¿Qué? ¿La guerra con Hamás no es suficiente? ¿Es una metáfora para movilizar a las fuerzas de la izquierda para las próximas elecciones? “No, hablo en serio”, continúa Guy Hirschfeld. “Nos enfrentamos a supremacistas judíos que han hecho de la dominación racial su objetivo. Tendremos que luchar si queremos que abandonen los territorios ocupados. Para hacer descarrilar el proceso de Oslo, que era el momento en que estábamos más cerca de la paz, no dudaron en matar al primer ministro. Ahora esa gente está en el poder. Tenemos que arrebatárselo, y no creo que eso pueda hacerse sólo por medios pacíficos.”

Traducción de Miguel López

Fuente de esta noticia: https://www.infolibre.es/mediapart/activistas-israelies-ocupacion-alzan-voz-conflicto-pesar-dolor_1_1620229.html

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