Crimen organizado utiliza vuelos comerciales para transportar drogas, armas y oro

Un ciudadano chino fue detenido por la Policía Federal en el Aeropuerto Internacional de Guarulhos en Sao Paulo, Brasil, el 4 de julio, cuando intentaba embarcarse en un vuelo con destino a Hong Kong, transportando 17 lingotes de oro entre sacos de café. La Policía descubrió que además, estuvo implicado en otra incautación similar el 8 de mayo, en Foz do Iguazú, Paraná, cuando incautaron 1 kilogramo del metal.

Un año antes, en Colombia, la policía antidroga del aeropuerto internacional Gustavo Rojas Pinilla, encontró en la isla de San Andrés 1,5 toneladas de cocaína, en un cargamento de 57 cajas que contenían verduras y manzanas, en un avión de carga con destino a los Estados Unidos.

Según un informe de la empresa de inteligencia de riesgos Osprey Flight Solutions (OFS), las organizaciones criminales transnacionales utilizan cada vez más los vuelos comerciales de pasajeros y carga en Latinoamérica, para transportar drogas, armas y oro. Para analizar mejor la situación, OFS emitió alertas posteriores a incidentes recopiladas entre febrero de 2021 y febrero de 2024, de incautación de mercancías ilícitas, generadas en los principales aeropuertos con conexiones a los EE. UU., Europa y África.

Los datos muestran que las alertas generadas en los aeropuertos latinoamericanos, en almacenes y a bordo de aeronaves, aumentaron un 147 por ciento entre 2021 y 2023, con el mayor número de registros en Brasil, México y Colombia.

Brasil registró el mayor número de incautaciones: 1737. Los incidentes están relacionados principalmente con el tráfico de oro y drogas, dijo la OFS. Según los datos proporcionados a Diálogo por la Policía, sobre las incautaciones de drogas como cocaína, marihuana skunk, éxtasis, anfetaminas y metanfetaminas en los aeropuertos brasileños, la cantidad pasó de 4,4 toneladas en 2021 a 9,8 toneladas en 2023; un aumento de más del 120 por ciento.

Para el investigador Thiago Moreira de Souza Rodrigues, del Programa de Posgrado en Estudios Estratégicos de Defensa y Seguridad de la Universidad Federal Fluminense de Río de Janeiro, el transporte aéreo tiene ventajas; entre ellas, que los contrabandistas viajan en aviones comerciales.

“El dinero que se gana con el narcotráfico es tan alto que mucha gente corre el riesgo de ser descubierta, porque las ganancias materiales son muy rápidas”, dice Rodrigues. “Funciona como un casino: las apuestas son altas, pero las ganancias también lo son, si la jugada sale bien”. Explica que en el caso de las drogas sintéticas, la cocaína y la heroína, la rentabilidad es enorme cuando se mezclan con otras sustancias para su venta. “Dependiendo del viaje que se haga, se multiplica […] hasta unas decenas de veces el precio que se pagaba originalmente por esa pastilla, ese paquete. Así que no hace falta traficar grandes cantidades para que sea rentable”, subraya el investigador.

Aunque el aumento de las alertas coincide con la vuelta a la normalidad de los vuelos internacionales, tras la supresión de las restricciones de viaje por COVID-19, para Rodrigues los datos muestran un indicio de mayor flujo y demanda internacional de drogas. “El tráfico aéreo mundial creció mucho en las tres últimas décadas. Así que la vigilancia ya sea por radiometría, física, perros, revisión individualizada o por personal especializado, es muy complicada; siempre se hace por muestreos”, recuerda Rodrigues. “Aunque se intercepten algunos cargamentos de droga, el volumen que pasa es mucho mayor que el que capturan las redes de vigilancia. En el tráfico aéreo, aunque sea menor y más pulverizado, los envíos se multiplican por el gran número de rutas y flujos aéreos. Si observamos aeropuertos como las grandes terminales del mundo, hay miles de vuelos a la semana”.

Las TCO utilizan muchos métodos para traficar con estupefacientes y otros productos ilícitos a través de las rutas aéreas. Entre las tácticas más comunes están colocar la mercancía en compartimentos ocultos incrustados en los envíos legales; crear empresas de exportación para ocultar los envíos ilegales; corromper a las autoridades aeroportuarias; y utilizar contrabandistas que transporten la mercancía en sus vuelos, informó InSight Crime.

“Desde la época dorada, cuando el narcotráfico comenzó como economía transnacional, a finales de los años 70 y principios de los 80, siempre se ha utilizado el transporte aéreo comercial, básicamente por la misma razón: la articulación entre los empleados de los aeropuertos, el mantenimiento logístico del propio aeropuerto y las aerolíneas; en fin, el rendimiento es tan alto que mucha gente se arriesga”, señala.

México ocupó el segundo lugar en la lista de la OFS, registrando 700 alertas durante el periodo del estudio. Los resultados destacan el flujo de drogas sintéticas a través de vuelos nacionales desde Culicán y Querétaro a ciudades de la frontera entre los EE. UU. y México, como Tijuana y Ciudad Juárez. Colombia, el tercer lugar con 488 alertas, tiene a la cocaína como la sustancia más comúnmente traficada vía aérea. Las principales rutas aéreas conectan la capital Bogotá, con la isla de San Andrés. Pero también hubo alertas de drogas relacionadas con vuelos a Australia, Bélgica, Francia y Reino Unido. Las alertas en los aeropuertos colombianos aumentaron un 275 por ciento durante ese periodo.

Según la Oficina de la Organización de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, sólo el dos por ciento de los contenedores que viajan por el mundo por aire, mar, carretera y ferrocarril, son inspeccionados adecuadamente para detectar actos ilegales.