En el estreno de “Mi prima la sexóloga”, película boliviana que nos deja un mensaje

Dos primos se reencuentran después de mucho tiempo y le darán pasión a sus ímpetus. MI AMIGA LA SEXÓLOGA, es una película    protagonizada por los artistas, Stephanie Herela, Andrés Salvatierra, Joaquín Machado, Kimberly Aguilera y Thiago Ribera.

No son parientes, pero sumergidos en las costumbres benianas, retrotraen un pasado revestido de ternura que ahora impele a una alianza madura. Se reencuentran por intermedio de una llamada     sorpresiva de Malena (Stephanie Herela) que solicita encontrarse con Manuel (Andrés Salvatierra), después de muchísimos años.

Él es un soltero exitoso, y ella una psicóloga especialista en sexología que retorna de Buenos Aires, luego de coronar sus estudios. Juntos viven un segundo romance, antecedido por aquel amor de adolescentes, que en la ternura de las circunstancias, tuvo un vínculo animoso.

Son 104 minutos de película. Arranca con imágenes de sensualidad desenfrenada. En una puerta abierta, la cámara se acerca al dormitorio. Los dos “primos”, asoman entregados al placer sobre la conexión íntima y la química de dos enamorados. Se escuchan jadeos casi imperceptibles que provienen de la habitación, sonidos de besos y la voz de Malena. Aparecen en primer plano horizontales y paralelos, donde las transversales de la pasión se atraviesan y los segmentos correspondientes resultan maravillosamente proporcionales.

El joven divorciado quien aún no supera la separación de su ex pareja, asiste a la cita. Al verla se da cuenta de que Malena  ya no es la niña flaquita que él recuerda, sino una bella mujer que es experta en sexo.

En telón de fondo concurre el diálogo de gran amistad entre Marco (Majelo Quiroz) y Manuel. La correspondencia es del más alto grado de confianza. Ambos son depositarios de sus secretos más recónditos.

Malena, acerca toda la literatura pormenorizada de exposiciones que colaboran a educar al público en torno al despertar sexual, sus aplicaciones, desarrollo y conocimiento científico. Hay pocos escenarios: un dormitorio, una sala de estar, la ciudad de Santa Cruz, y el Ventura Mall. La resonancia del sonido es de primer nivel, los diálogos se escuchan claros con música de reguetón.

Picardías propias de la edad se amalgaman con el sentido humano, poco frecuente de una Malena novia de Manuel que lo acompaña a buscar a su pequeño hijo Manuelito (Thiago Ribera). Es encantador el cariño que ambos le brindan, pasando un domingo de parques, comida y entretenimiento.

El niño, es heredero de los genes del padre y es muy avispado en el colegio. Las reuniones entre Manuel y su ex-pareja Verónica (Kimberly Aguilera), son conflictivas. Abundan las quejas y es inevitable solicitar apoyo económico. Verónica es una persona materialista y superficial, con una actuación relevante en la película por la forma de exponer las dificultades en las parejas separadas.

Malena durante su permanencia en Buenos Aires, Argentina conoció a quien sería su novio durante el tiempo universitario. Es Francesco (Joaquín Machao Foianini), un hombre metrosexual, de mundo, experto culinario, capaz por su poder adquisitivo de complacer las necesidades más exigentes de Malena.

Ahora está en Bolivia. La referencia no es la mejor para Manuel, quien explota en celos. Malena lo sabe persuadir y le explica que él fue su novio y que la estadía será breve. Francesco demanda la presencia “del primo”, quien asiste a la reunión. Manuel observa un trato más que cariñoso y diplomático. Es “el primo”. Pero la realidad es otra. Malena está indecisa. El principal problema es  el padre de la sexóloga, un empresario ganadero que de hecho refutaría la profesión de la hija con riesgo a desheredarla.

Manuel, sólo le ofrece el trabajo en el canal de televisión donde trabaja, y el éxito conquistado entrevera la satisfacción de su productor en ver el talento expositivo de Malena en la ciencia de la sexología. Un posible rating de resultados extraordinarios.

El sueño, durante la noche, se interrumpe cuando llaman a su celular. Agitado despierta y contesta. ¡Que pasa Malena! –le dice. La respuesta es la indecisión. ¿Dejara a Manuel? ¿Retornará a la Argentina con Francesco? Malena corta la llamada y Manuel insiste, una y otra vez sin respuesta.

Al día siguiente Franceso y Malena junto al equipaje abordan el taxi que los conduce al aeropuerto y desde entonces, una nueva vida en el país argentino. Manuel no tiene alternativa. Retorna a su hogar y el cansancio lo duerme.

El timbre suena, Manuel abre y es Malena quien pudo poner en la balanza sus verdaderos sentimientos. Decidió quedarse con él. Besos, caricias y el momento final acostados en la recámara, es el final.

Un film rociado de actuaciones que acercan el talento de los artistas, la naturalidad, la espontaneidad. Cada uno en lo suyo, con una especial referencia a la magistral actuación de Stephanie Herela (Malena). Hay calidad, en la película, encuadre y es prolija.

La crítica, sin embargo, no ha sido de las mejores. El llamado comentarista de cine siempre busca debilidades y sólo pondera los minutos magistrales. Hay ausencia de conciencia, de advertir que la vida está hecha de cosas simples como las acontecidas en MI AMIGA LA SEXÓLOGA. Es una obra para reflexionar. Es ágil y   muy profunda. Es una cátedra sobre el estímulo sexual, sentimientos, dudas, entrega, amor.

Es escritor y consultorpor: Julio Ríos Calderón