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El arte de la seducción y el cortejo antes de la reproducción están presentes en los animales. Cuál es el elemento clave para el galanteo.

La seducción como herramienta biológica no es exclusiva de los seres humanos. El mundo animal está lleno de muestras y sofisticados comportamientos que preceden al apareamiento.

El galanteo, el arte de la seducción, la búsqueda de la aceptación y el despliegue de todos los recursos disponibles para conquistar no están ausentes en ninguna especie animal y los perros no son la excepción.

Si la dejamos libre de hacerlo, la hembra canina va a intentar elegir a su pareja entre varios pretendientes. Al principio, bastante tiempo antes de estar preparada para la cópula, la perra esparce su orina cargada de hormonas externas, las llamadas feromonas. Quiere y necesita atraer a varios perros para elegir al mejor pretendiente posible.

De esta forma las feromonas son unas potentes herramientas del juego de la seducción, que actúan como altavoces de la disponibilidad sexual de la hembra. Para facilitar esta elección aparece el mecanismo del cortejo. Durante ese momento, la hembra dista mucho de ser pasiva.

Las perras suelen atraer a varios perros para elegir al mejor pretendiente posible (Getty)
Las perras suelen atraer a varios perros para elegir al mejor pretendiente posible (Getty)

Va a tratar de captar la atención del macho acercándose a él y haciendo movimientos insinuantes a modo de invitación. Es muy difícil que el macho la ignore. Él mostrará su interés olfateando su cara y costados, y lamiendo su vulva.

Macho y hembra interactuarán a través de juegos, reverencias, invitaciones, olfateo y lamido de genitales. Se muerden, juegan y lamen para calentar el ambiente antes de la cópula.

La hembra rechazará todas las insinuaciones del macho, inclusive hasta con agresiones, hasta que sus óvulos no estén preparados para ser fecundados. Cuando esté lista para el apareamiento, la hembra, demostrará interés corriendo el rabo de costado y enseñando su vulva, que estará turgente, blanda y lubricada.

Entonces se mantendrá quieta ante el macho como una señal de aceptación. El macho intentará montar y abrazar la hembra, lo hará repetidamente ensayando movimientos copulatorios con a pelvis, hasta que al final ocurra la penetración.

Para que los espermatozoides alcancen con éxito a los óvulos, el encuentro debe producirse en el momento correcto y exacto del ciclo de la perra. Todo este ritual de seducción canina puede durar horas y se produce dos veces al año coincidiendo con los respectivos celos de la hembra.

La hembra rechazará todas las insinuaciones del macho, inclusive hasta con agresiones, hasta que sus óvulos no estén preparados para ser fecundados (Getty)
La hembra rechazará todas las insinuaciones del macho, inclusive hasta con agresiones, hasta que sus óvulos no estén preparados para ser fecundados (Getty)

Luego de varios intentos, ocurre la penetración. El macho puede penetrar fácilmente a la hembra ya que su pene presenta un hueso que le brinda rigidez y que evita que se ocluya la uretra, el conducto por el que debe salir el semen. Después del apareamiento el macho se mueve como si intentara desmontarse y gira de tal manera que queda junto a la hembra, montado sobre ella pero mirando en dirección opuesta.

Esta posición, en la que permanecerá algunos minutos sin mucha alternativa de defensa, es la que le permitirá a la pareja vigilar a título doble frente a la aparición de competidores indeseables de manera sorpresiva. Es en ese momento se produce la eyaculación, proceso que puede entre 10 a 30 minutos.

¿Quién les enseña todos estos pasos a los perros? ¿Nacen sabiéndolos? Ni una cosa ni la otra aunque sin embargo las dos explicaciones son válidas al mismo tiempo.

Todos los animales, los perros también, tienen una serie de circuitos neuronales básicos impresos en su cerebro primitivo, el famoso cerebro reptil. Estos circuitos, por ejemplo los del comportamiento de cortejo reproductivo, vienen “de fábrica” y están desactivados.

En las perras, las feromonas son unas potentes herramientas del juego de la seducción, que actúan como altavoces de la disponibilidad sexual (Getty)
En las perras, las feromonas son unas potentes herramientas del juego de la seducción, que actúan como altavoces de la disponibilidad sexual (Getty)

Necesitan para llegar a ejecutarse, desarrollarse y concluir en la práctica, a través de un funcionamiento adecuado una serie de disparadores que se ejecutan con el contacto con la madre y sus acciones, hasta con el vínculo con sus hermanos.

Si esto no ocurre y el perro es criado con humanos y como humano a la hora de la verdad de su accionar reproductivo o del comportamiento materno sabrá la música pero no podrá repetir la letra de esa maravillosa sinfonía de la vida.

Por eso es muy bueno perrizar al perro y humanizar al hombre. De eso se trata todo este esfuerzo.

*El Prof. Dr. Juan Enrique Romero @drromerook es médico veterinario. Especialista en Educación Universitaria. Magister en Psicoinmunoneuroendocrinología. Ex Director del Hospital Escuela de Animales Pequeños (UNLPam). Docente Universitario en varias universidades argentinas. Disertante internacional.


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