En este mes de Diciembre, donde el emprendimiento surge como ave fénix, las manos laboriosas de nuestros pasteleros se llenan de creatividad, con la venta masiva de nuestros postres en estilo y con toques navideños, y es propicio para destacar nuestros dulces guayaquileños, que no son conocidos por la poca difusión y conocimiento de su gente de nuestras tradiciones en cuanto a gastronomía pastelera se refiere, pero es el momento de conocerlos y saber de sus exquisitos sabores y texturas, en la primera parte de este reportaje tan dulce como su contenido.
“EL MANJAR BLANCO” un postre de alta calidad un postre que se encuentra por todo Sudamérica, pero que como dignos guayaquileños le ponen su toque especial, aparte de su jocosidad y alegría que caracteriza a los guayacos, se elabora con leche, azúcar y yemas de huevo, se lleva al fuego hasta obtener una masa cremosa similar a la leche condensada, quedando un postre ligeramente dulce y suave.
“LOS CHURROS” un postre muy popular y con tradición guayaquileña, es apetecido en las fiestas infantiles por lo general, por muchos años, se expenden en las esquinas de toda la ciudad, sin relleno, en fundas de papel y espolvoreadas con azúcar, un postre que gusta por su sabor y delicada masa, el producto hecho de harina se fríe en una paila con aceite hirviendo, su presentación es en forma de tubo para rellenarla de manjar o chocolate, se sirve con chocolate caliente o un café en las distintas pastelerías, pero la presentación original guayaquileña es sin relleno.
“SUSPIROS” si como ese gesto hermoso de suspirar cuando ves a tu amado, Guayaquil tiene un postre con ese nombre, son deliciosos por su delicadeza y sabor, que se deshace en el paladar, hechas con claras de huevo a punto de nieve, nuestros emprendedores le agregan jugos de frutas como frutillas, durazno o moras, cambiando un poco su color tradicional blanco, para ser llamativos en fiestas infantiles, pero su masa original se usa mucho en fiestas de graduación, y actos religiosos por su color sobrio y blanquecino.
VOLTEADO DE PIÑA: un postre hecho con ingredientes de una torta de cumpleaños pero con delicioso caramelo con rodajas de piña encima, se sirve en porciones con un vaso de leche, tradición de las abuelas en visitas de la familia.
DULCE DE HIGO: una tradicional fruta verde que al cocinarse en panela y clavo de olor, canela, se torna acaramelada y dulce, se acompaña con un pedazo de queso criollo, aunque apetitoso y de excelente sabor, no se vende en pastelerías ni cafeterías, suelen ser preparados en casa para saborear en reuniones de amigos y familia.
LA ESPUMILLA.- tiene su origen en Guayaquil, y se remonta desde muchos año atrás, cuando llegaron los primeros Conventos de Padres Franciscanos en el año 1.600 pero fue en el año 1.700 que las Madres Franciscanas, o monjas del convento, recibían la fruta como regalo de las haciendas de la provincia, los recolectores de frutas que usaban grandes camisas con dos bolsillos para recoger las guayabas, de ahí se origina también la camisa llamada guayabera, las monjas preparaban jugos, jaleas, y agregaron un poco de extracto de guayaba a sus “capiroletas”, una forma de comer la clara de huevo a punto de nieve, quedando de exquisito sabor, desde ese entonces los conventos en otras ciudades repitieron la receta de la famosa espumilla de guayaba. Esta fruta se cultiva en climas tropicales y subtropicales. La venta de este delicioso postre, por lo general, lo realizan en las esquinas de las vereda en todo el país.
Y si de encanto hablamos, nada como la picardía, alegría y el garbo que tienen los guayacos, para ofrecer estos deliciosos postres, en pastelerías y puestos ambulantes, seguiremos con la segunda parte de los postres en la Perla del Pacifico, Guayaquil Ecuador.
Fotografías sacadas de las redes sociales.
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