En 2023, los datos revelan que el 78,6% de los adultos residentes en las capitales de los estados brasileños consumieron menos frutas y verduras de lo recomendado, según señalan los expertos de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de São Paulo. Esta situación podría mejorarse incentivando la producción y acceso a estos alimentos en entornos urbanos.

Los investigadores, en una publicación reciente, destacan la importancia de una ingesta adecuada de frutas y verduras para mantener una buena salud, estableciendo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda al menos 400 gramos diarios de estos alimentos. Sin embargo, el estudio señala que solo el 19% de los productos alimenticios adquiridos por los hogares en 2018 correspondieron a frutas y verduras.

Los autores del estudio sugieren una solución clave: impulsar la producción local de alimentos saludables. Argumentan que cuando los alimentos se cultivan en proximidad a los consumidores, se pueden reducir los costos de transporte y comercialización, lo que se traduce en precios finales más accesibles. “Los circuitos cortos de comercialización facilitan la venta directa de productos agrícolas locales a los consumidores urbanos, evitando la intervención de numerosos intermediarios y desplazamientos innecesarios”, afirman.

Coste de los alimentos

Los alimentos más saludables están siendo reemplazados por productos ultraprocesados, los cuales contienen aditivos químicos y representan un riesgo para la salud cuando se consumen con regularidad. Este cambio en los hábitos alimenticios preocupa a organismos como el Consejo Nacional de Salud (CNS), que ha publicado un informe abogando por un aumento en los impuestos sobre estos productos como medida disuasoria para los consumidores.

Según el CNS, entre 2006 y 2022, los precios de los alimentos han aumentado 1,7 veces más que la inflación general (IPCA), mientras que los alimentos saludables han experimentado un incremento casi tres veces mayor que los ultraprocesados.

Los investigadores del estudio destacan que una alimentación deficiente está estrechamente relacionada con el sobrepeso, la obesidad y el desarrollo de enfermedades crónicas no transmisibles, como cáncer, diabetes, enfermedades cardiovasculares y respiratorias.