Comandante pide voto de confianza, pero mantiene a policías corruptos en sus puestos

El Crio. Gral. Carlos Humberto Benítez asumió ayer como nuevo comandante de la Policía Nacional y prometió el mayor de los esfuerzos para que la ciudadanía vuelva a confiar en la Policía Nacional. En su discurso, el alto jefe policial dijo: “Tenemos la capacidad plena de reivindicar a esta noble institución, en base a un gran esfuerzo conjunto y mejorando las estrategias de control”.

Sin embargo, solo en el Alto Paraná existen agentes corruptos que son protegidos por la propia cúpula policial. Uno de los casos involucra al suboficial Osmar González, jefe de la Asesoría Jurídica de la Dirección de Policía, a quien se suman uniformados extorsionadores del puesto policial nº 11 del barrio Santa Ana que gozan de impunidad.

El acto de asunción se realizó en la mañana de ayer con presencia del presidente de la República Santiago Peña, en la sede de la Academia de Policía “Gral. José Eduvigis Díaz”, ubicada en la ciudad de Luque, departamento Central.

En su discurso inicial, Benítez agradeció la confianza que Peña depositó en él, y mencionó que retribuirá esta máxima distinción que con lealtad y esfuerzo para atender los requerimientos de seguridad de toda la ciudadanía.

POTENCIAR AL GRUPO LINCE

El nuevo comandante habló sobre el compromiso asumido por el Gobierno, a través del Ministerio del Interior, encabezado por su titular, Enrique Riera, de reforzar las estrategias de seguridad establecidas, principalmente en lo relacionado a mejorar y potenciar el componente logístico del Grupo Lince. Indicó que una de las tareas en ese sentido es la incorporación de nuevos elementos a ser entrenados con habilidades y capacidades acordes a los requerimientos de seguridad ciudadana.

Benítez prometió un servicio altamente profesional, oportuno y eficiente en favor de la ciudadanía, así como el fortalecimiento de las estrategias y operaciones para debilitar o neutralizar las estructuras del microtráfico, en estrecha cooperación con otras instituciones del Estado. Adelantó que la Policía fortalecerá las relaciones de confianza con la ciudadanía, aumentando la legitimidad de las actuaciones policiales, y mediante la reducción de los índices delictuales mejorar la calidad de vida de las comunidades.

CORRUPCIÓN

En otro momento de su discurso, el comandante habló de los uniformados que actúan al margen de la ley desde los cuadros policiales, y admitió que dicha práctica representa una amenaza no solo para la sociedad sino para la propia institución.

En ese sentido, volvió a referirse en que potenciará asuntos internos de la Policía y que no habrá lugar para personales que deshonran la institución, dando a entender que habrá mano dura a la hora de estudiar los casos de corrupción en el tribunal de conducta de la Policía.

PROTEGIDOS

En tanto, en el Alto Paraná, lamentablemente no todos los casos son estudiados con la celeridad que amerita la situación, y policías deshonestos siguen en sus puestos mediante el silencio cómplice del propio director de Policía, Crio. Gral. Blas Vera. Por ejemplo, el suboficial Osmar Benítez, jefe de la asesoría jurídica, está atornillado al cargo desde hace varios años, pese a que llueven denuncias en su contra por supuestamente exigir sumas exorbitantes de dinero para dar cumplimiento a oficios judiciales de desalojos. Este agente sería protegido por todos los directores de turno debido a su “guapeza” para recaudar. Por otro lado, existe un caso grave que involucra a uniformados del puesto policial nº 11 del barrio Santa Anta, quienes raptaron a un adolescente de 16 años. Lo llevaron a la sede policial donde lo torturaron, le plantaron drogas (marihuana) y le intimaron a comunicarse con su padre, pidiendo al hombre un millonario monto por la liberación de su hijo. Se trata del suboficial principal Eutaciano Roa (líder del equipo), suboficial primero Esteban Galeano, suboficial primero Adalberto Villar y el suboficial ayudante Francisco Javier Samudio, todos continúan en sus puestos y gozan de total impunidad.