Columnista de Opinión: Carlos Fajardo
@CarlosFajardila “Fastidiardo”
En Colombia los únicos puentes que no se caen son los de Emiliani.
Los puentes de Conconcreto y Sarmiento Angulo se caen solos o no resisten ni un temblor moderado, sus defectos de construcción, pésima ingeniería, uso de materiales precarios y las inexistentes interventorías y auditorías sacan los dientes después de muy pocos años de servicio…
De ahí las enormes fortunas de quienes han medrado a punta de contratos para obras mediocres, peligrosamente precarias que, aparte de cobrar inocentes víctimas mortales, quiebran a campesinos y empresarios que no tienen cómo sacar sus productos y nos afecta a todos con las alzas.
Caracol, RCN, Blu Radio, Semana, esa pléyade de expertos en verdades a medias y “testigos anónimos”, presentaban la noticia en forma tendenciosa, como si la caída de esos puentes, planeados y construidos durante mediocres y corruptos gobiernos de ultraderecha, fuera culpa de Gustavo Petro.
Presentaban con gran expectativa las declaraciones de algunos transeúntes y personas presuntamente de la comunidad, también de algunos dignatarios locales denunciando que desde hace un año – léase bien, un año- venían poniendo en conocimiento de las autoridades de la ANI la existencia de algunas dilataciones en el puente del Grillo, pero omitiendo que oportunamente la ANI desplazó a sus expertos a la zona y se hicieron algunas reparaciones que al parecer y criterio de sus profesionales acreditados eran más que suficientes para salvaguardar la integridad del citado puente.
Cabe recalcar que esa obra fue inaugurada hace menos de ocho años, durante la gestión de un ex vicepresidente muy conocido, no sólo por su naturaleza conflictiva e iracunda, su tendencia a propinarle cocotazos a los que lo cuidan, sino también porque le hacen falta algunos dedos en una de sus manos, fruto de un atentado hace ya varios años, mismos que parece le harían falta en el lóbulo frontal para darle rigor y sensatez a sus críticas y propuestas.
Todo lo malo que pase durante el periodo de gobierno de Gustavo Petro se lo quieren achacar a él: Obras de mala calidad contratadas por otras administraciones a precios astronómicos, pagadas con sobrecostos infames, realizadas con ingenierías precarias, materiales de baja calidad, interventorías inanes, obras que se caen por la furia de los elementos, temblores, derrumbes, avenidas, inundaciones para las cuales no fueron planeadas, pese a encontrarse en zonas de alta vulnerabilidad, quieren atribuírsele al gobierno del cambio.
Estamos viendo las consecuencias de la proverbial corrupción de este país, dónde, como lo decía con amarga ironía un “ciudadano anónimo”, se roban el 50% de los dineros asignados para las obras y las construyen con algo menos del otro 50%, obviamente con materiales de baja calidad: Un país pegado con babas a un costo enorme.
Para ellos no hay país, tan sólo plata, no hay nación viable y con futuro, sino expectativas de negocio, no les importa quebrar el país, siempre tendrán, como cierto criminal económico y defraudador del erario, “una casa modesta en las Bahamas” y $600.000 para gastos de bolsillo.
Atreverse a cambiar una mínima característica del estado actual de cosas, por más que genere mejores condiciones de vida para muchos, no está en su órbita de intereses pues cada pequeño cambio les genera reducción de sus pingües y mal habidos beneficios.
El cambio no es lo de ellos, tampoco la justicia, pues son criaturas de la impunidad, menos la transparencia, pues han medrado en la opacidad y las tinieblas, son “gente bien”, generan “empleo” de pésima calidad para los más, añoran la esclavitud y desprecian los derechos humanos de los otros…
Los cacaos no dan puntada sin dedal, su ataque fue masivo y metódico, se hicieron al ahorro, al erario, la política, hicieron las leyes a su acomodo, comprometieron la viabilidad y el futuro del país, medraron en el caos y la violencia, la inseguridad, el hambre y la miseria, nada se dejó al garete, año tras año miles sucumben al infortunio de la pobreza.
Mientras las cuentas de unos pocos crecen sin parar, niños mueren de hambre, jóvenes optan por el camino del suicidio, el destierro o son reclutados por la violencia o engruesan el rebaño de esclavos.
Nos tratan como subhumanos esclavizados que les debemos gratitud por las migajas que nos tiran y que deberíamos recibir sin chistar, hasta una teoría infame tienen para eso, según la cual el pobre debe vivir de lo poco que cae de la mesa del rico. Se creen amos del universo y parte de una raza ancestral de superhumanos sin escrúpulos, cultores del “todo vale”.
El dilema
Es justamente por esas cosas que uno no puede estar bien al mismo tiempo con Dios y con el Diablo, hay opciones que son excluyentes, no se puede ser indiferente ante la ordalía de corrupción, violencia, manipulación y crímenes de estado que tuvieron su apogeo en los últimos 20 años de gobierno, si se puede llamar así, de la ultraderecha y la derecha light.
Pueda que plantear la discusión en términos de escoger entre Uribe o Petro no sea la forma más adecuada ni más asertiva de hacerlo, pues desconoce el esfuerzo y el sacrificio de muchas opciones diferentes que han existido, crecido y se han diluido con el paso del tiempo, pero no se puede negar simplemente la existencia de una contradicción fundamental en nuestra sociedad, una de muchas que nos mantienen enfrentados los unos contra los otros, mientras los corruptos medran y se enriquecen en nuestras narices de idiotas útiles.
Ese es el problema de los que se autodefinen como de la línea del medio, los que no se quieren reconocer como protagonistas de ese incordio fundamental y que actúan como si nos hubieran visto todo el tiempo desde la fría y aséptica altura de un microscopio.
El dilema existe e implica definir entre una opción que prioriza lo social sobre lo individual en un país en el que el acendrado individualismo nos ha llevado a convertirnos en una sociedad atomizada donde cada cual defiende lo suyo, mientras el mundo se diluye a su derredor: Elegir entre la depredación y la construcción, entre el despojo y el progreso, el filibusterismo y el trabajo mancomunado, entre derechos y privilegios, entre lujos asqueantes y necesidades imperiosas, entre el boato repulsivo de pocos, la “gente bien”, y la miseria y el hambre de muchos, “la chusma”…
O se es parte del problema o se es parte de la alternativa y de la solución…
El Gobierno del Cambio
Luego de múltiples ataques, muchos de los cuales inanes, otros probadamente falsos, el gobierno del cambio marcha incontenible intentando superar todas las bielas que la oposición “inteligente” pone en su camino, todos los montajes y truculencias se han probado inútiles: Gustavo Petro mantiene un alto nivel de aceptación y crédito en especial entre el pueblo sencillo y trabajador que aspira a ver el día en que sus sueños de progreso se vean convertidos en realidades.
Encuestas van, encuestas vienen, ejercicios estadísticos y demográficos que, basados en un muestreo bastante controvertible, quieren hacer ver que el prestigio del gobierno del cambio decae. Que su credibilidad decrece como efecto de las múltiples argucias, entrampamientos, calumnias y mentiras de los huérfanos del poder, amos de la corrupción y de los medios mercenarios que las difunden sin cesar.
No faltan, claro, los tropiezos, las imprudencias, los errores y las faltas de personas allegadas al gobierno. Cualquier cosa, cualquier indicio, por pequeño que sea, es agrandado por la prensa de los cacaos, las entrevistas son descontextualizadas y editadas, no faltan los “expertos” de pacotilla que vienen a ilustrarnos con su “autorizada” opinión…
La oposición inteligente
Frente a los logros del gobierno del cambio no les queda otro recurso qué mentir y mentir sin decoro y es que esos logros son tan contundentes e inocultables que silenciarlos no alcanza, entonces tienen que buscar nimiedades o inventar infundios…pues eso de mentir y silenciar es lo de ellos, se muestran como medios de comunicación, pero su marcado sesgo ideológico y comercial los convierte en simples canales de propaganda, que mezclan sin rubor información con opinión, tristemente aún hay muchos que les creen, gente que sólo lee titulares, que no consulta otras fuentes.
Enfermos de rencor, hacen el mandado de vituperar y descalificar el cambio desde sus poderosos púlpitos, refuerzan el uso y abuso del odio como arma politiquera en épocas preelectorales en lugar de las propuestas que, en su caso, se reducen a una: Minar el cambio, desprestigiar, silenciar sus logros, maximizar sus traspiés.
Luego de una reunión de los Alcaldes, un grupo minúsculo de los mismos, adeptos al Centro Democrático y Cambio Radical, las versiones criollas de Vox y del PP españoles, salió a criticar con dureza la gestión y declaraciones del Ministro del interior, a exigir su renuncia.
Extrañamente unos días antes esos mismos alcaldes, los más virulentos, se habían reunido con el obeso disk jockey devorador se salchipapas, gran admirador, por cierto, de los 7 enanitos…
Está tan desprestigiada y carente de liderazgo la oposición que tienen que recurrir a exfuncionarios o funcionarios mediocres, algunos claramente indiciados de actos de negligencia y corrupción, de gastos suntuosos, agendas ocultas, filtraciones deliberadas y perversas.
En efecto: En la asamblea anual de la ANDI (Asociación Nacional de Industriales) invitan al señor Fiscal General de la Nación, quien en su discurso se refiere en forma grosera al presidente, descalifica sus propuestas y los alcances del cambio, se victimiza, anuncia tormentas y huracanes y exige que entidades internacionales de Justicia y Derechos Humanos lo cubren con un manto de protección que no de impunidad.
En el curso de ese mismo evento son invitados algunos personajes a un pequeño foro en el que, bajo la conducción de Alejandro Santos, se les pregunta su opinión acerca del gobierno del cambio y de sus preocupaciones al respecto. Sus imprecaciones en contra de Gustavo Petro son aplaudidas a rabiar por los asistentes, entre los cuales no faltan algunos implicados en financiación de grupos violentos y que esperan con zozobra su citación a la JEP.
Entre ellos se encuentra el opinador y escritor Héctor Abad Faciolince, quien pretende ironizar al mostrar su sentida preocupación por la “salud mental” del presidente de la república.
¡Quién dijo miedo! Como si se tratara, y de seguro podría tratarse, de un acto de prestidigitación preconcebido y preparado con cuidado y mucha antelación, empieza a hacer carrera la presión de algunos portaestandartes de la oposición inteligente exigiendo que Gustavo Petro revele los resultados de sus exámenes clínicos, todo ello con la clara intención de generar zozobra entre los menos informados, aquellos que sólo leen titulares.
A los pocos días una proposición de senadores de, qué raro, Centro Democrático y Cambio Radical, pide que haya un pronunciamiento del Senado para exigir que esa solicitud se cumpla.
En fin, han acudido a tantos recursos de tan bajo nivel que de esos honorables senadores ya no sorprende la utilización mediática de las declaraciones de Abad pero sí preocupa y bastante, por cierto, su desinterés en la salud mental de Abad Faciolince, un tipo que se hizo visible recientemente no por sus méritos literarios sino por una aventura suicida que protagonizó en Ucrania, a donde llegó en compañía de otros figurones a apoyar con su presencia la lucha de los nacionales de ese país en contra del aparato militar ruso.
En su osado ejercicio, el citado opinador se apostó en un sitio donde al parecer se reunían y cenaban mercenarios y personajes del ejército ucraniano, lo cual en medio de un conflicto como el que enfrenta a esa nación con Rusia puede catalogarse como un objetivo militar válido, cuando un misil lanzado desde posiciones de los rusos impactó el lugar generando algunas víctimas entre las cuales una escritora ucraniana de renombre que departía justamente con el grupo de colombianos.
Locura esa de irse a alentar a los ucranianos, a los que bien podría valer un comino un apoyo que no se refleja en el suministro de pertrechos de guerra, en una zona de conflicto y sobrevivir tan sólo gracias a la mala puntería de los rusos.
Tanto ese escritor como los líderes de la oposición se miran en el espejo de su pasión por alias el Matarife, juzgan a los demás a través del lente miope de su propia depravación. Hacen referencia a la existencia de un “Amor tóxico” entre quienes defendemos al gobierno del cambio, pero pretenden que olvidemos que rebosan de un odio que supuran con la fluidez de su forunculosa aventura con la ultraderecha hirsuta y criminal, tanto la criolla como la de otros países como España o Ucrania.
Nos atribuyen sufrir de “Celos enfermizos” por salir en defensa de la gestión de Gustavo Petro, pero hacen caso omiso de la celotipia que llevó a uno de sus copartidarios, los adeptos y defensores del habitante del Ubérrimo, a cobrar la vida de Luz Mery Tristán.
La caverna
A lo largo de su nefasta historia, la caverna expulsa de vez en cuando criaturas tenebrosas, ávidas de poder, sedientas de sangre, medran en el terreno de la amenaza, exhiben preocupaciones apocalípticas pues ellas mismas son heraldos del caos, la impunidad y la violencia…
Luego de 4 años de ineficacia y silencio adecuadamente retribuidos con puestos, contratos y coimas, reaparecen los mismos mesías, ahora ocupándose del énfasis del momento, hoy es la inseguridad, ayer fue la corrupción, entre tanto galopan la violencia, la miseria y la impunidad.
Como no tienen la menor posibilidad sólo les queda el recurso de apelar al terror y, de paso, al odio. Su mensaje no busca seducir inteligencias, sino reclutar miedos, hacer que la gente vote aterrorizada y rebosante de ira y de rencor, ese es el verdadero alcance de su diatriba. Tienen mucho que explicar de sus pasos anteriores cuando, ebrios de poder, se creyeron autorizados para permitir el bombardeo de áreas donde se sabía había menores reclutados, que no otra cosa que víctimas de secuestro, pagar recompensas por muertes ficticias y ensalzar masacres de campesinos como la sucedida en El Remanso, enuclear, mutilar, torturar y desaparecer centenares de muchachos que salieron a las calles a gritar su desesperanza, a demostrar su indignación, a visibilizar su existencia y la ausencia de un futuro para ellos.
Epílogo
“Ay que molestia, deja el tema político, no lo traigas a colación” le dicen a uno cuando quiere abordar lo que las noticias revelan, analizar mínimamente, conocer el parecer de sus cercanos, entre los que también hay víctimas de las hazañas de los politiqueros y sus financiadores corruptos…
Escribimos cada cuatro años nuestro destino, elegimos a nuestros propios depredadores, “escogemos” dentro del abanico de candidatos que los medios muestran y hacen visible en un ejercicio de aparente “libertad”.
La política se tornó en sinónimo de incorrección y truculencia…Eso también debe cambiar.