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Los ecuatorianos ahorran poco y no tienen una cultura de planificar a largo plazo.

La economía de los ecuatorianos es frágil, con bajos niveles de ahorro y una alta informalidad. Casi un 80% ve difícil o imposible conseguir recursos en caso de una emergencia.

Los ecuatorianos no están preparados para una emergencia financiera, es decir, para un aumento súbito del gasto por enfermedad, accidente, pérdida de empleo, entre otros.

Según un último estudio titulado ‘Avances de la Inclusión Financiera en el Ecuador’, elaborado por la Red de Instituciones Financieras de Desarrollo (RFD), menos de cuatro de cada diez adultos en el país ha ahorrado algo en el último año.

Esto tiene que ver con los bajos niveles de ingresos; pero también por los bajos niveles de educación financiera.

“La mayoría, tanto de pobres como de ricos en el país, vive al día y gasta por encima de sus posibilidades. Un porcentaje mínimo (menos del 15%) tiene seguros de vida, salud, bienes… Los demás están completamente desprotegidos ante una emergencia”, explicó Dayana Losa, economista y asesora en finanzas personales.

Por eso, según el estudio de la RFD, más del 70% de los adultos ven muy difícil conseguir dinero para un gasto imprevisto en menos de 30 días; y otro 8% lo ve completamente imposible.

En este contexto, eventos como la pandemia de la COVID 19 desnudaron la fragilidad de la economía de los ecuatorianos y profundizaron los problemas económicos y sociales.

Ana Quiñónez, pequeña comerciante de Carapungo, en el norte de Quito, explicó que nunca ha planificado sus gastos y siempre pensó que su negocio iba relativamente bien porque le quedaba algo de dinero para sus gastos personales y familiares.

Sin embargo, desde la pandemia, se dio cuenta que en realidad se comió el poco patrimonio que tenía y cuando llegó la crisis no tuvo ninguna opción más que endeudarse con chulqueros.

“Casi me quedo en la calle. Uno nunca piensa en qué haría si las cosas se complican. Se vive al día”, puntualizó.

Pocos acuden a un banco

Ante una situación de crisis, el 42% de los ecuatorianos acude a amigos y familiares para obtener dinero. Apenas el 11% ve a los bancos, u otro tipo de instituciones formales, como una solución para financiarse.

Esto abre la puerta a varios problemas económicos, sociales e incluso de seguridad porque, en muchos casos, la categoría de amigos y familiares encubre a mafias de chulqueros y prestamistas informales, con sus secuelas de extorsiones, abusos, intereses desmedidos y dinero proveniente del narcotráfico y otras actividades ilícitas.

“Una familia pobre o de clase media, que cae en el chulco, porque no tiene dinero para emergencias, puede terminar incluso en peor situación económica, más endeudada, con problemas de seguridad e incluso en la lista de los mismos chulqueros para financiarle un viaje ilegal como migrante a Estados Unidos u otro destino”, dijo Carlos Vega, economista y emprendedor quiteño.

Un chulquero no pide aparentemente ningún tipo de requisitos para entregar dinero, pero se asegura de tener herramientas para presionar o endeudar más a una persona.

Por eso, uno de los temas pendientes en el país es reducir la tramitología para el acceso al crédito formal, que no la establecen los bancos sino el Gobierno Central; además, como LA HORA ha analizado anteriormente, se debe revisar el esquema de tasas de interés políticas y sus techos.

Por Redacción Central

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