Este lunes 22 de abril falleció, en la provincia de Tucumán, el mayor Jorge Manuel Vizoso Posse, oficial retirado del Ejército quien fue a Malvinas con la Compañía de Comandos 602. Por su desempeño fue condecorado con la Cruz “La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate”.

Uno de los más grandes héroes de Malvinas, el mayor (retirado) y Veterano de Guerra Jorge Manuel Vizoso Posse, falleció este lunes 22 de abril, en la provincia de Tucumán.

Su muerte sucedió a 42 años del Conflicto en el Atlántico Sur, donde el oficial dio muestras de arrojo, valentía y coraje.

Por su desempeño en Malvinas, fue merecedor de la más alta distinción otorgada por el país a través del Congreso: la Cruz “La Nación Argentina al Heroico Valor en Combate”, que solo la ostentan él y otros diecinueve efectivos de las Fuerzas Armadas.

La fuerte vocación por el Ejército de Vizoso Posse

Nacido en la provincia de Tucumán el 8 de marzo de 1951, Jorge Manuel Vizoso Posse pasó su cumpleaños número 19 a casi 1.400 kilómetros de su hogar. Para entonces se encontraba en las instalaciones del Colegio Militar de la Nación, en la localidad bonaerense de El Palomar, pues había cruzado el arco del emblemático instituto seis días antes con el objetivo de transformarse en oficial del Ejército Argentino.

Egresó cuatro años después, el 6 de diciembre del año 1974, como subteniente del arma de Infantería de la promoción 105 de esta casa de altos estudios de la Fuerza.

Ocho años después, y ya con el grado de teniente primero, el destino lo llevó a integrar la legendaria Compañía de Comandos 602, al mando del entonces mayor Aldo Rico.

 “Mi teniente primero, soy buen tirador”

Los Comandos convocados para integrar la 602 se reunieron en Campo de Mayo y, el 26 de mayo de 1982, tras una escala en Comodoro Rivadavia, llegaron a las Islas Malvinas. Arribaron pocos días después del desembarco británico en el archipiélago. Por entonces, este grupo de tropa de elite recuerdan que se combatía mucho y se descansaba poco.

De hecho, hacia el 9 de junio la Unidad había sufrido numerosas bajas, lo que obligó a Rico a reagrupar a sus hombres: el teniente primero Vizoso Posse -quien llegó a ser paracaidista, buzo y oficial de Estado Mayor del Ejército– fue reasignado junto al sargento Mario Antonio “Perro” Cisnero.

Ambos soldados no se conocían, pero los unía la misma bandera, el juramento de defenderla hasta, si fuera necesario, perder la vida, y un fuerte espíritu aguerrido.

Cisnero llevaba una ametralladora Mag. Sin embargo, como oficial superior, le correspondía a Vizoso Posse ser el apuntador. En palabras del oficial tucumano, ya entrados en confianza, el Sargento lo encaró: “Mi teniente primero, soy buen tirador ¿Por qué no me deja que yo siga siendo el apuntador?”.

La determinación del Perro lo llevó a aceptar su propuesta. “Ahí tuve una especie de intuición. Se habla siempre de la intuición de la mujer, pero los soldados muchas veces desarrollamos ese instinto que el hombre suele tener adormecido. Le vi una mirada… era un presentimiento, y le dejé mi arma. Él me dijo algo así como que nunca iba a olvidar ese gesto”, reconstruyó la escena Vizoso.

“El alerta rojo no llegó al escalón de apoyo que integrábamos Cisnero y yo”

El 9 de junio los ingleses bombardearon posiciones de varias unidades argentinas, como las de los Regimientos de Infantería 3 y 6; y del Batallón de Infantería de Marina 5. Además, la artillería enemiga intensificó el fuego sobre los Regimientos de Infantería 4 y 7.

Esa noche se montó una emboscada en el cerro Dos Hermanas, por lo que Vizoso y Cisnero se ubicaron en el segundo escalón del dispositivo, como apoyo.

Espalda contra espalda, cada uno atendía su sector de fuego. “Había luna llena y hacía mucho frío”, contó en una entrevista, en la que también relató que se encontraban a la izquierda de la emboscada, con la ametralladora. Además, recordó que, como la espera se les hizo larga, hablaron de sus familias e historias personales.

Cuando los ingleses aparecieron, lo hicieron por el lado derecho. En un diálogo que Vizoso mantuvo con DEF contó: “Su presencia había sido advertida por el escalón de seguridad del teniente Rivas, que estaba ahí; nosotros estábamos ubicados del otro lado. Mientras daban la voz de alarma, dejaron pasar la vanguardia inglesa compuesta por alrededor de 10 soldados, lo que indicaba que se trataba de una fuerza de entre 20 y 30 hombres. Por esas cosas de la guerra, el alerta rojo no llegó al escalón de apoyo que integrábamos Cisnero y yo”.

Fingir la muerte para no rendirse

El tucumano giró su cabeza hacia el sargento y fue testigo del momento en el que abrió fuego con la Mag. La respuesta no tardó en llegar: un cohete Law enemigo dio de lleno en su pecho. La onda expansiva provocó que Vizoso volara por los aires y cayera sobre las rocas. Aun aturdido, constató que Cisneros había muerto en combate.

Unas voces en inglés que se acercaban lo llevaron a reaccionar: para no rendirse y caer prisionero, Vizoso fingió estar muerto. Los ingleses se aproximaron, uno se ubicó detrás de Cisneros y otro detrás de él. El primero remató al sargento argentino. “El que estaba detrás de mí me remató con una ráfaga, me pegó una patada en la pierna derecha y me dio vuelta. Quedé mirando el cielo”, contó.

El milagro del Rosario

La ráfaga dirigida al oficial tucumano no logró matarlo: una cuenta del Rosario que llevaba en su cuello detuvo el proyectil.

En ese instante las tropas argentinas reaccionaron contra los efectivos ingleses, quienes, al ver que eran atacados, bajaron la colina. Mientras, Vizoso localizó su fusil, lo tomó y los agarró por atrás. Cayeron varios. Entonces, tomó otro cargador y siguió tirando contra los británicos.

“Sentí que me quemaba el hombro”, contó, al tiempo que agregó que sentía su sangre correr por su espalda, pecho y nuca.

Vizoso se replegó y llegó a la posición donde se encontraba el mayor Aldo Rico. Allí, el médico le advirtió que tenía una herida grande, pero no letal. Así que el oficial siguió combatiendo: “Cuando cesó la resistencia, Rico ordenó el repliegue”.

Ya en Puerto Argentino, el Comando entró a quirófano: el médico sacó el proyectil con la cuenta del Rosario fundida.

El recuerdo de Cisnero en un encuentro con DEF

En el año 2018 Jorge Manuel Vizoso Posse fue entrevistado por DEF luego de que los restos del sargento Mario “Perro” Cisnero fueran reconocidos en el Cementerio de Darwin.

En aquel encuentro, manifestó que, en la madrugada del 10 de junio, llegó a ver la muerte en los ojos del sargento: “Era como si se estuviera despidiendo. No sé cómo describirlo. Creo que lo sentíamos los dos”.

Y, sobre aquella helada noche, remarcó: “Nos habíamos puesto espalda contra espalda. Yo había tenido una experiencia en el volcán Lanín en la que murió un sargento congelado. Recordando eso, le recomendé darnos abrigo de esa forma. Le di un pedazo de chocolate que me habían dado en la casa del gobernador”.

Al saber que los restos de su compañero habían sido reconocidos, Vizoso Posse se puso muy feliz y se describió como un auténtico creyente en Dios y en su religión cristiana, católica y apostólica. “Imagínese que, a mí me salvó mi virgencita con el Rosario”, comentó a DEF, no sin antes contar que, al replegarse de aquella posición en la noche del 10 de junio, llegó a despedirse de Cisnero: “Chau Perro, hasta el encuentro con la eternidad”.