Apenas 24 horas después del ataque de Hamás a Israel, Etai Iam Rimer se presentó como voluntario para ayudar en lo que, a su entender, es la lucha por la defensa del Estado de Israel. La historia de Etai Iam Rimer y su compromiso con la solidaridad en tiempos de crisis refleja la resiliencia y la unidad que florecen en medio de desafíos sin precedentes, chocó de frente con la realidad: los soldados sionistas no tienen ni lo más básico para ir al campo de batalla contra el grupo terrorista Hamás.

Este residente de Kfar Truman, al sureste de Tel Aviv, pasó el día del ataque pegado a las noticias en la televisión y las redes sociales, viendo con asombro la escalada de violencia y las terribles imágenes que surgían. La angustia y el miedo de la población aumentaban a medida que se difundían historias de civiles masacrados y vídeos de secuestros.

Al despertar al día siguiente, Rimer sintió una profunda necesidad de hacer algo significativo. “No quiero pasar otro día así”, se dijo a sí mismo. Quería contribuir de manera tangible para ayudar a su país en un momento de necesidad apremiante, según cita el medio estadounidense NPR.

Su iniciativa comenzó con un viaje espontáneo al sur de Israel junto a amigos, llevando comida a las zonas más afectadas y entregando alimentos a personas que aún tenían miedo de abandonar sus hogares. En cuestión de días, lo que comenzó como un pequeño esfuerzo se convirtió en una gigantesca red de ayuda voluntaria con más de 4,000 miembros, según Rimer. Además, creó un grupo de WhatsApp que permitía a las personas desplazadas o afectadas por la guerra solicitar lo que necesitaban y ser emparejadas con generosos donantes.

Los solados israelíes dependen de la ayuda extranjera para tener lo esencial

Lo que hizo que esta iniciativa fuera aún más notable es que muchas de las solicitudes de ayuda provenían de familiares de soldados, quienes requerían equipo y suministros esenciales para sus seres queridos en la línea del frente.

Estas solicitudes abarcaban desde chalecos antibalas hasta protectores de rodillas, pasando por cascos, linternas y ropa interior. Rimer destacó que algunas de estas peticiones eran colosales, involucrando cientos de artículos para unidades completas.

Y es que, con el ataque de Hamás el 7 de octubre de 2023, el gobierno del ultraderechista Benjamin Netanyahu, convocó a cientos de miles de reservistas y todo parecería indicar que no tienen los equipamientos necesarios para todos ellos.

Después de que los medios israelíes comenzaron a informar sobre el tema , el Ministerio de Defensa emitió un comunicado diciendo que decenas de miles de artículos estaban en camino. Cascos, chalecos antibalas, rodilleras y más. También ha estado publicando fotografías de suministros que llegan del extranjero.

En el medio de esta polémica, la crítica al gobierno de Netanyahu crece como la espuma. No solo por la guerra, sino a pesar de ella: el conflicto, en realidad, le vino como anillo al dedo porque estaba a punto de perder el beneplácito del Parlamento Knéset, que estaba a punto de pedir su expulsión una vez más.

«Desafortunadamente, esta guerra nos ha demostrado que no sólo teníamos problemas en la parte de inteligencia del ejército, sino que también colapsaron muchos de los bastidores», dijo el ciudadano israelí Michal Geva, consultado por el mismo medio. «Desafortunadamente, diría todo». Está también apoyando las ayudas externas que llegan por el aeropuerto de Tel Aviv.

Dijo que normalmente las organizaciones civiles se meten «entre las grietas de lo que la infraestructura gubernamental puede proporcionar», pero en este caso esencialmente han asumido funciones gubernamentales. «Somos como su brazo extendido en lugar de ser al revés».

La organización voluntaria a la que pertenece Geva se formó, en realidad, de un movimiento de protesta que venía armando protestas contra el gobierno ultranacionalista religioso de Netanyahu.

Para Shir Shalom, que está de voluntaria con su familia en las instalaciones de Expo Tel Aviv, centro de acopio de donaciones, el hecho de que el gobierno no esté haciéndose cargo de estas logísticas, no es relevante porque el pueblo israelí «está acostumbrado a recuperarse».

Por ahora, está por verse si Netanyahu sobrevive políticamente a estos embates y al pésimo manejo de la crisis que desató el más severo error de seguridad nacional desde la guerra del Yom Kipur.