Casi el 90% de la población brasileña admite haber creído contenidos falsos. Así lo revela una encuesta del Instituto Locomotiva, obtenida en exclusiva por Agência Brasil. Según la encuesta, ocho de cada diez brasileños han dado crédito a noticias falsas. Aún así, el 62% confía en su propia capacidad para diferenciar entre información falsa y verdadera en un contenido.

Respecto al contenido de las noticias falsas que creyeron, el 64% se refería a la venta de productos, el 63% a propuestas en campañas electorales, el 62% a políticas públicas, como la vacunación, y el 62% a escándalos que implicaban a políticos. También hubo un 57% que dijo haber creído contenidos mentirosos sobre economía y un 51% noticias falsas relacionadas con la seguridad pública y el sistema penitenciario.

El instituto entrevistó a 1.032 personas mayores de 18 años entre el 15 y el 20 de febrero. En opinión del 65% de los entrevistados, las noticias falsas se distribuyen con ayuda de robots e inteligencia artificial. De cada diez personas, ocho reconocen que existen grupos y personas pagadas para producir y difundir noticias falsas.

El mayor riesgo de la desinformación para el 26% de la población es la elección de malos políticos, mientras que el 22% cree que el mayor peligro es dañar la reputación de alguien y el 16% considera que el mayor problema es la posibilidad de causar miedo en la población respecto a su propia seguridad. Otro 12% considera que el mayor riesgo es perjudicar la atención sanitaria.

Ingenuidad y vergüenza

Ser engañado por noticias falsas hace que el 35% de las personas se sientan ingenuas, el 31% enfadadas y el 22% avergonzadas.

Una cuarta parte de la población (24%) afirma que ya ha sido acusada de difundir información falsa por personas que tienen una visión diferente del mundo.

El presidente del Instituto Locomotiva, Renato Meirelles, aboga por medidas educativas como forma de combatir la difusión de contenidos no veraces. “Para hacer frente a este problema, las instituciones públicas tienen el reto de formular estrategias que incluyan la promoción de la educación mediática y la verificación rigurosa de las fuentes de información, para fortalecer la comunicación del país y garantizar que la población reciba información veraz y fiable”, afirma.