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Foto de archivo de diciembre de 2023: detenidos palestinos, que estuvieron apresados por las fuerzas de ocupación israelí, fueron liberados por el cruce de Karam Abu Salem, luego de haber sido sometidos a torturas por soldados israelíes en Rafah, Franja de Gaza, Palestina.

Desde el 7 de octubre de 2023, una fecha que marcó el comienzo de uno de los periodos más oscuros en la historia reciente de Israel y Palestina, los relatos de crímenes y atrocidades que antes eran inimaginables se han convertido en un trágico denominador común.

Hamás llevó a cabo un ataque devastador en el sur de Israel, lo que desató una serie de eventos que han dejado cicatrices imborrables en la región. Desde entonces, miles de civiles han sido asesinados, barrios enteros han sido destruidos, y más de un millón de personas se han visto obligadas a huir, convirtiéndose en refugiados de la noche a la mañana.

En este contexto de caos, la violencia de los colonos en Cisjordania ha escalado, acompañado por una masiva expulsión de comunidades palestinas y una brutalidad desatada por las fuerzas armadas israelíes.

En medio de esta tragedia, los mecanismos estatales israelíes han experimentado un aterrador cambio sistémico, explotando de manera cínica el miedo y el deseo de venganza que ahora inunda el país.

Condiciones inhumanas: Testimonios de la tortura

Uno de los aspectos más inquietantes de esta nueva realidad es el trato dispensado a los presos palestinos en las cárceles israelíes desde el 7 de octubre. B’Tselem, una organización israelí de derechos humanos, ha recopilado testimonios de 55 palestinos encarcelados en prisiones y centros de detención israelíes durante este periodo.

Estos testimonios provienen de personas de diversas regiones: 30 son residentes de Cisjordania, incluyendo Jerusalén Oriental; 21 son de la Franja de Gaza; y cuatro son ciudadanos israelíes. Estas personas, liberadas sin haber sido juzgadas en su mayoría, describen un patrón sistemático de abuso y tortura por parte de las autoridades israelíes.

Los testimonios revelan actos de violencia arbitraria, agresión sexual, humillación, inanición, condiciones antihigiénicas, privación del sueño y negación del tratamiento médico adecuado.

Este tipo de abusos no son hechos aislados ni incidentes menores. Los relatos de los prisioneros evidencian una política institucionalizada que convierte a las prisiones israelíes en auténticos campos de tortura.

Cada recluso es condenado deliberadamente a un dolor y sufrimiento incesantes, una realidad que refleja la deshumanización sistemática del colectivo palestino en la percepción pública israelí.

Una política de opresión y dominación

A lo largo de los años, Israel ha encarcelado a cientos de miles de palestinos, utilizando las prisiones como una herramienta para oprimir y controlar a la población palestina. El informe de B’Tselem expone cómo desde el inicio de la guerra, miles de palestinos han sido arrestados, muchos de ellos retenidos sin juicio.

Las razones de su detención varían, desde la simple expresión de simpatía hacia los palestinos hasta sospechas de estar involucrados con organizaciones armadas palestinas.

Sin embargo, todos comparten una característica común: su identidad palestina, lo que los convierte en blancos de un sistema que los trata con una brutalidad impensable.

El número de palestinos encarcelados ha aumentado drásticamente desde que comenzó la guerra. Antes de que estallara el conflicto, Israel tenía 5,192 presos palestinos clasificados como «presos de seguridad», de los cuales 1,319 estaban detenidos sin juicio como «detenidos administrativos».

Para julio de 2024, el número total de prisioneros palestinos había crecido a 9,623, con 4,781 detenidos sin juicio. Este incremento refleja una política deliberada de represión masiva, donde cualquier palestino puede ser arrestado y encarcelado bajo pretextos vagos y arbitrarios.

De la Nakba al presente: una historia de deshumanización

La deshumanización de los palestinos no es un fenómeno nuevo. Desde la Nakba, la creación del Estado de Israel, este proceso ha sido una constante, pero se ha intensificado desde el inicio de la guerra.

En la sociedad israelí, los llamados al genocidio y a la expulsión masiva de palestinos se han normalizado, con políticos y figuras públicas que abogan abiertamente por estas atrocidades.

Este discurso de odio ha permeado los medios de comunicación, que minimizan o ignoran por completo el sufrimiento palestino, denuncia la organización mencionada. La indiferencia ante la muerte de miles de civiles en Gaza y Cisjordania refleja una profunda insensibilidad hacia la vida palestina.

En este clima, el abuso de los prisioneros palestinos es tolerado e incluso alentado. Las autoridades penitenciarias israelíes, bajo la dirección del Ministro de Seguridad Nacional Itamar Ben Gvir, han implementado políticas que degradan sistemáticamente las condiciones de vida de los prisioneros palestinos.

Estas políticas incluyen la reducción del tiempo de ducha, la cancelación de la opción de liberación anticipada y la limitación de las visitas familiares. El objetivo es claro: humillar y atormentar a los prisioneros, haciendo de su estancia en prisión una experiencia insoportable.

Denuncian un sistema de tortura organizado

Los abusos descritos en los testimonios de los prisioneros no son el resultado de acciones aisladas, sino de una política organizada y apoyada por el gobierno israelí.

Desde el comienzo de la guerra, el Servicio Penitenciario de Israel (IPS), bajo la dirección del ministro Ben Gvir, ha intensificado su represión, convirtiendo las prisiones en centros de tortura sistemática.

El comandante de la prisión de Negev (Ketziot), general de brigada Yosef Knipes, describió con orgullo las condiciones inhumanas en las que se mantienen a los prisioneros: «La mayor parte del día están en realidad dentro de las celdas, 23 de las 24 horas… Las celdas están abarrotadas porque estamos en una situación de emergencia. Tienen un colchón y una manta, con las condiciones mínimas requeridas por la ley».

El nuevo comisionado del IPS, Koby Yaakobi, un cercano colaborador del ministro Ben Gvir, ha declarado su intención de «revolucionar» el sistema penitenciario israelí, priorizando la degradación de las condiciones de los prisioneros palestinos.

Este enfoque ha llevado a una serie de violaciones graves de los derechos humanos, incluyendo la muerte de al menos 60 prisioneros palestinos bajo custodia desde que comenzó la guerra. La mayoría de estos prisioneros eran de la Franja de Gaza, y murieron debido a la violencia extrema a manos de los soldados o la negación deliberada de atención médica.

Una violación sistemática del derecho y la moralidad

El encarcelamiento masivo y el abuso sistemático de los palestinos constituyen una grave violación del derecho internacional y de los principios básicos de la moralidad humana.

Las autoridades israelíes, incluidas las instituciones legales como el Tribunal Superior de Justicia y la Fiscalía del Estado, han permitido que estas atrocidades ocurran, sometiéndose a la agenda del ministro Ben Gvir.

El resultado es un sistema que se ha convertido en un instrumento de opresión, utilizando la tortura como una herramienta para mantener el control sobre la población palestina.

El proyecto de encarcelamiento del régimen del apartheid israelí

La historia del sistema penitenciario israelí no comienza con el 7 de octubre ni con el nombramiento de Itamar Ben Gvir. Sus raíces son profundas y están entrelazadas con el proyecto de opresión social y política del pueblo palestino.

Durante décadas, Israel ha utilizado el encarcelamiento como una forma de socavar y desmantelar el tejido social palestino. Desde 1967, más de 800,000 palestinos han sido encarcelados por Israel, representando aproximadamente el 20% de la población total y el 40% de los hombres palestinos.

El impacto del encarcelamiento no se limita a los prisioneros. Sus familias, amigos y comunidades también sufren las consecuencias. Los niños crecen sin sus padres, las mujeres y hombres se ven obligados a criar a sus hijos solos, y las familias enfrentan enormes deudas para pagar los honorarios legales.

La incertidumbre sobre el destino de sus seres queridos en prisión, agravada por la desaparición forzada de miles de palestinos, sumerge a las familias en un estado constante de temor y ansiedad.

El mencionado informe de 118 páginas puede leerse completo acá (en ingles).

carlosloria
Fuente de esta noticia: https://www.lr21.com.uy/mundo/1477154-acusan-israel-campos-tortura-detenidos-palestinos

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