Los esfuerzos de China para socavar las democracias en Latinoamérica

Latinoamérica enfrenta un retroceso democrático. Mientras, China expande agresivamente su influencia en la región a través de varias iniciativas económicas, diplomáticas y tecnológicas. Esta creciente presencia enciende las alarmas sobre sus efectos negativos, advierte desde Washington el informe El papel de China en el retroceso democrático en América Latina, del laboratorio de ideas Global Americans.

El informe detalla cómo Pekín utiliza su “influencia de doble filo” para fortalecer y estabilizar gobiernos opresores en todo el mundo. La estrategia, conocida como “mecanismo de protección”, promueve el modelo autoritario chino y busca un nuevo orden internacional, bajo el absolutismo chino.

Este enfoque tiene un impacto relevante en la región. China protege a sus aliados como Cuba, Nicaragua y Venezuela, de presiones y sanciones internacionales relacionadas con corrupción y derechos humanos, a cambio de apoyo geopolítico. Caracas recibe los mayores préstamos chinos en la región.

“Desde 1999 comenzó la destrucción de la democracia en Venezuela. Con Caracas a la vanguardia de este proceso, La Paz y Managua siguieron esta tendencia”, dijo Luis Fleischman, profesor de sociología y de ciencias políticas de la Universidad Estatal de Palm Beach, en Florida, consultado el 10 de julio por Diálogo. “Estos países tienen un deterioro significativo de sus sistemas políticos. En Latinoamérica es bastante grave la erosión del respeto a los valores esenciales, la libertad y la igualdad”.

Mientras, China expande su influencia política a través de la iniciativa de la Franja y la Ruta, para controlar gobiernos de cualquier orientación, señaló Fleischman. “Pekín prefiere apoyar dictaduras, temiendo que las democracias se alineen con los Estados Unidos y occidente. Las dictaduras tienen una atracción mutua y una conexión muy especial”.

Socavando la soberanía

China utiliza en la región sus inversiones, ayuda exterior y préstamos, para subvertir la competencia política, ganar favores y alinear a países como Nicaragua, Cuba, Venezuela y Bolivia en las votaciones en la Organización de las Naciones Unidas, consolidando así el poder de líderes autocráticos en estas naciones, señala Global Americans.

Asimismo, las inversiones chinas aumentan la corrupción, violan derechos humanos y ambientales y socavan la soberanía, afectando negativamente a las democracias, detalla el estudio. La iniciativa de la Franja y la Ruta facilita estos impactos.

Las firmas chinas a menudo sobornan a funcionarios locales para ganar contratos, reducir la supervisión e inflar precios, perjudicando a los ciudadanos y su capacidad de exigir cuentas a sus gobiernos, indica el reporte. “La prioridad de China en Latinoamérica es expandir su influencia, aunque diga engañosamente que construye infraestructuras para ‘mejorar’ la vida de los latinoamericanos”, añadió Fleischman.

Algunos de estos proyectos presentan graves fallos estructurales. Un ejemplo es la represa Coca Codo Sinclair en Ecuador, que llevó al país a presentar en 2023 una demanda ante la Corte Internacional de Arbitraje contra la constructora china Sinohydro, reportó el diario ecuatoriano Primicias el 14 de mayo.

Exportación de vigilancia y censura

China, líder en vigilancia masiva y censura, exporta a Latinoamérica tecnologías como el reconocimiento facial y las cámaras de vigilancia. Estas herramientas son utilizadas engañosamente para socavar la democracia, consolidar el poder político y restringir los derechos, advierte Global Americans.

Un ejemplo de esto es Ecuador, donde en 2010 China financió la instalación de cámaras de vigilancia en la mayoría de las ciudades, informa Expediente Abierto. Las filmaciones fueron utilizadas por el expresidente Rafael Correa para espiar y atacar a opositores políticos, activistas, periodistas y para rastrear a ciudadanos, dice el centro de estudios.

Sistemas de vigilancia chinos similares operan actualmente en Venezuela y Bolivia. En Venezuela, la empresa de telecomunicaciones ZTE de China colaboró en la creación de una cédula de identidad, que controla la actividad electoral y coacciona el apoyo al régimen de Maduro, detalla Global Americans.

Propaganda y desinformación

Pekín expande sus campañas para desinformar y difundir propaganda que promueva sus intereses e inyecte la doctrina del Partido Comunista Chino (PCCh), utilizando tácticas como ciberacoso y manipulación, para intimidar a medios críticos y socavar la libertad de expresión, añade Global Americans.

En países como Argentina, Chile y Perú, China utiliza medios estatales para promover narrativas favorables al PCCh. En ocasiones, esta estrategia incluye la difusión de desinformación e insistir en los supuestos beneficios de la cooperación con China, abunda el estudio.

China busca transformar la información de la región para favorecer su cosmovisión y, en última instancia, socavar los principios democráticos. Si bien existe resistencia a esta estrategia, la creciente influencia china y la falta de supervisión sobre la libertad de prensa en el hemisferio amenazan con generar retrocesos democráticos.

“Los medios chinos operan en nuestro continente para obtener apoyo a su agenda y lograr la neutralidad de muchos países en temas estratégicos. Estos países brindan en la región oportunidades impresionantes a China”, dijo Fleischman. “Aunque estamos en un continente cambiante, la democracia aún no está completamente perdida”.

Inestabilidad global

Global Americans señala que China impulsa el retroceso democrático en Latinoamérica, al alimentar la inestabilidad global mediante diversas acciones como contribuir a prolongar la guerra entre Rusia y Ucrania, reafirmar su alianza con Irán tras los ataques de Hamas, y distraer la atención internacional de los abusos contra la democracia en la región.

Un ejemplo de esto se puede encontrar en las acciones de Nicolás Maduro en Venezuela durante los conflictos en Europa del Este y Medio Oriente. El dictador aprovechó la oportunidad para amenazar con invadir la región de Esequibo, de Guyana, buscando legitimidad y apoyo popular antes de las elecciones presidenciales de 2024.

“Algunos esperan soluciones de los Estados Unidos, pero la responsabilidad recae en los países de la región. Lideres autoritarios y corruptos sin contrapesos democráticos, perpetúan un ciclo trágico. China y Rusia aprovechan esta situación para expandir su influencia en América”, concluyó Fleischman.