Conde-Pumpido apunta al TEDH como el “mayor influjo interpretativo” en la Constitución española

El presidente del Tribunal Constitucional, Cándido Conde-Pumpido, ha señalado este jueves al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) como el “mayor influjo interpretativo” en la Constitución española, destacando asimismo que España es uno de los países que menos sentencias condenatorias ha recibido, a lo que ha añadido que “así debe seguir siendo”.

Así se ha expresado Conde-Pumpido en el marco de la conferencia magistral que ha pronunciado en el TC la presidenta del TEDH, Síofra O’Leary, haciendo hincapié en las “excelentes relaciones de amistad” entre ambos tribunales, “que están basadas en la cooperación y en el diálogo judicial”, algo que ha atribuido al “firme compromiso de España” con el Estado de Derecho y con la normativa internacional de Derechos Humanos.

Por eso, ha señalado el jefe de la corte de garantías, “no es de extrañar que el Convenio Europeo de Derechos Humanos sea el texto que ha ejercido mayor influjo interpretativo en la Constitución”.

En consecuencia, Conde-Pumpido se ha referido a España como “uno de los grandes valedores de los derechos contenidos en el Convenio de Roma, gracias al diálogo entre nuestros tribunales”.

Al hilo, ha destacado que “España es uno de los países que menos sentencias condenatorias recibe”, para apostillar que “así debería seguir siéndolo”, si bien ha reconocido que “conseguir resultados tan positivos para las garantías de los Derechos Humanos no es una tarea fácil”.

En este sentido, ha explicado que “el TC siempre ha considerado que cuando alguna sentencia del TEDH viene a corregir” la interpretación que ha hecho el Constitucional, sus magistrados no lo entienden “como una condena sino como un camino que nos marca”, como “la vía por la que debemos seguir”.

Con todo, Conde-Pumpido ha subrayado que “la sólida doctrina que existe en nuestro país de derechos fundamentales ha bebido y sigue bebiendo del TEDH”, resaltando que éste ha contribuido a la “europeización e internacionalización” de la misma.

Sobre esto último, ha defendido que “el TC no puede sustraerse del proceso de internalización en el que vivimos” y por eso “debemos implicarnos al máximo de nuestras posibilidades, especialmente en los foros, órganos jurisdiccionales e instituciones europeas e iberoamericanos, con quienes compartimos el deber de defender y promover el Estado de Derecho, los Derechos Humanos y la democracia”.