De acuerdo con el Sistema Integrado de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (Unodc), por segundo año consecutivo Colombia superó el tope histórico de hectáreas de coca sembradas, pasando de 200.100 el año pasado a 230.000 en 2023; es decir, hubo un aumento del 13%.

A ese informe de la entidad internacional se suma una investigación de Bloomberg Economics, que detalló un aumento en la exportación de cocaína: “Estimamos que los ingresos por exportaciones de cocaína aumentaron a 18.200 millones de dólares en 2022, no muy lejos de las exportaciones de petróleo por 19.100 millones de dólares del año pasado”, sostuvo el economista de Bloomberg Felipe Hernández.

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Lo anterior puso sobre la mesa la rentabilidad del negocio del narcotráfico en el mercado internacional y los valores comerciales de un kilo de cocaína. De acuerdo con el ministerio de defensa, el kilogramo de clorhidrato de cocaína está entre US$30.000 y US$50.000; es decir que los narcotraficantes reciben en pesos colombianos desde $117.605.280 hasta $19.6008.800 por la comercialización de la sustancia alucinógena.

“Hay una serie de condiciones relacionadas con la coyuntura del narcotráfico: las condiciones estructurales de seguridad en el campo, relacionadas con el tráfico y la fabricación de cocaína; el fracaso de los programas de reducción de coca; y la rentabilidad con certidumbre. También influye el factor de la propiedad de la tierra”, explicó en entrevista con La República Jorge Restrepo, experto y profesor de la Universidad Javeriana.

De acuerdo con el informe de la Unodc, los sectores del país donde más se cosecha coca son el Catatumbo, en Norte de Santander (27.766 hectáreas); el departamento del Putumayo (12.112 hectáreas); en el municipio de Tumaco, Nariño (14.780 hectáreas); sector de El Charco-Olaya Herrera, en Nariño (11.088 hectáreas) y entre las poblaciones de Argelia y El Tambo, en el departamento del Cauca (10.099 hectáreas).

Con base en lo anterior se estableció que la concentración de cultivos de cocaína está en Nariño, Norte de Santander y Putumayo, donde hay el 65% de hectáreas de coca del país.

Sin embargo, el aumento de las hectáreas sembradas generó pérdidas para los productores, de la sustancia alucinógena. De acuerdo con un estudio realizado por la ONG Washington Office Latin America, en el departamento de Nariño, la arroba de hoja de coca cayó de $80.000, aproximadamente, a casi $30.000 en lo corrido del 2023; mientras tanto, el kilo de pasta de coca pasó de costar entre $1.764.079 y $2.352.105, a cerca de $1.470.066.

En entrevista con La República, Hernando Zuleta, profesor del Centro de Estudios sobre Seguridad y Drogas, Cesed, de la Universidad de los Andes, dijo: “En las regiones donde el comprador solía ser las Farc, con unos precios pisos regulados, ahora hay agentes diferentes que no buscan el favor político de las comunidades, de manera que pueda tener un mecanismo de fijación de precios”.

Como en negocios agroindustriales legales del país, los cultivadores y procesadores de la coca son los que menos ganancias reciben del negocio ilegal, mientras que los comerciantes finales son los más beneficiados económicamente.

El estudio de la Unodc determinó que el precio del gramo de cocaína en Europa oriental es de $350.000; en suiza cuesta $411.618; en Reino Unido $431.219 y en Finlandia $650.749. O sea que si un narcotraficante logra comercializar por lo menos un kilo de cocaína al país nórdico estaría ganando más de 650 millones de pesos, por lo que el narcotráfico se convierte en una renta ilegal fructífera para los grupos armados en el país.