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Jue. Ago 1st, 2024
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En 2025 se cumplen 1700 años del Concilio de Nicea del 325, cuando toda la cristiandad, recién salida de persecuciones, estaba unida y en paz.

Las iglesias católicas y ortodoxas y las comunidades protestantes multiplican los esfuerzos ecuménicos estos días para llegar al aniversario con algún avance visible hacia el mandato de unidad que Cristo dejó: “Que sean uno, para que el mundo crea” (Juan 17, 21-23).

Uno de estos avances ha sido el anuncio este martes de un acuerdo entre la Federación Luterana Mundial y la Iglesia Ortodoxa (al menos, la ligada al Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, especialmente los metropolitas griegos).

El acuerdo se refiere a un asunto espinoso que, en gran parte, empezó en España: el Filioque (en latín, “y del Hijo”). La Federación Luterana Mundial da básicamente la razón a la postura ortodoxa actual.

El Espíritu Santo, ¿procede “del Padre” o “del Padre y del Hijo”?

Todos los católicos latinos hoy en misa, al recitar el Credo, declaran: “Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo”. Y los protestantes, en las ocasiones (no muchas) en que usan ese credo, mantienen esa fórmula.

Pero los ortodoxos recuerdan, con razón, que cuando la Iglesia estableció el credo niceno-constantinopolitano en el año 381, en el primer Concilio de Constantinopla, el texto no decía “y del Hijo”, sino sólo “que procede del Padre”.

Una “novedad” del siglo VI, para unir España y desterrar el arrianismo

Parece casi seguro que la “novedad” nació en España en el siglo VI y se extendió por Occidente, aunque se pueden encontrar precedentes en autores y prácticas de otros países.

La élite de la Hispania visigoda, de etnia goda, eran arrianos: creían que Cristo no era verdaderamente Dios, y que su relación con el espíritu Santo era muy limitada. Pero el pueblo llano hispano sí era católico. Muchas ciudades en Hispania tenían dos catedrales: la arriana para los nobles, la católica para el pueblo hispanorromano. De vez en cuando, los arrianos perseguían a los católicos. Los godos mantenían a la vez una alta conciencia no sólo de clase superior, militar, guerrera y gobernante, sino incluso racial, y una fuerte separación con la mayoría católica.

Todo cambió en el 589, en el Tercer Concilio de Toledo. El rey Recaredo acababa de llegar al trono al morir su padre y decidió convertir todo el país al catolicismo: así, de dos pueblos, godos arrianos e hispanorromanos católicos, saldría una única nación unida, católica. Muchos consideran que ese es el nacimiento de la nación española. En ese concilio hispano se añadió la cláusula “y del Hijo” al Credo, para marcar una clara diferencia con el arrianismo, la herejía antes gobernante que ahora debía desaparecer.

La conversión de Recaredo, cuadro de 1888 de Antonio Muñoz Degrain, que se expone en el Senado de España.

La conversión de Recaredo, cuadro de 1888 de Antonio Muñoz Degrain, que se expone en el Senado de España.

Poco a poco la expresión se fue extendiendo por la Europa de rito latino y se aceptó en Roma, pero en la Europa de rito griego y en los otros ritos se vio como un añadido injustificado. La polémica al respecto entre Roma y Constantinopla fue especialmente dura en el siglo IX y también cuando ambas sedes se excomulgaron mutuamente en el siglo XI, el “Filioque” fue uno de los temas que se esgrimieron.

Hoy, la mayoría de Iglesias Católicas de ritos orientales, y todas las católicas de rito bizantino, aunque están en plena comunión con Roma, proclaman el Credo sin el Filioque.

La Iglesia católica reconoce como correctas tres formas de hablar de la procedencia del Espíritu Santo:

– es correcto decir “el Espíritu Santo procede del Padre” (porque es la fórmula original niceno-constantinopolitana);

– es correcto decir que “procede del Padre y del Hijo” (aquí se suele recordar que el Segundo Concilio de Lyon, de 1274, especificaba “el Espíritu Santo procede eternamente del Padre y del Hijo, no como dos principios, sino como uno solo; no por dos espiraciones, sino por una sola espiración”);

– es correcto decir que el Espíritu Santo procede del Padre por medio del Hijo; es la definición que se usó en el Concilio de Florencia, 1431-1445, aceptada por delegados griegos y orientales, que logró brevemente la unidad de las iglesias; por desgracia, cuando en 1453 Constantinopla cayó en manos turcas musulmanas, la nueva autoridad política, los otomanos, fomentaron al máximo la ruptura de nuevo entre los cristianos de rito griego y oriental, ahora bajo su control, y los cristianos latinos.

Acuerdo luterano-ortodoxo: evitar el Filioque… y explorar una alternativa

La Federación Luterana Mundial (LWF) y la Iglesia Ortodoxa en su nueva declaración conjunta “sugieren que se utilice la traducción del original griego (sin el Filioque) con la esperanza de que esto contribuya a sanar las antiguas divisiones entre nuestras comunidades y nos permita confesar juntos la fe de los Concilios Ecuménicos de Nicea (325) y Constantinopla (381)”.

También proponen “la exploración de la fórmula ‘a través del Hijo’ usada por Máximo el Confesor, Juan Damasceno y Tarasio de Constantinopla y la postura relevante de Gregorio de Chipre y Gregorio Palamas, que puede facilitar nuestro esfuerzo común de llegar a un mayor acuerdo sobre la procedencia del Espíritu Santo”.

Aunque la declaración ortodoxo-luterana no lo especifica, esta idea de entender “y del Hijo” como “a través del Hijo” la han usado también los católicos al intentar tender puentes y limar asperezas con los ortodoxos.

Las figuras citadas sons de primer nivel: a San Máximo el Confesor (muerto en el 662) la corte constantinopolitana le cortó la lengua y la mano derecha para que no predicara contra la herejía monotelita que entonces tenía el poder en palacio y en el Patriarcado; San Juan Damasceno, muerto en el 749, es considerado el último de los Padres de la Iglesia, le cortaron una mano por defender las imágenes frente a los iconoclastas y ya conoció el Islam y sus errores.

Reunión en mayo de 2024 de los teólogos luteranos y greco-ortodoxos en el Monasterio de San Jorge en la ciudad antigua de El Cairo para hablar del Filioque - foto George Adib

Reunión en mayo de 2024 de los teólogos luteranos y greco-ortodoxos en el Monasterio de San Jorge en la ciudad antigua de El Cairo para hablar del Filioque – foto George Adib.

La comisión de diálogo trabajó este tema en mayo en El Cairo, Egipto. Hace más de 40 años que existe esta comisión de diálogo conjunto, que nació por iniciativa del Patriarca Ecuménico de Constantinopla Demetrio en 1981 e implica a varias iglesias ortodoxas autocéfalas (pero no a todas).

Lo que dice el texto conjunto

La declaración conjunta está completa aquí en inglés en PDF. Traducimos la mayor parte a continuación:

Sabemos que el Filioque se insertó en el Niceno-constantinopolitano Credo de la Iglesia latina en respuesta a la herejía del arrianismo, siglos después de la Composición del Credo Niceno-constantinopolitano. La Iglesia Oriental siempre protestó por esta inserción.

Como parte de la tradición latina, los reformadores [los iniciadores del Protestantismo en el siglo XVI, nota de ReL] heredaron el Credo con el Filioque y no lo consideraron problemático. Valorando a este viejo y venerable texto ecuménico cristiano, sugerimos que la traducción del original griego (sin el Filioque) se utilice, con la esperanza de que esto contribuya a la curación de las antiguas divisiones entre nuestras comunidades y nos permitan confesar juntos la fe del Concilio Ecuménico de Nicea (325) y el de Constantinopla (381).

El Credo niceno-constantinopolitano es una declaración doctrinal utilizada en la liturgia. El pueblo de Dios reza el Credo Niceno-Constantinopolitano y en esa oración su fe es moldeada por el Dios Trino. Un enfoque renovado en la redacción original del Credo Nicenoconstantinopolitano puede alentar una reflexión teológica renovada sobre la Trinidad y el papel del Espíritu Santo.

Además, ambos afirmamos que en nuestra doctrina trinitaria el Padre es la causa (αττiος) de la generación del Hijo y de la procedencia del Espíritu. Los ortodoxos entienden que el Filioque a menudo tenía la intención de subrayar la relación entre el Hijo y el el Espíritu y los luteranos son conscientes de que en la tradición ortodoxa el Espíritu se entiende a veces que procede (κκπορευόμενον) a través del Hijo.

Pablo J. Ginés
Fuente de esta noticia: https://www.religionenlibertad.com/mundo/455298586/luteranos-ortodoxos-acuerdo-filioque-lio-mundial-toledo-recaredo.html

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