El aumento de las enfermedades respiratorias en China que afectan sobre todo a niños ha causado preocupación en la Organización Mundial de la Salud (OMS). En un comunicado publicado este miércoles 22 de noviembre, la máxima autoridad sanitaria del planeta confirmaba que hizo una petición oficial al país asiático pidiendo información detallada sobre el incremento de casos.
Una de las enfermedades que más se está propagando es la “neumonía andante” o “ambulante”, según Bloomberg, una infección que también se conoce como “neumonía atípica”, según ha confirmado a Infobae España la Revista Española de Quimioterapia. Esta afección está causada por la bacteria Mycoplasma pneumoniae, y el sistema de vigilancia mundial ProMed indicó que este gran brote en el país asiático puede estar vinculado con este germen. Precisamente sobre él publicaron un estudio cinco médicos españoles.
“Mycoplasma pneumoniae es una bacteria que carece de pared celular. Produce infecciones en todo el mundo, en brotes epidémicos cada 4-7 años, o en forma endémica. Sus manifestaciones clínicas se producen mayoritariamente en el tracto respiratorio y es una causa común de neumonía atípica”, explican en la investigación titulada Mycoplasma pneumoniae y resistencias a macrólidos: ¿Conocemos la situación en Europa?, y publicada el 27 de marzo de 2023 en la mencionada revista científica.
En ella, Ana Isabel Álvaro Varela, Aitziber Aguinaga Pérez, Ana Navascués Ortega, Jesús Castilla Catalán y Carmen Ezpeleta Baquedano (médicos del Instituto de Investigación Sanitaria de Navarra) y de otros centros por separado como el Servicio de Microbiología Clínica del Hospital Universitario de Navarra, analizan la prevalencia de esta bacteria, su epidemiología y síntomas que provoca, el tratamiento y una de las claves por las que se está convirtiendo en un problema de salud pública en China: la resistencia a los macrólidos, un tipo de antibióticos que se utilizan para su curación.
La bacteria Mycoplasma pneumoniae es uno de los desencadenantes de la neumonía atípica, una infección definida como “aquella neumonía que se asocia con clínica extra-pulmonar, presentación de patrón radiológico parcheado o intersticial en la radiografía de tórax, no identificación del agente causal en tinción de Gram o cultivo de esputo convencional y no respuesta a antibióticos betalactámicos”.
Se transmite entre personas por “gotitas respiratorias infectadas en el contacto cercano” y su periodo de incubación es de 2 a 3 semanas y para sus diagnósticos se utilizan tres tipos de pruebas: el cultivo, la serología y los métodos de amplificación de ácidos nucleicos (la PCR es la opción predilecta).
En España, las infecciones producidas por esta bacteria no están incluidas en el sistema nacional de vigilancia, por lo que no se disponen de datos sobre su presencia en el país. Eso sí, las estimaciones indican que hay anualmente alrededor de 2 millones de casos de este tipo de neumonías en EEUU y, en consecuencia, 100.000 hospitalizaciones.
En cuanto a los grupos más afectados, tanto niños como adultos pueden verse infectados. Sin embargo, los casos en menores de un año son escasos y sí son más frecuentes entre los 5 y los 15 años de edad.
A la hora de determinar los síntomas es importante el estado inmunitario del huésped, ya que repercute directamente en la gravedad de la infección. En este sentido, el estudio señala que en adultos puede tratarse de una infección asintomática “muy frecuentemente”. Eso sí, cuando se produce el caso contrario y la clínica aparece, es complicado diferenciarla de otras infecciones respiratorias.
Además de los problemas respiratorios, el 25% de los infectados pueden padecer otras complicaciones que no tienen que ver con esa rama de la salud.
La investigación española detalla las más importantes:
Dermatológicas: síndrome de Stevens- Johnson (agente infeccioso más frecuente asociado a este síndrome), exantema, eritema multiforme, urticaria.
Neurológicas: meningoencefalitis, encefalitis, meningitis, síndrome de Guillain Barré, neuritis óptica.
Hematológicas: anemia hemolítica, anemia autoinmune, trombocitopenia, púrpura de Schonlein-Henoch.
Cardiacas: miocarditis, pericarditis, endocarditis.
Musculoesqueléticas: mialgias, artritis, rabdomiólisis.
Digestiva: gastritis, pancreatitis, hepatitis.
Otra: glomerulonefritis, Enfermedad de Kawasaki.
Azitromicina, uno de los antibióticos para su tratamiento
Las infecciones de esta bacteria pueden curarse solas sin tratamiento en un plazo de entre siete y 10 días. No obstante, en la mayoría de los casos el tratamiento antibiótico es indispensable. Los objetivos de su administración son mejorar los síntomas, reducir la duración de la enfermedad y curar los problemas extra-respiratorios.
En este sentido, los antibióticos más utilizados (sobre todo en niños), son los macrólidos, ya que “tienen acción antiinflamatoria además de antibiótica”. Y más concretamente, se eligen azitromicina, roxitromicina o claritromicina por su buena tolerancia y fácil administración. Las dosis y la frecuencia las estipulan los médicos.
La resistencia a los antibióticos de la neumonía presente en China
A pesar de la eficacia de los antibióticos en la mayoría de pacientes, surge un problema con su administración: la resistencia de Mycoplasma pneumoniae está aumentando en todo el mundo, sobre todo en Asia. De hecho, China es uno de los países donde más ha crecido.
“Las tasas de resistencia han aumentado en China del 40% en 2008 a más del 79% en la siguiente década”, explican en la investigación. En España, el porcentaje se sitúa en el 8%, mientras que Italia tiene el porcentaje más alto de los principales países de Europa con un 26%.
Estos fenómenos de resistencia son también más comunes en niños que en adultos y prolongan la duración de síntomas como la fiebre y la tos, así como la estancia en el hospital y el periodo de ingesta de antibióticos.
infobae.com
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