En la mesa redonda de la tarde, Raiara Pires, del Movimiento por la Soberanía Popular Minera (MAM), abogó por poner fin a las actuales negociaciones y construir un nuevo acuerdo sobre bases diferentes, un texto que tenga en cuenta la unidad del saber popular y académico y permita un desarrollo cualitativo y equitativo entre las naciones.

“En un acuerdo de esta envergadura, un año es insuficiente para revisar el texto inicial presentado por los gobiernos anteriores. Un nuevo comienzo sería más estratégico en esta desigual relación de fuerzas. Hay que reforzar y mejorar nuestro poder de negociación. Los intercambios entre naciones siempre se han producido, pero no tienen por qué hacerse a la ligera. Podemos asumir una posición de soberanía y reforzar este gobierno para que mantenga una postura firme”, sostuvo Pires.

Adhemar Mineiro, de la Red Brasileña por la Integración de los Pueblos (Rebrip), comparte este sentimiento. En su intervención en la cumbre, afirmó que el actual acuerdo hace inviable la integración de los pueblos, ya que tiene elementos que favorecen la competencia entre los países sudamericanos. Por eso, dijo, es necesario partir de cero, en vez de quedarse con la versión actual e buscar solo una política de reducción de daños.

“Los movimientos sociales de nuestro lado del Atlántico y los europeos se han acercado porque quieren discutir los acuerdos sobre una nueva base, que no sea solo comercial. Las cuestiones de solidaridad entre los pueblos y de sostenibilidad deben ser prioritarias. Entonces, ¿por qué insistir en un acuerdo que refuerza el carácter primario-exportador de las economías sudamericanas en lugar de buscar otro modelo de integración?”, cuestionó Adhemar.

Participación de la sociedad civil

Flávio Schuch, secretario ejecutivo adjunto de la Secretaría General de la Presidencia, celebró el regreso de la Cumbre Social del Mercosur y la posibilidad de retomar el diálogo directo del gobierno federal con representantes de la sociedad. Abogó por la ampliación del debate sobre temas que afectan a los gobiernos y a los pueblos de América del Sur.

“La posibilidad o no de un acuerdo del Mercosur con la Unión Europea es directamente proporcional a la posibilidad de escuchar las aspiraciones de la sociedad civil. El presidente Lula ha sido insistente en la necesidad de retomar la participación efectiva de la sociedad. El acuerdo de 2019 se construyó sobre otras bases que ya no interesan a Brasil. Brasil quiere negociar, pero la Unión Europea también necesita escuchar y negociar sobre cuestiones ambientales, agricultura familiar y cuentas públicas. No queremos entrar en un acuerdo que de alguna manera signifique la desindustrialización de nuestro país”, dijo.